Taguas defiende la supresión de los tributos de Sucesiones y Patrimonio
El director de la Oficina Económica de Presidencia, David Taguas, defendió el viernes a título personal durante un encuentro con periodistas la supresión de los impuestos de Sucesiones y Patrimonio, así como la progresiva reducción de los tipos marginales del impuesto sobre la renta y la eliminación de las deducciones todavía vigentes en dicho tributo.
El asesor de José Luis Rodríguez Zapatero en política económica aseguró que no entiende el motivo por el que se mantiene el Impuesto de Patrimonio, pues se creó en 1978 con carácter extraordinario, 'estamos en 2007 y todavía existe'. Del impuesto sobre Sucesiones y Donaciones opina otro tanto, si bien recordó que las decisiones al respecto corresponden a las comunidades autónomas. El secretario de Estado de Comunicación, Fernando Moraleda, evitó comprometer al Gobierno en esta opinión, aunque reconoció su disposición a reformar ambas figuras tributarias en el futuro.
Taguas defendió también una rebaja progresiva de los tipos marginales del Impuesto sobre la Renta y la eliminación de las deducciones vigentes en este tributo. En caso de pérdida de recaudación para las arcas estatales, consideró el asesor de Zapatero, siempre cabría la introducción de impuestos medioambientales.
El director de la Oficina Económica de Presidencia deslizó estas y otras consideraciones, bajo la vigilancia atenta de Moraleda, durante la presentación del informe económico anual al que Zapatero se referirá el lunes durante un acto en la Bolsa. En dicho informe se acentúa la reducción de los desequilibrios en la economía española, la creciente convergencia con la Unión Europa en renta per cápita y el cambio de tendencia del modelo económico gracias al repunte de la productividad. Esta foto le lleva a pensar a Taguas que el crecimiento de este año estará más cerca del 3,7% previsto por la Comisión Europea que del 3,4% estimado por el Ejecutivo español.
Moncloa descarta una caída brusca en los precios de las viviendas
En el plano internacional, Taguas sitúa los principales riegos en una hipotética corrección brusca del desequilibrio en la balanza de pagos estadounidense y en un mayor impacto negativo del mercado inmobiliario en su economía. En la vertiente nacional, fijó los retos en la reducción del diferencial de productividad con Europa y en la mayor vinculación de los salarios a este indicador. El estudio concluye que este diferencial con la UE tiene su origen en todas las ramas de actividad, más allá de los problemas estructurales en el sector servicios o de la pujanza del sector de la construcción.
Con todo, el informe subraya que ha virado la trayectoria desfavorable de la productividad total de los factores, un cambio de tendencia al que el Gobierno concede trascendencia y aspira a consolidar en los próximos años.
Otros retos apuntados por Taguas tienen que ver con la rebaja de la tasa de temporalidad en el empleo y el fomento de la oferta y la demanda de trabajo para los colectivos de mayor edad.
El responsable de la Oficina Económica no ofrece excesiva importancia al aumento del déficit por cuenta corriente, debido a que hay margen suficiente para financiarlo. A Taguas tampoco le preocupa la posibilidad de una caída brusca en el precio de la vivienda, sencillamente porque la probabilidad 'es cero'. Sus previsiones sobre la evolución de los tipos de interés pasan por dos nuevas alzas de aquí a fin de año que los lleve desde el 3,75% actual hasta el 4,25%.
10% más de sueldo por año escolarizado
Cada año de escolarización supone un 10% de aumento de salario real. Esta es la 'evidencia internacional' que destaca el informe elaborado por David Taguas para recordar que, sólo por esta circunstancia, las diferencias en años de escolarización implicarían que los salarios en España fuesen un 20% inferiores a los de la Unión Europea y un 40% inferiores a los de Estados Unidos.A juicio del asesor económico del presidente Zapatero, ésta es una de las carencias fundamentales de España, pues aunque los años medios de educación de un adulto han pasado de cinco a nueve entre 1960 y 2005, los niveles se encuentran alejados aún de los norteamericanos, con trece años de media, y de los de buena parte de los socios comunitarios, por encima de los 11 años.