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Tribuna
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El FMI, en busca de la legitimidad

Mañana comienza en Singapur la sesión plenaria de la asamblea anual del Fondo Monetario Internacional (FMI). Esta reunión presenta una nueva oportunidad para avanzar en el proceso de reformas de la institución, que se juega su papel en el sistema financiero global y su relevancia (o irrelevancia) en el nuevo siglo. Las advertencias han llegado de todos los flancos. El mismo Gobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King, ha anticipado que el Fondo puede hasta desaparecer si no se adoptan reformas radicales.

En respuesta a esta preocupación el director gerente del FMI, el español Rodrigo Rato, presentó un paquete de reformas durante la reunión de primavera con el fin de otorgar al Fondo poderes para poder contribuir a resolver los desequilibrios globales a través de un mecanismo de supervisión multilateral, aprobar líneas de crédito para países que estuviesen en una situación económica sólida, nuevos procedimientos para desarrollar la labor de seguimiento y supervisión de países individuales, y un mandato para desarrollar un análisis más profundo de los mercados de divisas de los países emergentes más importantes, como China, y para trabajar más estrechamente con países que estén dispuestos a crear fondos comunes de reservas de divisas de carácter regional.

Estas propuestas fueron la culminación de un proceso estratégico que inició la institución hace más de dos años entre temores de que podría ser marginada por el crecimiento espectacular de los flujos de capitales, la falta de crisis en los países emergentes y la acumulación masiva de divisas en los países asiáticos.

Rato ha tratado los últimos meses de construir consensos para dar más votos a países de África, Asia y Latinoamérica

La decisión más importante fue la aprobación por el Comité Monetario y Financiero Internacional (CMFI), el organismo más poderoso del Fondo, de un proceso de supervisión multilateral que autoriza al FMI a promover reuniones (bilaterales y multilaterales) entre representantes de los países miembros para coordinar las reducción de los desequilibrios globales, y decidió que el director gerente debería de rendir cuentas por la calidad de la supervisión multilateral aprobada. Esta decisión fue una respuesta a las solicitudes de varios países miembros para que la institución ejercieses una supervisión más profunda de los tipos de cambio, lo que significa en la práctica que el FMI aprobó asumir las funciones de supervisión de los desequilibrios exteriores, como el enorme déficit exterior de EE UU o los superávit de naciones asiáticas como China.

Esta supervisión, de acuerdo con el mandato del CMFI, puede centrarse en las políticas monetarias, financieras, fiscales, y cambiarias incluidas en el marco del artículo VI del FMI. Rato se comprometió a acudir a esta reunión de septiembre con un informe sobre el marco de las actividades de supervisión.

Esta iniciativa ha generado grandes expectativas ya que proporciona un nuevo mecanismo institucional de carácter multilateral para tratar los desequilibrios macroeconómicos internacionales, pero también ha causado dudas sobre el alcance de la vigilancia multilateral aprobada y sobre la capacidad de poner en práctica los acuerdos pactados.

Desde un punto de vista de gobierno interno, uno de los retos más importantes para la institución es el de la distribución de derechos de voto y el reparto de poder en el comité ejecutivo, un tema que afecta al corazón de la legitimidad, funcionalidad y eficacia del Fondo. Por su origen en Bretton Woods muchos argumentan que los países europeos están sobrerrepresentados, y además critican el acuerdo tácito según el cual el director gerente de la institución debe ser un europeo. Los países emergentes han criticado estos arreglos y Rato ha tratado en los últimos meses de construir consensos para dar más votos a países de África, Asia y Latinoamérica, de forma que el Fondo refleje la nueva realidad global y los cambios en la economía internacional.

Los europeos, que se resisten a diluir su influencia, por un lado se oponen a ceder votos y por otro quieren que el BCE este representado (en la actualidad el presidente sólo tiene estatus de observador en el CMFI). En la reunión de primavera se alcanzó un acuerdo para incrementar la representación de China, Corea del Sur, Turquía y México pero quedan por aprobar los aspectos más importantes de esta reforma interna.

Si no se adoptan y se aplican las reformas propuestas el FMI se arriesga a perder su relevancia y su justificación. En un momento en que los beneficios de la globalización están siendo cuestionados en muchos países, es preciso recordar que gran parte de los fracasos que se pueden atribuir a la globalización residen en el hecho de que la mundialización económica ha avanzado a un ritmo mucho más rápido que la política e institucional.

En definitiva, pese a que somos más interdependientes no hemos creado los marcos institucionales que permitan gestionar de forma efectiva la interdependencia y posibiliten la coordinación de acciones y políticas a nivel supranacional. Si queremos evitar crisis mayores y derivas proteccionistas es importante que tomemos control del proceso de globalización. El Fondo puede y debe jugar un papel clave. Por ello es esencial que los países miembros adopten las reformas necesarias.

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