La euforia alrededor de BME, un arma de doble filo
La posible integración con Deutsche Börse anima la demanda y el precio, pero gran parte de las expectativas dependen únicamente de esta baza
Y después de la OPV, qué? Era la pregunta más escuchada en el mundillo bursátil a medida que la salida a Bolsa de la Bolsa se concretaba. 'Está muy bien cotizar, pero no aporta nada a nivel estratégico. ¿Dónde va a estar BME dentro de cinco años, cuando cualquier mercado europeo pueda implantarse en España para operar con valores o hacer de plataforma de compensación y liquidación?', comentaba el responsable de una firma del mercado.
Sin embargo, la aprobación del folleto de salida a Bolsa ha dado la vuelta a la tortilla o, cuando menos, ha abierto nuevas líneas de debate. El texto informaba de la recepción de una carta de Deutsche Börse, sociedad rectora de los mercados alemanes, en la que se instaba al mercado español a iniciar las conversaciones para una fusión. La carta, según explica BME, se ha archivado en un cajón hasta que se complete la salida a Bolsa. A partir de ese 14 de julio el mercado español decidirá si inicia las conversaciones con el mercado alemán o la carta pasa a la papelera.
Es sólo eso, una carta, pero ha servido para calentar la operación. La demanda se está cubriendo con creces, lo que ha permitido a BME fijar el precio máximo de la OPV -33,5 euros- en el límite más alto de una banda que ya superaba las previsiones. En el mercado gris los títulos han pasado de comprarse a 28 euros hasta los 31, y hace sólo cuatro meses, fuera del mercado se intercambiaban títulos a 13,1 euros.
No obstante, esta euforia puede ser un arma de doble filo que corte el recorrido de la acción. Algunos analistas pronostican que la operación proporcionará plusvalías en los primeros días, pero ven riesgo de que se desinfle. Al fin y al cabo, son las expectativas de integración las que dan una prima a la cotización, pero también se la pueden quitar.
'Es un caramelo ante la OPV; pero la estrategia de BME pasa sólo por la salida a Bolsa. La dirección debería señalar una línea estratégica, que luego será o no respaldada por los accionistas y las autoridades. Es lo que ha pasado en los demás mercados', señala un experto. Además, la experiencia ha enseñado las dificultades de estas operaciones.
'Disposición a hablar hay', señalan fuentes del mercado, 'Tanto entre la cúpula de BME como entre los propios accionistas, sobre todo entre los más pequeños, porque esperan recibir dinero'. El presidente de BME, Antonio Zoido, es consejero de Clearstream, filial de compensación y liquidación de valores de Deutsche Börse, y ambas sociedades participan en Infobolsa.
Los pequeños accionistas de BME consultados por Cinco Días también consideran que la operación tendría lógica. Pero, además, la operación debería contar con el visto bueno de los accionistas principales (BBVA, Santander, La Caixa o Caja Madrid), de la CNMV y del Gobierno, que tienen sendos poderes de veto sobre tomas de participación en BME. 'En una integración con Deutsche Börse el mercado español quedaría mucho más diluido. En Italia Euronext se presenta con un modelo más descentralizado, que no quita tantas competencias al mercado nacional y en el que los órganos de decisión están formados por consejeros de cuatro o cinco países de la UE. Eso está bien visto en la administración', explican fuentes del mercado.
En cualquier caso, cualquier operación debería esperar 180 días, pues los accionistas se han comprometido a no vender ni negociar con las acciones en este periodo. Por todo ello, los expertos alertan sobre el exceso de euforia en los primeros compases de la cotización, pues los frutos de una eventual integración pueden tardar en caer.
Queda por ver, además, el papel de Euronext, segundo gran mercado de Europa tras Deutsche Börse. De momento mantiene un perfil bajo en España pero que ya ha lanzado sus redes sobre Borsa Italiana y está, indirectamente, en España a través del mercado de deuda MTS.
De momento, los hechos indican que la salida a Bolsa, tras un arranque dubitativo por algún malentendido con la CNMV, se ha animado. Queda pendiente de lo que pase una vez que BME esté en Bolsa y de las decisiones que tome respecto a un proceso de integración al que, aparentemente, no puede seguir dando la espalda como hasta el momento.
Y, paradójicamente, estas cuitas están dejando en un segundo plano la realidad de BME, que goza de un negocio sólido y en crecimiento, que le reportó unos beneficios de 100 millones en 2005. Así, si BME sale finalmente a 33,5 euros, que la acción está cara, con un PER 2005 de 27 veces frente a las 16,5 veces del Ibex según JCF, aunque si el resultado en 2006 aumenta lo mismo que lo hizo en 2005, un 47% el PER 2006 sería de unas 18 veces. El del Ibex es de 15.
Ello sujeto a la incertidumbre sobre el grado de competencia al que tendrá que hacer frente BME una vez se ponga en marcha la normativa europea sobre mercados financieros -la directiva MiFiD- y sobre compensación y liquidación. Se han incluido en el folleto de salida a Bolsa distintos, concluyendo que una reducción del 20% en el volumen de sus principales actividades provocaría una caída similar en beneficio.
El papel de la CNMV
'No ha sido normal'. Es la cantinela que suena en el mercado. Los retrasos en la aprobación por la CNMV del folleto de salida a Bolsa de BME y los recados mutuos que se han enviado la Bolsa y el supervisor de los mercados son la comidilla del sector financiero, aun cuando el folleto se ha aprobado finalmente y BME saldrá a cotizar según los plazos previstos. Posturas hay para todos los gustos. 'La CNMV sostenía que lo mínimo que puede hacer una empresa que sale a Bolsa en un régimen de semimonopolio o monopolio legal es explicar bien en el folleto de salida a Bolsa las perspectivas de que este régimen privilegiado se acabe', señala un miembro del mercado.Otros son menos condescendientes con el regulador, y se muestran muy sorprendidos, 'sobre todo teniendo en cuenta el perfil de Antonio Zoido, que si peca de algo es de exceso de conservadurismo', según afirma un banquero de inversión. En todo caso, tanto unos como otros han tomado decisiones poco habituales. Por parte de BME, el hecho de publicar la banda de precios antes de que se aprobase el folleto, y por parte de la CNMV advertir, una vez aprobado el folleto, que el precio no había sido establecido por un experto independiente. Algo que, por otra parte, tampoco han hecho el resto de empresas que salen a Bolsa.Lo único cierto es que la OPV de BME es distinta. Porque además de una empresa es el nudo del sector financiero español y porque opera en un régimen diferente. Por eso se dijo que debería ser una operación ejemplar. Probablemente estas expectativas de dar ejemplo han terminado por provocar el efecto contrario al deseado.