Insuficiente diálogo entre universidad y empresa
Mejorar la productividad sigue siendo la gran asignatura pendiente del Gobierno español. Los expertos piden un marco de entendimiento entre empresa y universidad
En España debe mejorarse el diálogo entre Gobierno, universidad y empresa si el país quiere establecer una cultura de la innovación que mejore su productividad, según coincidieron los invitados a la Mesa de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, organizada por Red.es, T-Systems y Cinco Días. El encuentro trató sobre la relación Universidad y Empresa, dos entes que hasta ahora podían vivir independientes porque no existía demanda de las empresas en cuanto a resultados de la universidad, pero ahora, con la nueva sociedad del conocimiento, la materia prima que necesitan las compañías es la que las universidades pueden generar.
Marc Murtra, director general de Red.es, aseguró que España adolece de una cultura de innovación porque ésta va ligada al riesgo. 'Nos falta entender una dicotomía que los países anglosajones han aprendido en los últimos 30 años y que es el riesgo y el retorno. Cuanto más riesgo, más posibilidades hay de retorno', señaló. Según Murtra, existe aversión al riesgo en la Administración y en las empresas. Y puso un ejemplo ilustrador: 'En España las entidades que ofrecen factoring son las grandes entidades financieras y solo respaldan proyectos de este tipo a grandes empresas. En cambio, en Reino Unido hay unas 150 empresas especializadas en factoring que ofrecen servicios a pymes a las que cobran más porque el riesgo es mayor'.
Esta falta de cultura de innovación obedece a tres razones principales, según apuntó con datos de Cotec en la mano Lluis Girbau, director de innovación de T-Systems: la falta de dinero por parte de las empresas en la actividad de investigación, la ausencia de confianza de los empresarios en los resultados que la innovación les va a reportar y la falta de demanda interna del país. Este experto cuenta que existe la percepción de que es la empresa la que no está tirando de la demanda de innovación. 'Pero esta situación está cambiando porque las compañías están empezando a descubrir un sentimiento de urgencia sobre la necesidad de aplicar la innovación como fuente de competitividad en la actual economía del conocimiento'.
El director de innovación de T-Systems asegura que en las empresas, en parte por la ayuda de las administraciones públicas que están haciendo una tarea de sensibilización y presión, se va considerando la innovación como un proceso de compañía. 'Es mi propio caso; yo me responsabilizo en mi empresa de la dirección de innovación, algo que hasta ahora no se gestionaba porque las empresas funcionan con ciclos anuales de cuentas de resultados y eso frena cualquier iniciativa que tenga retornos a medio y largo plazo. Que las empresas identifiquen esa necesidad de trabajar a medio y largo plazo ya es un buen paso'.
Girbau también habló de las lagunas del sistema de transferencia tecnológica. 'Es ineficiente porque está disgregado, disperso en el territorio. Hay excesivos jugadores que tienen dificultad de trabajar juntos'. Según el directivo de T-Systems, hace falta que la transferencia tecnológica se estructure como un mercado real, que sea un espacio de encuentro entre oferta y demanda, donde las empresas tendrán más claro que necesitan proveedores externos de I+D y los buscarán y éstos actuarán bajo términos de determinada competencia.
'Si conseguimos que se agrupen iniciativas alrededor de un territorio o un sector tecnológico eso ayudará a que las empresas accedan al conocimiento que generen las universidades', añadió Girbau. María Ribero Sancho, Presidenta de la Conferencia de Decanos y Directores de Centros Universitarios de Informática, está de acuerdo en este punto. 'Ahora el sistema universitario está reorganizándose para converger con Europa y es un momento perfecto para cuestionar lo que estamos haciendo'. Esta experta cuenta que ahora mismo hay 80 centros que imparten estudios de informática en España: 'Estamos formando clones, el mismo tipo de titulados', critica.
Sancho asegura que sería más inteligente formar investigadores relacionados intensamente con distintos sectores, como el petroquímico en Tarragona. 'Tenemos una oportunidad de diseñar un registro de titulaciones adaptado a esto, lo que no sabemos es si el Gobierno será cómplice o nos va a poner una lista de directrices que nos va a ocupar entre tres y cuatro años de formación?'.
A este tirón de orejas al Gobierno, se sumó Ramón Capdevilla, adjunto al consejero delegado de Universia, quien comentó que las universidades están intentando cada vez más coger la formación continuada. 'El problema es la estructura de la universidad; no es flexible para adaptarse a las nuevas realidades y cerrar ciertas unidades. Todos sabemos que las universidades han creado sus fundaciones para poder ofrecer esa formación no reglada, que venía marcada por disposiciones legales que no te permitía salir ni un milímetro de lo que decía el BOE', subrayó Capdevilla.
Para el representante de Universia, otro de los problemas está en que muchas universidades no se creen que son el motor económico del desarrollo. Y dos informes, uno de Cotec y otro de la Fundación Conocimiento y Desarrollo, muestran que las empresas tampoco piensan que la universidad actúe como tal motor. 'Entre el 81% y el 83% de las empresas del estudio no han recurrido nunca a la universidad para hacer investigación. Hay un profundo desconocimiento; hace falta buscar instrumentos para que la universidad y la empresa se conozcan mutuamente', reclama Capdevilla.
Esfuerzo investigador
Pese a las críticas que pueda hacérsele a la universidad, Joaquín Sevilla, director del Campus Virtual Compartido del G-9 de Universidades, destaca el importante esfuerzo investigador que ha hecho la universidad española que en 20 años ha pasado de estar en el 0,7% de la producción mundial de conocimiento al 2,8% mundial. 'Además, hemos pasado de formar al 15% de la población al 55%, lo cual es un esfuerzo brutal que no se puede menospreciar'.
Pero, según Sancho, hay un handicap real para la falta de transferencia o de liderazgo por parte de la universidad y es que la carrera de un académico está profundamente marcada por cómo se le evalúa, es decir, por el número de artículos que publica. 'Ello hace que investiguen en áreas básicas que producen rápidamente publicaciones relevantes'. Esta experta reconoce que lo que se espera de un doctorando hoy es que acabe su tesis y que sea profesor. 'No existe la carrera profesional asociada a hacer una tesis doctoral para irse después a la empresa. Tenemos un problema de definición de carrera profesional, de ver cómo podemos animar a un doctorando a que trabaje en investigación relacionada con el sector económico y ese problema nos afecta a todos'.
Sevilla reclama que estaría bien definir qué se quiere de la universidad. 'Y creérselo durante mucho tiempo, porque los últimos gobiernos quieren leyes orgánicas que cambien la universidad de arriba a abajo. Hay una falta de dirección a largo plazo'.
Pilar Conesa, directora general del sector público y sanidad de T-Systems también opina que en España se innova poco -'estamos lejos del 2% sobre el PIB que se ha marcado el Gobierno para 2010 en línea con la UE'- y se suspende en la relación universidad-empresa. 'Vamos hacia adelante, pero a un ritmo muy desacelerado, así que deben implicarse universidad, administración y empresa'.
Conesa aboga por plataformas estables de colaboración universidad-empresa, por aunar esfuerzos que favorezcan el medio-largo plazo, por priorizar actividades, por agrupar iniciativas. Incluso propone que las organizaciones empresariales participen en la política de I+D. 'Ya no debemos priorizar en el marco de España sino en el marco europeo. Compañías como la mía lo que ve es dónde pone los centros de excelencia vinculados a universidades pero con el mapa del mundo encima de la mesa. Debemos atraer centros de este tipo estén donde estén sus bases', matiza.
Carlos Mira, presidente de Acalis Systems, cruzó datos con Conesa, que fueron reveladores. Mientras el 63% de los alumnos del MIT en 2004 tenían como sueño montar una empresa, un estudio del mercado laboral en España muestra que el 65% de los jóvenes prefieren ser funcionario; pocos quieren iniciar una actividad empresarial. 'Debe haber una cultura de patentes no de papeles de publicaciones. Si la formación no está orientada a que el resultado de la investigación sea algo patentable no conseguiremos nada', asegura Mira, quien dice que las universidades deben ser un motor para atraer centros de excelencia y generadoras de spin-off. 'Google, Youtube... hay muchos ejemplos de empresas que se montan a partir de gente que sale de la universidad'.
Buscar dinero
Para este empresario, España ha pasado de un periodo donde necesitaba muchísimos titulados para afrontar el desarrollo que ha tenido a otro en el que hay que apostarse por la calidad. Aún así, dice que la cultura de la innovación 'no vendrá mientras la universidad se financie 100% con fondos públicos. Debe buscar dinero y que su presupuesto esté asociado a la calidad de sus productos, y eso se mide en la demanda de sus titulados por parte de las empresas'.
El director general de Santillana en Red, Antonio Iglesias, abogó por vencer el inmovilismo con el que están acostumbrados a trabajar los profesores si se quiere conseguir una cultura de emprendedor. 'Desde la universidad hay que potenciar nuevas capacidades que está demandando la empresa. Tenemos que superar la educación más enciclopedista y desarrollar las capacidades de aprender'. El directivo subrayó que hay que dotar a la universidad de herramientas de gestión empresarial y apostó por que en los parques tecnológicos haya universidades detrás para que actúen como semillero de empresas y atraigan dinero.
Domingo Laborda, director del Observatorio de Telecomunicaciones de Red.es, se quejó del modelo productivo español que no busca la productividad. 'Hay que incorporar las TIC a los procesos de negocio', dijo. Este experto reclamó el papel crucial de la Administración en todo este proceso: 'Hay que poner foco, especialización... y debe premiarse que un profesor vaya a una empresa y que el responsable de una empresa esté dos años transmitiendo su conocimiento a los futuros sucesores. Hoy legalmente se ve mal, se consideran relaciones parasitarias por el Estado', dijo. Laborda defendió que los cambios culturales deberían empezar por cambios más de infraestructura, legislativos y económicos' y señaló que el hecho de que no haya un sistema más darwiniano en la universidad hace que la calidad tenga que venir 'a golpe de normativa'.