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Columna
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Crudo en máximos frente a dólar en mínimos

El reciente máximo histórico de los precios del petróleo ha sido una consecuencia de la depreciación de la moneda estadounidense, según el autor, que analiza las consecuencias de un crudo en máximos frente a un dólar en mínimos

¿Alguien duda de su relación? Es fácil solucionarlo. Tan fácil como calcular la correlación en diferentes periodos de tiempo entre los precios del crudo en dólares y la evolución del tipo de cambio del euro. Al final, correlaciones significativas que llegan a superar en algún momento el 90%. Sí, están relacionados. Pero, como hemos visto, la magnitud de esta relación puede fluctuar a lo largo del tiempo. Otro tema diferente es encontrar cuál es la dirección de esta relación: unos precios del crudo al alza que llevan a un descenso del dólar; quizás lo opuesto. Mi opinión es que el reciente máximo histórico (nominal) de los precios del petróleo ha sido una consecuencia de la depreciación de la moneda norteamericana. Y creo que aún no hemos visto el suelo del dólar. Además, hay otras razones para esperar que el precio del petróleo pueda mantenerse alto a corto plazo. No son buenas noticias.

Las reacciones ante el nuevo máximo histórico del euro (frente al dólar) no se han hecho esperar. Por un lado, el ministro de Economía alemán ha considerado que una subida sostenida o rápida del euro puede herir las exportaciones europeas. Claro que también ha matizado que la calidad de las exportaciones alemanas es un colchón frente a la apreciación de la moneda europea. Siguiendo en Alemania, la patronal de empresas exportadoras BGA ha confirmado su previsión para la evolución del euro entre 1,40 y 1,535 dólares. 'No hay razones para el pánico, pero es evidente que la apreciación del euro crea más dificultades para las empresas'. Bien, parece que no somos los únicos en esperar una moneda europea más fuerte a corto plazo.

Mientras, Almunia centra su preocupación en la volatilidad en el mercado de divisas. 'El nivel del euro es simplemente reflejo de la oferta y de la demanda'. Claro, siempre lo es. Nada que objetar. ¿Y las autoridades norteamericanas? Por un lado, Paulson no se cansa de defender una política del 'dólar fuerte'. Por otro, ya es habitual escuchar, incluso dentro de la Fed, cómo la caída del dólar supone un balón de oxígeno para la economía norteamericana en un momento de debilidad de la demanda doméstica. Y sin olvidarnos del descuento que supone para que los inversores compren activos financieros norteamericanos. Pese a su reciente moderación, el déficit por cuenta corriente americano supone algo más del 5% de su PIB. Mucho dinero, especialmente con mercados tan estrechos como los actuales.

La apreciación del euro apenas 'ha compensado' la mitad de la subida de los precios del petróleo desde finales de 2006

¿A quién le preocupa un euro más fuerte? Más aún, ¿cómo rechazar la subida del euro cuando nos protege frente a las subidas de los precios de las materias primas? Recuerden la creciente preocupación del BCE sobre la inflación. Pero, ¿cuál es el límite en este círculo vicioso? Un dólar a la baja que impulsa al alza los precios de las materias primas. Una subida de los precios de las materias primas que facilita una nueva caída de la moneda norteamericana. Por de pronto, debemos considerar cómo la apreciación del euro apenas ha compensado la mitad de la subida de los precios del crudo desde finales de 2006.

Generalizando este comportamiento al resto de las materias primas, esto explica por qué los precios de importación en Alemania han crecido a tasas cercanas al 6% en enero. Claro que los mismos precios en el caso de la economía norteamericana han crecido a tasas del 14% anual. Malas noticias para los bancos centrales a nivel mundial. Aunque siempre cabe la posibilidad de pensar que estamos ante un proceso coyuntural de subida de los precios externos.

Pero la espiral al alza de los precios de las materias primas, especialmente petróleo y alimentos, cada vez parece más estructural y menos coyuntural. Lo hemos comprobado en los últimos meses, cuando la revisión a la baja de las expectativas para el crecimiento mundial ha sido compatible con nuevas subidas de los precios externos. Algunos lo relacionan con el aumento de la renta per cápita en muchos países en desarrollo. Otros, entre los que me incluyo, simplemente valoran la necesidad de diversificar su cartera por los inversores internacionales. Los riesgos geopolíticos, en el caso del crudo, o la demanda de biocombustibles, para los productos agrícolas, serían factores que justifican unas primas elevadas sobre los precios de equilibrio de ambos activos. Pero es que, en un proceso que se retroalimenta, precios de materias primas más altos a su vez llevan a precios de equilibrio más elevados. Esto ha sido evidente en el caso del crudo y los metales industriales.

¿Miedo a la inflación en este escenario? Sin duda, en el caso del BCE. Pero menor, bajo otro tipo de prioridades, para la Fed. La consecuencia, en términos de expectativas para los inversores, es un mayor diferencial en el futuro de los tipos de interés oficiales entre ambas monedas. Y los mercados se nutren de expectativas. Especialmente los de divisas.

José Luis Martínez Campuzano Estratega de Citi en España

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