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Tribuna
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Alianza de civilizados

En estos días de playa casi toda España andaba ayer intentando, por una parte, desentrañar la maraña del conflicto bélico en el Oriente Próximo y, por otra, rogando al Dios de la lluvia para que hiciera acto de presencia a lo largo y ancho de la piel de toro nacional, cuando todas las alarmas volvían a dispararse con ocasión de la desarticulación y detención por la policía británica de una red de comandos terroristas sin otra cosa en qué pensar que en explosionar varios vuelos aéreos internacionales con conexión entre el Reino Unido y Estados Unidos. Y ello cuando no hace ni trece meses que la capital londinense había sido víctima de la acción terrorista islámica en los subterráneos del Támesis.

Son distintas las sensaciones que a uno se le vienen encima ante este tipo de situaciones, tanto si se trata de grupos terroristas de ámbito internacional y fundamentación islamista, como de otros de ámbito nacional y justificación nacionalista, que tanto da. Les expondré algunas.

La primera y más inmediata no puede ser, por obvio que parezca, sino de absoluto alivio por la catástrofe evitada, una vez más, gracias a la acción de las fuerzas de seguridad. En este caso, las británicas, como en anteriores ocasiones lo fueron las estadounidenses, alemanas y las propias españolas.

La segunda, pero no crean por ello que muy posterior en el tiempo a la de alivio inicial, es de la de la más completa vulnerabilidad del mundo de bien ante cualquier acción terrorista, del tipo que ésta sea. Si bien, esa vulnerabilidad se hace tanto más patente en un escenario internacional como el actual, caracterizado por la actuación conjunta y el efecto exponencial de las comunicaciones internacionales y las nuevas tecnologías, circunstancias todas ellas que hacen extraordinariamente difícil evitar, incluso detectar de antemano, este tipo de actuaciones.

En todo caso, y aun cuando al tiempo de la lectura de estas líneas difícilmente se habrán disipado con certeza las circunstancias de las detenciones y los móviles de los detenidos, llega finalmente el momento de una reflexión sobra la situación del mundo en la actualidad. Y es una reflexión que, como ya ocurriera siglos atrás en el tiempo de las órdenes militares y de Cruzadas cristianas, parece llegar a la conclusión última de un mundo dividido en dos, de muy difícil comprensión el uno por el otro. Y, lo que es más, que ambos mundos parecen responder a impulsos y raciocinios distintos, particularmente uno de ellos, caracterizado por una mezcla religiosa y nacionalista que lo convierte en letal. Por eso mismo, si cuando se hablaba de Alianza de Civilizaciones estábamos pensando en el islámico y el occidental, mucho me temo que más nos valdría darle otra acepción al término inicial.

Y no crean que las motivaciones que llevaron a los caballeros templarios y hospitalarios a la reconquista de Jerusalén, son muy distintas a las que ahora nos deberían enrolar a nosotros en esta cruzada del siglo XXI contra el fundamentalismo que nos atenaza. En aquellos siglos medievales se pretendía el triunfo del Papa y de la cristiandad; en éste, que con sólo seis años parece que ya vaya a devorarnos, no se ha de perseguir otra cosa que no sea la seguridad internacional.

Pero en ambos entornos, medieval y actual, se deja traslucir igualmente un interés por el buen orden económico internacional, sólo que entonces el interés era el de unos pocos, como las casas de banca lombardas y venecianas, mientras que ahora no es otro que el de los grandes actores económicos, estatales o no, que dominan la escena financiera internacional.

Probablemente, la solución no haya de pasar por la llamada a unos nuevos cruzados de Occidente. O quizá sí. Pero, en todo caso, lo que sí se pone de manifiesto es la necesidad de una actuación internacional conjunta en cuanto a sus actores, uniforme en su dirección y decidida en su decisión.

Piensen que primero fue el 11-Septiembre en Nueva York, luego el 11-Marzo de Madrid y finalmente el 7-Julio en Londres. Por eso, más que de Alianza de Civilizaciones, les sugiero que hablemos de una nueva Alianza de Civilizados.

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