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Columna
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Incentivos fiscales, ¿condición necesaria?

Se me agolpan las cuestiones cuando observo la continuidad en las caídas de las Bolsas. De hecho, la virulencia de los recortes y la facilidad con que se rompen importantes soportes técnicos generan preguntas cuyas respuestas comienzan a dar miedo. Como una bola de nieve dispuesta a seguir comiéndose riqueza creada en los últimos cinco años. Caen las Bolsas, pese a todo. Y en este todo incluyo ahora también el reciente anuncio de incentivos fiscales por parte del presidente estadounidense, George Bush. Nada menos que una inyección de liquidez de entre 140.000 y 150.000 millones de dólares a través de recortes de impuestos para las familias e incentivos fiscales para las empresas. Suficiente, según el Gobierno norteamericano, para crear más de 500.000 nuevos puestos de trabajo. Todo apunta a que lo van a necesitar. Es más: que todos lo vamos a necesitar.

Pero, ¿llegará muy tarde? El presidente de la Fed se mostró a favor en su última comparecencia ante el Comité de Presupuestos de este paquete de incentivos fiscales. Con dos condiciones: que su implementación fuera rápida y temporal. A 10 meses de las elecciones presidenciales, las primeras voces desde el Partido Demócrata se han mostrado también a favor de las medidas. Pero con retoques sobre el plan expuesto por el presidente Bush, como centrar las ayudas fiscales a las familias de renta baja y media, aumentar las partidas de subsidio de desempleo e incluso unirlas a apoyos a los Estados que más se estén viendo perjudicados por la pérdida de recaudación que supone la desaceleración de la economía. Que podría suponer en un futuro una recesión económica, si finalmente ocurre.

Pero es que poco a poco aumenta el riesgo de que éste sea el escenario más probable al que nos enfrentamos en los próximos meses. Reconozco que éste no era nuestro escenario una semana atrás. De hecho, aún consideramos que la economía norteamericana puede crecer un 1,6%. Pero esta cifra ya supone una revisión a la baja de nuestra previsión de crecimiento inicial del 2,3%. Además, partimos de que será inevitable que el crecimiento norteamericano baje en los primeros meses de 2008. No es recesión. Mejor, un crecimiento débil que puede prolongarse hasta final de año. Y esto bajo una mejora apreciable de las condiciones financieras actuales. Esto sí que es una condición necesaria. Pero me temo que ya no es suficiente.

Aún consideramos que la economía de EE UU puede crecer un 1,6%. No es recesión

Nosotros esperamos que la Fed baje sus tipos de interés en 175 puntos básicos en los próximos cuatro meses. Sin duda, será una contribución importante para superar la crisis financiera actual. También para limitar el riesgo de la crisis económica que en estos momentos nos atenaza. Si se producen. Y es que no estoy seguro de que el presidente de la Fed valorara esta magnitud de recortes cuando aludió hace dos semanas a un futuro descenso 'sustancial' de los tipos de interés oficiales. ¿Tienen tanto margen ante los elevados niveles actuales de inflación? Seguro que sí. Pero ésta es mi opinión. Una opinión que probablemente algunos miembros de la Fed no parecen compartir, considerando sus recientes comentarios.

Incluso hemos escuchado al alguno advertir sobre el riesgo inflacionista de la caída del dólar, cuando nosotros esperamos que el sector exterior aporte 0,7 puntos en el crecimiento de 2008.

Por no hablar del discurso del Banco Central Europeo de riesgos inflacionistas, lógico dado su mandato pero confuso ante la gravedad de la situación actual de los mercados. Sin duda, un mensaje ambiguo el mantenido por los bancos centrales que en estos momentos resulta claramente confuso para unos inversores que se ven derrotados por los acontecimientos.

Volcker rechazaba hace poco que la Fed pueda dominar la situación actual, considerando 'la acumulación de burbujas que se han creado en los últimos 10 años'. Es debatible, aunque la evolución reciente de las Bolsas deja pocas dudas sobre un crac que sigue a otra crisis en los mercados de crédito iniciada en agosto (pero no finalizada).

Y que se encuadra en otra crisis en el mercado residencial, aunque por el momento centrada en Estados Unidos en un ajuste de edificación y no de precios. Tipos de interés a la baja e incentivos fiscales. Medidas importantes, pero insuficientes dado ya el tamaño del ajuste en los mercados. Probablemente también habrá mayor coordinación internacional para enfrentarse a un problema, que es mundial. ¿Cambios regulatorios? Veremos.

José Luis Martínez Campuzano Estratega de Citi en España

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