El Pompidou mira hacia Shanghai en su 30.º cumpleaños
Los colores verdes, azules y rojos de sus tubos y su particular forma inauguraron hace ya treinta años el templo del arte moderno y contemporáneo de París bajo la controversia y la polémica. Sin embargo, al final se cumplió la voluntad del presidente y poeta Georges Pompidou, quien desafortunadamente no pudo llegar a disfrutar de su proyecto.
El centro Pompidou se inauguró en 1977, tres años después de la muerte de su creador, quien quiso dar vida a un 'museo y un centro de creación donde las artes convivan con la música, el cine, los libros, la investigación audiovisual, etcétera', como él mismo describió su sueño.
Treinta años después, 'la apuesta de la utopía de George Pompidou, está ganada, poniendo fin al divorcio entre las artes vivas y la sociedad que se había establecido en Francia desde hacía un siglo', según explicaba ayer Bruno Racine, presidente del centro desde hace cinco años, en una sala de conferencias del centro a rebosar de periodistas de todo el mundo. Porque si algo más ha logrado esta institución de arte moderno y contemporáneo es estar desde su creación en el centro de todas las miradas. Por su audacia, en un edificio que ha envejecido en perfecta armonía con la ciudad, en pleno corazón de París y rodeada de inmuebles de estilo hausmaniano del siglo XIX.
También por su programación, con apuestas tan variadas como la proyección de películas de la industria de cine indio Bollywood, o la muestra de arte contemporáneo africano África Remix, a la que el museo dedicó en 2005 su exquisita y última sexta planta, desde la que se proyecta una de las mejores vistas de la ciudad.
Aquella muestra no dudó en presentar obras que oponían un presente francés atento a las necesidades del continente africano y la inevitable dependencia colonial.
Ahora, la globalización del panorama artístico impone nuevas condiciones. A la visión centrada en Europa y en Estados Unidos de sus orígenes, el Pompidou quiere pasar a una 'visión planetaria', siendo China el país elegido para abrirse al mundo. La ciudad de Shanghai tendrá su propio Pompidou, que llevará el mismo nombre y contará con una programación controlada por París.
El proyecto, que no costará 'ni un céntimo' al centro Pompidou de la capital gala, podría abrir sus puertas en 2008, coincidiendo con la apertura de otro centro en Metz, una ciudad al este de Francia. Su situación fronteriza facilitará la muestra de la marca Pompidou a públicos de Alemania y de los países del Benelux.
Revolución digital
La revolución digital también ha llamado a la puerta del arte contemporáneo, y el Pompidou no quiere quedarse desfasado.
En la nueva programación para este año el público podrá descubrir, durante la exposición de cine Erice-Kiarostami, en otoño, el trabajo del centro de investigación e innovación creado en 2006 para explorar nuevos campos de la creación artística, integrando innovaciones digitales.
Además se lanzará una revista audiovisual en internet, y se dedicará un nuevo espacio digital al público más joven.
Todo para que el museo siga adaptándose a los nuevos tiempos y mantenga su preeminencia como centro de arte contemporáneo, incluso con aspiraciones de crecimiento, con una ampliación prevista en un plazo de quince años.