Inversores exquisitos

Las Bolsas siguen instaladas en la volatilidad más absoluta. De un día para otro el inversor pasa del optimismo al pesimismo y la cautela se impone a la hora de tomar decisiones. Los bolsistas se han vuelto más exigentes y exquisitos, han perdido voracidad, pero mantienen su apetito por el papel. El hecho es que, aunque hay indecisión, fluye la liquidez y hay ganas de invertir. Pero, eso sí, se acabaron los tiempos del todo vale en los que no se discriminaban los riesgos. Así, la mala acogida de Realia o el retraso en la salida a Bolsa de Tremón, ante los recelos del mercado por la desaceleración inmobiliaria, conviven en el tiempo con las favorables expectativas suscitadas ante la colocación de Solaria y Almirall, una, fabricante de placas solares, y otra, farmacéutica. El goteo de salidas a Bolsa continuará en los próximos meses y será un buen indicador de cómo los inversores seleccionan los riesgos. El hecho de que una empresa de energías renovables haya fijado el precio de salida en la parte alta de la banda mientras una inmobiliaria ha tenido que posponer su salida da idea de las ganas de cambio que tienen los inversores y de su apuesta por sectores nuevos.