Periodo de reflexión
Los números rojos no dejan de teñir los índices de las volátiles Bolsas. De nuevo. En agosto se empezó a descubrir parcialmente el agujero que en el mercado crediticio estaban haciendo las hipotecas subprime y los inversores entraron en pánico. Las fórmulas matemáticas que guían los hedge funds se vieron incapaces de despejar todas las equis. Pero en un alarde de optimismo y confianza en el efecto balsámico que la cura monetaria de la Reserva Federal, los mercados repuntaron.
Ahora, arrastrados por las pérdidas de los bancos, sobre todo, los índices vuelven a mostrar abultadas pérdidas.
Aún hay demasiadas preguntas sin respuestas. A la vista de las cuentas de la banca, una de ellas es ¿cómo valorar un activo cuando el mercado para éstos está seco? (caso de los CDO o los SIV, vehículos estructurados de inversión).
Hay más preguntas que llevan al necesario periodo de reflexión.
'El actual momento de los mercados obliga a meditar sobre los fallos en las gestiones de riesgos y en las oportunidades por mejorar', explica Tanya Azarchs, analista de Stantard & Poor's. Esta agencia de crédito, en la que también hay mucho que reflexionar, organiza el martes una conferencia en Nueva York sobre Banca en la que invita a sus participantes a sacar las lecciones que hasta ahora se puedan de la crisis.
A nivel popular hay una propuesta muy práctica basada en años de historia. 'No comprar lo que no se entiende y verificar el escenario en el que uno se mueve'. En el caso de los productos de inversión que ahora están la picota el problema no ha sido solo la complejidad sino también la opacidad lo que impidió el análisis.
El presidente de la Fed lo explicaba el jueves en el Congreso. 'Por que muchos inversores no han desarrollado la capacidad de hacer evaluaciones independientes de estos productos complejos, la pérdida de confianza en los ratings de crédito, junto con la incertidumbre sobre el mercado de la vivienda en el que se basan la mayoría de ellos ha dado lugar a una fuerte caída de demanda de estos productos', decía Ben Bernanke. Y de aquellos polvos estos lodos. El mercado del crédito no termina de levantar cabeza.
Lo curioso es que hasta que estalló la crisis se había visto a estos CDO, en los que se troceaba el riesgo hipotecario, como una buena innovación que permitía repartir el riesgo. La teoría predicaba que así los mercados serían más estables. La fisura de la teoría se presentó cuando se permitió que el sistema premiara la cantidad sobre la calidad y los CDO contaran con créditos insostenibles. Otra fisura: debido a la opacidad nadie sabe quién tiene más riesgo. Ante la duda nadie se mueve.
Al final, la teoría de la estabilidad hace aguas.
Bernanke mantiene el optimismo y siguiendo la máxima de que lo que no mata le hace a uno más fuerte dijo que lo que está pasando 'puede llevarnos a un sistema financiero más sano en el medio y largo plazo'.
Uno de sus colegas en la Fed, el gobernador Kevin Warsh, decía en un reciente discurso que sospecha que muchos 'productos estructurados serán sustancialmente modificados y otros morirán'. Warsh, sin embargo, no es tan optimista y expresaba dudas sobre la memoria humana. 'Al final, una mejora del proceso de como creamos, unimos, distribuimos y estimamos el riesgo no será olvidada'. 'Al menos, no por un ciclo'.