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Tribuna
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El miedo es libre

Decía Franklin Roosevelt el 4 de marzo de 1933, en su primer discurso inaugural como presidente, que 'cualquier acción que pudiese amenazar y debilitar la confianza de los negocios era capaz de impedir, mientras prevaleciera, toda acción pública a favor de la recuperación'. La situación era obviamente distinta a la actual, pero el fundamento no. Y es que la confianza es algo muy importante para cualquier sistema económico-financiero.

Llevamos un verano de turbulencias financieras, cuyas causas se intentan achacar a los préstamos de baja calidad concedidos por entidades financieras de segunda fila en los Estados Unidos. La gente se pregunta cómo es posible que hace dos meses hubiera toda la liquidez del mundo para comprar casi cualquier cosa, y ahora parece que nadie tiene dinero, y que se necesita que los bancos centrales inyecten liquidez para evitar que quiebren los bancos.

En el mes de agosto no se han detectado movimientos diferentes de los habituales en los mercados de dinero, siendo muy poco conocidas para el gran público las entidades afectadas por la situación, mientras que banqueros y empresarios han declarado que esto de la crisis no va con ellos. De hecho, Emilio Botín, probablemente el último 'banquero de raza' que nos queda en la piel de toro, y al que no creo que se le pueda tildar de frívolo en estas cuestiones, ha dejado claro que espera ver crecer sus beneficios un 15% en el año 2007, y acaba de decir que desea tener cerrada la compra de ABN Amro en unos veinte días.

La liquidez está ahí, es decir, quien es solvente y tiene sus cuentas saneadas no tiene problemas para conseguir el dinero que precisa

El Santander necesita casi veinte mil millones de euros para cubrir su parte de la operación, y no parece que vaya a tener ningún problema de liquidez. Por tanto, la liquidez está ahí, es decir, quien es solvente y tiene sus cuentas saneadas no tiene problemas para conseguir el dinero que precisa. A principios de agosto, sin embargo, había 49 entidades que tenían problemas para conseguir liquidez en el mercado interbancario, y eso se consideraba una gran crisis. Nada se decía de las otras cinco mil que operan en ese mercado y que no tiene problemas. En los años noventa, entidades como Ibercorp, Banco Europeo de Finanzas o Credipas, tenían problemas para conseguir cubrir sus posiciones en el interbancario, y al final, lo que pasaba era que su activo no era bueno, y hubo que sanearlas o cerrarlas. Por tanto, lo que ocurre no es un problema de liquidez, sino un problema de retraimiento ante la posibilidad de que los prestatarios no sean de calidad, tal y como ha ocurrido siempre a lo largo de la historia.

Desde 1996 hasta 2005, los precios de las viviendas crecieron en España un 185%. Ante la imposibilidad de que la renta disponible de los sufridos ciudadanos fuera capaz de cubrir las cuotas de amortización de las hipotecas, se produjo una 'tácita' alianza entre banqueros e inmobiliarios, que hizo que se ampliara el plazo de los préstamos hasta treinta, cuarenta e incluso cincuenta años, aprovechando unos tipos de interés anormalmente bajos. Y se concedieron préstamos a casi cualquiera, simplemente con que hubiera un inmueble como garantía.

Y nos encontramos ante una situación en la que la subida de tipos ha limitado notablemente la capacidad de una sociedad que se ha endeudado al límite, lo cual restringe la liquidez y disminuye el consumo, y en estas circunstancias, los centenares de miles de viviendas que estaban acostumbradas a vender las inmobiliarias, dejan de venderse, y el crédito promotor bancario ve peligrar los préstamos otorgados a las constructoras, y no solamente para construir casas, sino para comprarse Repsol, Iberdrola, Eiffage, Gecina, etc.

De todos es sabido el efecto de creación de dinero que tienen los depósitos bancarios. Cuanto más créditos se dan, más liquidez hay en el sistema, y con esa liquidez, se dan más créditos y así sucesivamente. Y todo se basa en la confianza de los agentes económicos en que el sistema funciona, y en que todo va a ir hacia arriba en un futuro. La simple desconfianza paraliza el sistema y provoca un retraimiento del dinero, que es de las cosas más cobardes del mundo. Si el dinero regresa a sus cuarteles de invierno, se producirá un 'parón' económico que sólo nos traerá problemas a todos.

Hemos de tener en cuenta que en España, y al contrario que en los países anglosajones, los bancos suelen afianzar bastante bien sus operaciones hipotecarias, y no están en absoluto en peligro. Tenemos un regulador muy serio, y el sistema financiero español goza de muy buena salud. Y entonces… ¿por qué bajan los bancos en Bolsa? La respuesta es que la mayor parte del capital de los bancos españoles está en manos de fondos de inversión americanos, los cuales sí que están sufriendo la cancelación de posiciones de partícipes, y se ven obligados a vender. Sinceramente, en los niveles actuales, comprar bancos a PER 10, cuando seguro que ganan más que el año pasado, es probablemente una apuesta más segura que comprar bonos del Estado.

Pero, insisto, el dinero es cobarde, y la cultura financiera un activo bastante escaso. Cuando Northern Rock dice que necesita liquidez por la crisis actual, automáticamente baja en Bolsa un 75%, y los clientes hacen largas colas para sacar todo su dinero del banco. Y es que las crisis de confianza son las más difíciles de vencer. Roosevelt no consiguió reflotar Estados Unidos con su política de New Deal, y tuvo que ser la Segunda Guerra Mundial la que sacara a los americanos de la depresión. Así que, dejemos el electoralismo barato, y pensemos que la España económica es una labor de todos, y que insuflar pesimismo para frenar lo que hasta ahora ha sido una historia de éxito, es algo próximo a lo que los juristas denominan un delito 'de lesa patria'. Una vez que el carro se para, es muy difícil volver a ponerlo en marcha.

Miguel Córdoba. Profesor de la Universidad CEU-San Pablo

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