Julio Alcaide asegura que la inmigración agrava el desequilibrio poblacional
La inmigración está potenciando un desequilibrio territorial de la población en España que ya es, de por sí, alarmante. Es la percepción del profesor Julio Alcaide Inchausti, economista y considerado como el padre de la Estadística en España.
Según Alcaide, 'es preocupante que la población inmigrante elija para su asentamiento las regiones más desarrolladas porque así contribuye a un mayor desequilibrio con los territorios menos favorecidos'. Así, las provincias de Madrid, Barcelona, Alicante, Valencia, Murcia y Málaga siguen engordando la desigualdad en un territorio como el español, donde existen 'ciudades como Soria o Teruel, con tasas de densidad propias de un país subdesarrollado', afirma Alcaide.
Como se recoge en su trabajo Evolución de la población española en el siglo XX por provincias y comunidades autónomas, hecho público ayer por la Fundación BBVA, los movimientos migratorios internos que dieron lugar a este desequilibrio responden fundamentalmente al desarrollo industrial y turístico posterior. El problema es que, lejos de corregirse, esta situación ha empeorado con la actual inmigración, 'que se vuelca fundamentalmente sobre las regiones más prósperas y pobladas'.
Este fenómeno inmigratorio, gracias al cual España ha podido 'cubrir la insuficiencia de nacimientos que se produjeron a partir de los años 1980', tiende a recomponer 'el equilibrio necesario para el futuro de España' pero hace afrontar 'el serio problema de la integración que los políticos tienen que solucionar', alerta. Así, Alcaide destaca que 'la tendencia actual a la creación de guetos es el peor servicio que se puede prestar a una sociedad heterogénea cuya viabilidad futura dependerá exclusivamente de la capacidad de integración de las distintas razas, culturas y religiones'. En su estudio, recuerda que entre 1955 y 1965, 964.916 españoles abandonaron España en busca de mejores condiciones de vida.
La picaresca de 700.000 censados
El trabajo dirigido por Julio Alcaide ha permitido corregir el error histórico que, en su opinión, desde entonces ha venido arrastrando el dato censal inmediatamente posterior a la Guerra Civil española, que registraba en 1940 un total de 26 millones residentes.Su estudio reduce ahora la cifra hasta los 25,3 millones de registros. La causa de esta diferencia de 727.695 personas se encontraría, entre otras, en el sobrerregistro y la picaresca de la duplicación censal que propiciaron en aquellos tiempos posteriores a la guerra las cartillas de racionamiento.