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Tribuna
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Mercado de acciones: ¿ha pasado lo peor?

El reciente aumento de la volatilidad de las Bolsas no es preocupante, según el autor, que analiza las actuales dudas del mercado. En su opinión, los inversores deben mentalizarse de que 'bajar y subir' va a ser más frecuente que en otros momentos del ciclo alcista

A finales de 2006, el consenso de estimaciones para los mercados de acciones en 2007 apuntaba a crecimientos del orden del 10%, cifras muy similares a las publicadas a finales de 2005 en relación a la futura evolución de las Bolsas en 2006. Sin embargo, la mayoría de los informes publicados introducían un matiz: que la volatilidad sería superior en 2007. Y por el momento, está siendo así.

Las previsiones de aumento de la volatilidad fueron, desde mi punto de vista, lógicas. Pensemos que la capacidad de crecimiento del precio de un activo de alguna forma es inversamente proporcional a su cotización, y el nivel de los precios, cuanto menos en términos absolutos, hoy por hoy es elevado. También las ratios relativas (precio/beneficios, precio/valor contable, etcétera), al ser mayor el nivel de las cotizaciones, son superiores.

Si a ello añadimos tipos de interés a largo plazo en mínimos, ratios de rentabilidad corporativa en máximos y un contexto de abundante liquidez, tenemos todos los ingredientes para pensar que, en mayor o menor grado, algo puede dejar de ir tan bien como antes. Y cuando la alteración de algún factor puede aumentar esa sensación, la consecuencia es movimientos en el precio de los activos, que varían su pauta de distribución y se produce lo que en el argot financiero se denomina aumento de volatilidad.

¿Nos tiene que preocupar el reciente aumento de la volatilidad? Desde mi punto de vista, no. Tenemos que preocuparnos si la volatilidad persiste en el tiempo, porque sería indicativo del nerviosismo de los mercados, es decir, de menor confianza, de que las cosas pueden dejar de ir tan bien como antes. Por el momento, la evolución de las economías -EE UU con sus más y sus menos-, de las empresas y del nivel de los tipos de interés no parece indicar nada por el estilo.

Más allá de la situación actual de crecimiento de los beneficios empresariales y estabilidad en mínimos de los tipos de interés, debemos preguntarnos qué dicen las previsiones, porque los mercados se mueven por expectativas. Y las previsiones siguen sin cambiar.

Particularmente, empezaré a preocuparme, es decir, contribuiré con mis actuaciones a fomentar el aumento de la volatilidad, cuando las estimaciones de crecimiento de los beneficios corporativos comiencen a no ser tan buenas, o cuando empiecen a existir divergencias de magnitud entre los que las realizan… porque significaría que se piensa que las empresas van a ganar menos dinero o que no se tiene claro -si alguna vez se ha tenido- cómo va a evolucionar esta variable. O empezaré a preocuparme cuando las estimaciones de tipos de interés a largo plazo indiquen sustanciales aumentos de la rentabilidad de los bonos, porque podré colocar mis fondos en renta fija a un rendimiento superior y probablemente retire parte de mi inversión en Bolsa. Hasta entonces, estaré tranquilo y no contribuiré a fomentar la volatilidad.

Como apuntaba al inicio de mi reflexión, según los expertos, la revalorización esperada del precio de los activos de renta variable para 2007 es similar a la estimada a finales de 2005 para 2006. Lo que cambia es la forma de llegar al objetivo. æpermil;ste puede alcanzarse mediante oscilaciones más o menos constantes o más o menos ascendentes de los precios. Y hay dos cosas importantes que tenemos que tener claras a la hora de determinar nuestra exposición al riesgo: el grado de bondad de las variables en que se sustenta el objetivo y el efecto que sobre el movimiento de los precios puede tener el continuo ajuste al que estas variables están sometidas.

Tenemos que mentalizarnos de que bajar y subir va a ser más frecuente que en otros momentos del ciclo alcista al que asistimos, y que cada vez que alcancemos cotas más elevadas, la volatilidad será probablemente mayor.

Las actuales dudas del mercado quizá hayan venido por comparación. Y es que la situación vivida durante los últimos meses ha sido anormal. La confianza del mercado ha sido tan intensa que el precio de los activos sólo avanzaba en sentido ascendente. Eso sí era preocupante. Sin decir nada nuevo, recordar que no existe volatilidad si el riesgo desaparece, que el riesgo siempre existe cuando hablamos de empresas, que sin riesgo no hay rentabilidad, y sin esperar rentabilidad, ¿quién invertiría?

Jesús Muela. Director de Corporate Finance y Análisis Financiero de GVC

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