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Tribuna
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Memorias económicas y credibilidad electoral

Una importante novedad de estas elecciones, que está pasando bastante desapercibida, es que los dos grandes partidos han presentado sendas memorias económicas de sus programas electorales. En realidad, el PSOE anunció que haría una memoria económica cuando comenzó a elaborar el programa el pasado otoño, y el PP sólo terminó de reaccionar hace unos días, cuando los socialistas ya habían hecho públicos sus números, en vísperas del debate entre Solbes y Pizarro. Si comparamos ambas memorias económicas de una forma rápida, podemos llegar a la fácil conclusión de que la memoria económica del PSOE tiene mucho más detalle y es más rigurosa que la del PP. Por lo tanto, si el ejercicio pretendía ganar credibilidad entre los votantes, es el PSOE quien claramente ha presentado más méritos en esta cuestión. Explicaré aquí mis razones para tal afirmación.

En primer lugar, el PSOE basa su memoria en un escenario macroeconómico más realista que el PP, aunque parezca mentira. El primero pronostica un crecimiento del 3% durante toda la legislatura (cifra alta para la actual desaceleración, pero acorde con el potencial de nuestra economía y, por tanto, riguroso para una memoria económica). Mientras que el PP pasa de pronosticar un 2,6% en 2008 (consistente con su actual mensaje catastrofista) a vendernos un 3,9% en 2012 tras la hipotética victoria de Rajoy. La falta de explicaciones para tal suposición y la contradicción con su actual discurso apocalíptico restan a su escenario macroeconómico mucha credibilidad.

En segundo lugar, el PSOE presenta cifras para el Estado (sin entrar en los presupuestos de la Seguridad Social ni de las comunidades autónomas), mientras que el PP mezcla gastos del Estado (como los 1.500 millones prometidos para seguridad) con gastos de la Seguridad Social (como los 4.000 millones para pensiones mínimas). Los socialistas son mucho más serios y, por ejemplo, limitan su partida para pensiones mínimas a los 1.200 millones acumulados que el Estado habrá de abonar adicionalmente a la Seguridad Social para cumplir sus promesas.

Lo más llamativo de la memoria económica del programa del PP es que olvida hablar del coste de sus propuestas fiscales

En tercer lugar, el PSOE presenta un detalle anual de sus cifras que el PP esquiva. Así, el PSOE afirma que se gastará 22.200 millones adicionales con su programa (un 55% del superávit esperado de 40.000 millones), frente a los 11.300 millones presentados por el PP. La diferencia es que el PSOE dio cifras para el conjunto del periodo 2009-2012, y el PP sólo para el último año 2012 (en el que el PSOE gastará 8.400 millones). Por tanto, lo que a priori se vendió como un PP menos gastador, implica en realidad lo contrario. Con los datos presentados por el PP, sólo en el último año de la legislatura se gastarán la mitad de lo que el PSOE planea gastarse en 4 años, y eliminarán por completo el superávit esperado del Estado.

En cuarto lugar, el PSOE también detalla las partidas más importantes de su programa, mientras que el PP elude ese detalle. Así, el PSOE ordena sus cifras en tres grandes epígrafes, y nueve subepígrafes, al tiempo que explica en el texto las promesas contenidas en cada uno de ellos. Eso nos permite conocer que las promesas sobre Empleo y Bienestar (activación, escuelas infantiles, vivienda, dependencia, sanidad, pensiones, etc.) costarán 11.500 millones; que las promesas sobre Modernización y Progreso Sostenible (inversiones nuevas en capital físico, humano, tecnológico, ciencia y lucha contra el cambio climático) costarán 6.150 millones adicionales; y que las promesas sobre Libertad, Convivencia y Cooperación al Desarrollo costarán 3.500 millones más.

Por el contrario, el PP ofrece un desglose de muy pocas partidas y sólo para el último año. Afirma que gastará 1.500 millones en justicia y seguridad, 4.000 en pensiones mínimas, 3.000 en conciliación, 800 en escuelas bilingües y 2.000 en políticas de bienestar social, pero no aclara cuánto de esos grandes gastos se debe a un esfuerzo especial de su programa y cuánto al mantenimiento del gasto tendencial de políticas existentes (que en realidad es la mayoría).

Finalmente, lo peor de todo es que el PP olvida dar cuenta de alguna de sus promesas más espectaculares. Así le ocurre con su propuesta de plantar 500 millones de árboles. Si al PSOE plantar 45 millones le costaba 95 millones, al PP su promesa le supondría 1.000 millones, que olvida incluir en su memoria. Pero lo más llamativo es que el PP olvida hablar del coste de su propuesta fiscal.

Mientras que el PSOE resta a los ingresos esperados los 8.000 millones de coste de sus propuestas fiscales (y se guarda 950 millones para posibles nuevas ofertas de campaña), el PP hace un silencio inexplicable sobre el descenso de ingresos que provocará su reforma. Como han calculado varios expertos, según como se apliquen los anuncios del PP en el IRPF y para las madres trabajadoras, el coste podría estar entre los 15.000 y los 30.000 millones de euros. Sin embargo, Juan Costa afirmó en su rueda de prensa que no había incluido ninguna cifra porque 'los beneficios de la reforma superarían a los costes'. Su confianza en la curva de Laffer parece excesiva, y desde luego, la excusa para excluir los costes de la memoria es insólita.

Resulta pues evidente que el PSOE ha hecho mejor este ejercicio que el PP, y por tanto ha dado un baño más grueso de credibilidad a su programa. En todo caso, ambos tendrán ocasión de mejorar en el futuro, ya que la presentación de memorias económicas debería convertirse en una obligación para programas sucesivos. Así se fortalecerá la credibilidad de los partidos políticos y se reforzará la democracia al facilitar la rendición de cuentas ante los electores.

Carlos Mulas-Granados Profesor titular de economía aplicada de la UCM

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