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Columna
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La escalada de los precios del crudo

Los precios del petróleo han experimentado en los últimos días una escalada que los ha acercado a los niveles máximos de agosto del año pasado. El autor analiza las causas de esta subida, así como los efectos que ésta tiene para el crecimiento económico y la inflación

Sí, de tanto repetir por los bancos centrales que el crudo es uno de los riesgos más serios para la inflación a medio plazo, su reciente subida probablemente ha tenido algo que ver con la inestabilidad observada en la deuda. Pero su efecto final no se puede considerar de otra forma que contradictorio: ha favorecido la subida de los tipos de interés de largo plazo, pero sólo de los tipos de interés reales. De hecho, las expectativas de inflación apenas se han visto afectadas por la renovada escalada de los precios del crudo. Y es que, al menos por el momento, su impacto en la inflación de contado ha sido muy limitado.

Esto contrasta con los resultados de un reciente estudio del FMI: un aumento, inducido por la oferta, del 100% en los precios del crudo supondrá un descenso del crecimiento mundial de 1,4% y un aumento en paralelo de la inflación por 1,5 puntos. Quizás por la experiencia reciente, pocos son lo que esperan que la inflación de los países desarrollados se acelere de forma consistente en los próximos meses de la mano de una subida de los precios del crudo. Es más, la mayoría, incluso, cuestiona que esta subida de los precios del crudo sea sostenible en los próximos meses.

Manteniendo el diferencial técnico entre los precios del Brent (más altos) frente a los del WTI (más bajos), poco a poco hemos visto cómo los precios del petróleo se acercaban a los niveles máximos de agosto del año pasado. Considerando los precios del crudo ligero norteamericano, una subida de los precios en el año del 19,2% concentrada en los dos últimos meses.

Quizás más que el impacto en la inflación/crecimiento de la subida de los precios, lo que sí deberíamos temer es la percepción de riesgo que conlleva esta elevada variabilidad de los precios del crudo. ¿No reconocen algunos en la subida de los tipos de interés de la deuda la normalización de una prima de riesgo infravalorada por los inversores?

Pero un problema de mayor calado es ponerle respuestas a las cuestiones que surgen en estos momentos sobre el mercado de crudo. De entrada, la restricción dispuesta por la OPEP en los últimos meses en su venta de crudo considerando que hay 'suficiente oferta en el mercado'. Pero en un reciente informe, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) advierte de que la demanda puede mantener un crecimiento promedio del 2,2% en los próximos años (asume un crecimiento mundial del 4,5%) cuando la oferta se verá amenazada por la combinación de una escasa inversión, elevados costes de producción y potenciales descensos en la producción por factores geopolíticos. La conclusión final es clara: o la oferta aumenta con fuerza en los próximos años o la demanda deberá moderarse.

¿Una visión alarmista? Ante la presión sobre la OPEP para que aumente la oferta de crudo, algunos economistas contemplan estas advertencias como un factor adicional que favorece la especulación. Y es que estamos hablando de un mercado que se ha caracterizado tradicionalmente por ser muy especulativo, con un caldo de cultivo más que apropiado ante su elevada opacidad. El desarrollo de la inversión en biocombustibles, que la AIE considera acotada en un máximo de 1,75 millones de barriles al día para 2012 (lo que supondría doblar la producción del año pasado), ha recibido ya la amenaza de la OPEP de la posible paralización de proyectos de inversión para aumentar la capacidad de producción. Una batalla desigual, considerando cómo la demanda actual de crudo supera los 86,1 millones de barriles, con expectativas por la Agencia para que supere los 95,8 millones en los próximos cinco años.

El mercado espera este año un aumento del 1,4% en la demanda de crudo, frente a un aumento del 1% en la oferta desde los países fuera de la OPEP. El cártel debería aumentar su oferta un 0,5% para cubrir el déficit de demanda y continuar con la recuperación de los inventarios. El aumento de la inversión favorecería la recuperación de capacidad de producción excedente, que en estos momentos se estima en poco más de 2,5 millones de barriles al día.

Pero el cuello de botella, ya estructural, es la capacidad de refino. En estos momentos los inventarios de gasolina y destilados, especialmente en Estados Unidos, se mantienen por debajo de su promedio histórico. El temor a un impacto negativo en la capacidad de refino por la temporada de huracanes, más evidente en la última parte del año, favorece que la tensión en los precios se mantenga en los próximos meses. Los riesgos geopolíticos, como la reducción de la producción en Nigeria ante las huelgas y el terrorismo, tampoco permiten bajar la guardia. Y como he comentado antes, con continuas dudas sobre las posibilidades de la oferta a medio plazo.

Sí, todo ello lleva a esperar precios a corto plazo más altos de lo esperado en principio. Sin que ello signifique que los actuales, en mi opinión demasiado altos, sean sostenibles.

José Luis Martínez Campuzano. Estratega en España de Citi

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