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Secretos de despacho

El rincón de Francis Montesinos

El diseñador valenciano diferencia su puesto de trabajo y el de creación

Para llegar al despacho de Francis Montesinos hay que adentrarse entre los pasillos repletos de telas de una casa señorial del barrio de Xerea, en Valencia. En un momento, a la izquierda aparece una alargada estancia que preside al final una mesa, dos altos taburetes, rodeados de maniquíes, montones de telas, esbozos, proyectos... Es el pequeño caos del rincón de Francis Montesinos. No es tanto un despacho como un lugar de trabajo. Pero con una matización. Para el diseñador aquí viene a hacer la parte dura, por decirlo de alguna manera. 'La creación no es una cuestión de horarios', explica.

En el estudio de Francis Montesinos trabajan unas 10 personas, que tienen sus espacios básicamente en el gran salón de esta casa, con ventanas a la calle. Allí es también donde se atiende a los clientes de alta costura, y, apenas retirada unos pocos metros del meollo de la actividad, una mesa sirve para hacer las reuniones de trabajo, que no suelen tener lugar en el despacho de Francis. 'Este es mi rincón, y aunque siempre estoy disponible y la puerta no se cierra nunca, prefiero que aquí me molesten lo menos posible', señala el diseñador, quien, en el momento de la entrevista, ultima los detalles de la colección que, basada en la Fórmula 1, presentó esta pasada semana en Cibeles.

Ese espacio del estudio de Montesinos, como él mismo se encarga de recordar, 'no lo ha visto mucha gente'. Pese a que la hospitalidad del diseñador es muy conocida, con el tiempo ha aumentado su espacio de intimidad, pese a que aún muchos amigos pasan por su despacho para saludarle.

De muchas de esas amistades son las fotos que cuelgan con cierto desorden estudiado en uno de los lados de la mesa de trabajo. Pero no son fotos enmarcadas. Son como retazos de recuerdos del momento, que pueden taparse parcialmente con otros más recientes. Y todo tiene una explicación para el diseñador que se entronca con la idea del principio. 'Este es un sitio de trabajo. Es agradable tener detalles personales, pero lo realmente importante, lo realmente personal está en mi casa', explica. Uno de los elementos que más contento le tiene últimamente es que, precisamente, ya ha conseguido instalar toda su biblioteca en su casa, '¡por fin!'. Entre las muchas cosas que se pueden encontrar por su mesa y alrededores, alguna imagen de la Mare de Déu dels Desemparats, la patrona de Valencia. 'No soy nada religioso, pero me encanta toda esa iconografía', explica, dando pistas al profano de su estilo tan característico.

Lo que ahora se amontona en los estantes son dossieres de nuevos o antiguos proyectos, recuerdos de algunos otros o materiales para los próximos. En realidad, para Francis Montesinos sólo hay un par de cosas que realmente sí estima entre todo su despacho. Por un lado, la mesa, un tablero de ébano procedente de una puerta que él, hace 35 años, convirtió en su mesa de trabajo y que le ha acompañado en toda su trayectoria. El otro, el perchero del que cuelgan las piezas que considera marcan toda su trayectoria. Allí están 30 años de trabajo. 'Son mis fetiches', explica con una sonrisa, el diseñador.

A Montesinos le gusta trabajar entre casi una penumbra. Pese a que tiene una ventana al lado de la mesa que da al patio interior del edificio, que es todo un jardín, el diseñador siempre tiene alguna luz artificial encendida. 'Por una parte, me gusta la luz natural del Mediterráneo, algo que creo que se ha reflejado mucho en mis colecciones, pero por otra me gusta esa intimidad que da esa ligera penumbra para trabajar', explica.

Francis Montesinos es más que un diseñador de ropa. Desde hace tiempo que ha lanzado su marca como licencia para muchos productos y piensa que ese es un buen camino. 'Se nos está quedando pequeño esto...', lamenta el diseñador, que estudia ya un posible traslado a alguna zona industrial. 'Aunque no sé si yo podría sobrevivir fuera del centro de la ciudad... Es mi barrio, mi vida', sonríe cómplice. No en vano, su primer estudio, en pleno barrio del Carmen de Valencia, aún es recordado por muchos pese a que hace décadas que lo dejó.

Una de las paredes del rincón de Francis Montesinos la ocupa una especie de inmenso panel de anuncios. 'Ahí está toda la colección en la que estoy trabajando en ese momento', explica. Por filas aparecen desde los bocetos hasta los tejidos de muestra. Esta forma de trabajar la aplica a rajatabla el diseñador, que si bien puede ser caótico en algunos aspectos, en este en concreto es maniático y metódico. 'Tener todo colocado así, cada detalle que influye en la colección desde el primer momento de creación hasta la confección, te permite ver en qué momento te encuentras de tu trabajo con una simple mirada y además te haces una idea de conjunto, de si la colección completa es coherente', señala el diseñador.

Parece un sistema muy tradicional y lo es. No implica eso que el ordenador no esté presente en su despacho, pero Montesinos se reconoce 'muy poco de máquinas'. Las 'hojas de producto', folios en los que aparece hasta el más mínimo detalle de una prenda, siguen siendo de papel, con su trocito de tela cosido o los estampados añadidos a mano.

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