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Directivos

La ex presidenta de Irlanda critica el fenómeno de la deslocalización

Mary Robinson anima a los directivos a cuidar las condiciones laborales

El concepto está claro. Las empresas deben apostar porque las condiciones laborales de su fuerza de trabajo sean óptimas y respetuosas con la Declaración de Derechos Humanos. Así lo manifestó esta semana en Madrid la ex presidenta de Irlanda, Mary Robinson, durante la conferencia sobre La empresa frente a la globalización ética, que ofreció a empresarios y directivos organizada por la escuela de negocios Esic, la firma de servicios profesionales PricewaterhouseCoopers y el diario CincoDías. 'Es necesario proteger a las poblaciones de cualquier violación de los derechos humanos, incluidas las de las empresas. Hay que evaluar cuál es la responsabilidad justa', afirmó Robinson, nacida en 1944 en Ballina (Irlanda). Es deber de las compañías respetar, proteger y acatar estos principios, 'e ir más allá para no hacer daño'. Pero, en su opinión, la tarea más difícil es saber evaluar la responsabilidad. Y ésta es una de los trabajos a los que ella se está dedicando en este tiempo. 'En el último año, recibí la invitación traumática de convertirme en una anciana sabia. Me uní a un grupo de mayores, invitada por Nelson Mandela y su esposa, y el creador de los microcréditos Muhammad Yunus'.

En un principio, le sorprendió la iniciativa de poder alzarse como autoridad en este tipo de temas, pero más tarde lo consideró. 'No estaba de más convertirse en una voz moral, como sucede con las tribus'. Durante el próximo mes de diciembre, este grupo de expertos abordará el tema del trabajo justo. 'Hay compañías que están haciendo un ejercicio de responsabilidad con organizaciones no gubernamentales. Unilever ha analizado su cadena de valor y cómo podría cambiar su sistema de distribución para mejorar el trabajo local en algunos países', señaló Robinson. Dentro del sector privado se pude ser líder y guiar este tipo de iniciativas.

Mary Robinson es licenciada en Derecho y en 1990 se convirtió en la primera mujer que alcanzó la presidencia de Irlanda, cargo que ocupó hasta 1997. Durante su mandato destacó por su papel en defensa de los derechos humanos. Fue el primer jefe de Estado que visitó Ruanda después del genocidio y durante su estancia en este país se reunió con representantes de distintas organizaciones, así como con observadores de derechos humanos de las Naciones Unidas. Viajó a Somalia tras la crisis de 1992 y apoyó la creación del Tribunal Penal Internacional. En 1997, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, anunció su designación como Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, cargo que desempeñó hasta 2002. Ahora vive en Nueva York, donde trabaja como profesora en la Universidad de Columbia, tarea que compagina con la docencia en Universidad de Pretoria (Sudáfrica).

Durante su intervención en Madrid, aseguró que siempre se ha sentido atraída por la influyente figura de Eleanor Roosevelt, esposa del que fuera presidente Franklin Roosevelt. 'Después de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948, se preguntó dónde importan más los derechos humanos. Sin duda, en los lugares que están cerca de casa, en sitios que no se pueden encontrar en un mapa', afirmó la ponente. De acuerdo con esta idea, manifestó que 'los lugares pequeños también se encuentran también en los consejos de administración'.

En cuanto a las pequeñas y medianas empresas, aseguró que es necesario que se ayude con herramientas y guías a este tipo de organizaciones al cumplimiento de estos principios. 'Me interesa cómo es el trabajo justo, dónde tienen que jugar un papel importante los representantes sindicales, que también han de ser responsables'. Y agregó que 'debe haber un suelo social, acceso a la educación, a la sanidad y un reconocimiento de los derechos de los trabajadores. La mano de obra barata no es una forma sostenible de contribuir a la riqueza social'.

'Hay que apostar por el trabajo justo'

¿Podría definir qué es el trabajo justo?Creo que es un concepto que ha dibujado muy bien la Organización Nacional del Trabajo, con principios y normas del trabajo, sobre todo referente a los niños y las malas condiciones laborales. Pero hay países donde no existe libertad para que haya sindicatos y, por tanto, unas condiciones de trabajo dignas. Hay que apostar por el trabajo justo.¿Las empresas son conscientes de que las condiciones laborales forman parte de la responsabilidad social corporativa?Diría que sí porque hay cada vez más organizaciones que se toman en serio la responsabilidad social corporativa. La idea más novedosa es que las grandes corporaciones, que están haciendo negocios en países pobres en desarrollo están incrementando las oportunidades de trabajo locales. La pregunta es si enmarcamos esto como responsabilidad corporativa porque ofrece una oportunidad de trabajo vitales para combatir la pobreza. En el Norte de África, el 50% de la población está por debajo de los 25 años. Los gobiernos tienen responsabilidad, pero el sector privado puede ayudar a mejorar las condiciones laborales y no sólo a generar empleo.Las empresas van a países donde pueden hacer negocio, no a lugares que necesitan ayuda.Cada vez hay más empresas que están enfocando su relación con los países más a largo plazo. Por ejemplo, Unilever está en Indonesia y en Sudáfrica, y está interesado en temas como sostenibilidad medioambiental, pero deberían estar más interesados en la sostenibilidad humana.

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