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Columna
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Transformación económica en España

Es común considerar que en la última década se han producido en la economía española cambios que han afectado a su estructura sectorial, y que han modificado las contribuciones relativas que los respectivos sectores aportan a las grandes magnitudes macroeconómicas. Sin embargo, por lo general, la consideración no va acompañada de los parámetros que permiten apreciar la auténtica dimensión de los cambios operados.

En el sentido expuesto, es significativo observar la fotografía sectorial de las ventas empresariales del año 1997 y compararla con la correspondiente a 2005. En aquél año, había dos sectores que concentraban más del 60% del conjunto de las ventas -comercio, con el 33,1%, e industria, con el 28,2%-, situándose el resto a una gran distancia -construcción, 9,8%; financiero, 8,1%; transporte y comunicaciones, 5,7%...-. Pues bien, la situación en 2005 es bien diferente, dado que si bien el sector comercio sigue liderando el ranking con el 32,7% de las ventas, el peso de la facturación de la industria ha descendido al 20,5%, acortándose su distancia con el tercero -construcción, que aumenta su participación en el conjunto de las ventas al 15,7%-. El resto de sectores presenta oscilaciones menores, aunque resulta significativo el caso de servicios a las empresas, cuya contribución a las ventas totales en estos nueve años ha aumentado desde el 3,7% hasta el 5,6%.

Lógicamente, causa y consecuencia del cambio descrito son otras modificaciones, asimismo de importancia, en la estructuración sectorial de nuestra economía. De entrada, han variado las aportaciones relativas de los diversos sectores a los ingresos de terceros -empresas e individuos- a través de sus pagos por compras y salarios. Así, la aportación de la industria ha disminuido notablemente -8 puntos porcentuales sus compras y 4 puntos sus salarios-, mientras han aumentado la realizada por el sector servicios a las empresas -2 puntos porcentuales sus compras y sus salarios-, el sector comercio -1 punto porcentual sus salarios- y especialmente la correspondiente al sector construcción -8 puntos porcentuales sus compras y 3 puntos sus salarios-.

Es interesante contemplar la evolución de los ingresos tributarios aportados por los diferentes sectores en el IVA y en el IRPF -retenciones por trabajo-, los dos conceptos más importantes en clave recaudatoria. De nuevo, el sector industrial ha perdido importancia pues en estos años el peso de su recaudación desciende más de un punto porcentual en IVA y 4 puntos en IRPF. Existen también otras variaciones relevantes: el sector comercio aumenta 9 puntos su contribución en el IVA -hasta representar el 39% de los ingresos totales-; el sector construcción aumenta su proporción en la recaudación del IRPF en 3 puntos; las retenciones practicadas por las entidades que prestan servicios a otras empresas crecen casi tres puntos -en 2005 representan más del 10% del total de retenciones-, y el sector financiero pierde importancia recaudatoria tanto en IVA -aportaba el 1,3% y aporta el 0,3%- como en las retenciones de trabajo -aportaba el 10% y aporta el 8,5%-.

Si elegimos unidades de cuenta distintas al euro, nos encontramos de nuevo con resultados significativos. En relación con el empleo generado, la mayoría de los sectores han tenido un comportamiento dinámico durante el periodo 1999-2005, habiendo aumentado su número de asalariados entre un 30% y un 50%. Sin embargo, existen dos excepciones: el sector construcción ha tenido un dinamismo extra -aumento del 62%-; y el sector industrial ha sufrido una clara atonía -creciendo un escaso 3,7%-. Como consecuencia, la industria ha pasado de ser en 1999 el sector líder en empleo -junto con comercio-, a ser superado notablemente por los sectores comercio y construcción y compartir el tercer lugar con el sector servicios a las empresas.

La creación de nuevas empresas ha seguido en los diversos sectores una tendencia similar a la del resto de conceptos expuestos. La mayor natalidad se encuentra en construcción, que tiene en 2005 un 63% de empresas más que en 1999 -una de cada cuatro de las empresas creadas en España en este periodo pertenece a dicho sector-. También han aumentado notablemente el número de empresas que prestan servicios a otras (56%), el de las de transportes y comunicaciones (35,12%), o el de hostelería y restauración (30%). Por el contrario, el alumbramiento de nuevas empresas es modesto en energía y agua (15%) y muy escaso en industria (5%).

En definitiva, es patente la decadencia del sector industrial -el sector pierde posiciones en todos y cada uno de los conceptos analizados- en paralelo al carácter emergente de otros sectores -servicios a empresas, comercio y sobre todo construcción-.

Ahora bien, como último dato debe considerarse el ritmo inversor que han seguido los diferentes sectores durante los años contemplados. Lo más destacable es el debilitamiento de las inversiones industriales, que han crecido exclusivamente un 34% en nueve años hasta reducir a la mitad su participación en la inversión total -del 29% al 15%-, en contraste con la viveza existente en otros sectores -las inversiones de las empresas constructoras han aumentado un 250%, las del sector comercio, un 300%, y las de aquellas que prestan servicios a otras empresas, un 327%-.

Este comportamiento sectorial de la inversión permite anticipar que las diversas tendencias sectoriales seguidas en el pasado reciente se verán prolongadas en el futuro inmediato, lo que agudizará la caída del sector decadente -industria- y el auge de los sectores emergentes -construcción, comercio y servicios a las empresas-.

Ignacio Ruiz-Jarabo Colomer. Ex presidente de la SEPI, presidente de PAP-Tecnos y consejero de Copisa

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