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5d. Para invertir

La Fed no baja la guardia

El mercado espera que los tipos suban al 5,25% la próxima semana y baraja más movimientos en agosto.

Los próximos miércoles y jueves Ben Bernanke se pondrá de nuevo al frente de una reunión del Comité Abierto de la Reserva Federal. Tal y como han dejado ver los miembros de este comité (presidente incluido) en más de una veintena de discursos en apenas tres semanas, todo apunta a que habrá una décimo séptima subida de tipos que los deje al 5,25%. Además, se esperan pistas que confirmen que en agosto, llegará el alza décimo octava.

No todos los economistas están seguros de que sean necesarias ya que, aunque por un lado llegan señales de una subida de la inflación, también llegan otras que muestran un principio de desaceleración del crecimiento en EE UU. Pero el mercado tiene claras sus expectativas. Los futuros dan por hecha la subida de tipos de miércoles y otorgan una probabilidad superior al 50% de una nueva subida en el mes de agosto.

Bernanke y su equipo se encuentran, hasta cierto punto, atrapados por sus palabras. La situación se complica, además, porque con apenas cuatro meses en el cargo, Bernanke preside un comité con seis miembros nuevos, algo inusual, y tiene que mostrar sus credenciales. Asegurar su firmeza en la lucha, preventiva, contra la inflación y contra las expectativas de ésta, que es lo que más preocupaba a su predecesor, Alan Greenspan. Bernanke ha de seguir el mismo sendero que sus predecesores, Greenspan y antes que él Paul Volcker, que primero aseguraron su credibilidad con mano dura para, posteriormente, calmar a los mercados en las eventuales crisis financieras.

Pero a los mercados, ya se sabe, no les gusta que les pongan el dinero caro. O, al menos, más caro de lo que esperaban. La publicación del dato de inflación de abril en Estados Unidos fue el pistoletazo de salida de una corrección que dura más de un mes. Un 3% cayó el Ibex el 17 de mayo, y las Bolsas corrigieron alrededor del 10% en pocas semanas. Aunque muchos analistas señalan que la Bolsa estaba sobrecomprada y habría caído de todos modos, lo cierto es que las palabras de los responsables de la autoridad monetaria profundizaron el mal momento del mercado.

A lo largo de varias semanas los gobernadores han transmitido que hay que subir tipos por que la inflación se ha alejado de la zona en la que Bernanke está cómodo (creció un 4,2% la interanual hasta mayo y un 2,4% la subyacente en este mismo periodo). Kathy Bostjancic, analista senior de Merrill Lynch, asegura que aunque debería haber un pausa, tal y como sugirió Bernanke al Congreso, 'no lo va a haber ahora'. Bostjancic cree que con sus mensajes 'desafortunadamente la Fed se ha atrapado y no hay vuelta atrás para junio. La posibilidad de que lo hagan también en agosto es desafortunada porque creo que tienen que parar y ver cuánto están afectando estas acciones a la economía, al mercado de la vivienda y a los consumidores. Hay evidencias claras de que la economía se desacelera'.

Esta analista cree que 'ha habido coordinación entre los miembros de la Fed, que han salido a la palestra y se han enfocado en la inflación como su primera preocupación. Hay un mensaje', explica Bostjancic. Michael Strauss, economista de Commonfund, no cree que se necesiten más subidas, 'pero llegarán. Las esperamos en junio y agosto'.

Algunos analistas como Bostjancic consideran que la inflación no debe asustar tanto, máxime cuando la productividad es elevada. Creen que la mayor parte de la subida de precios tiene origen en el factor estacional de la vivienda y algo en la energía. 'Hay que vigilar la energía pero, hasta ahora, hay muy poca traslación a los precios'. Bernanke es amigo de los límites numéricos de la inflación, pero como sus predecesores, su preocupación pasa además por contener las expectativas de los consumidores, algo que detalló en uno de los muchos discursos de las últimas semanas.

Pese a las discrepancias, muchos expertos comprenden la postura de la nueva Fed. Es más fácil, dicen, dar la vuelta atrás en los tipos que arriesgar que la Reserva no tenga credibilidad por arredrarse ante una caída de las Bolsas. Eso es más difícil de enmendar.

El problema es que Bernanke ha tenido ya un par de tropezones. El primero fue mencionar la palabra 'pausa' al hablar las subidas de tipos -algo que gustó al mercado- y luego olvidarse de ella. El segundo mal paso fue la confidencia hecha durante una cena en mayo a una periodista de la CNBC de que el mercado se equivocaba al pensar que era blando ante la inflación. Pero a María Bartiromo, una estrella de la televisión financiera, esa confesión le sonó a titular y así lo transmitió, mandando el mercado a pérdidas y disparando la volatilidad. Bernanke prometió vigilar sus declaraciones a los medios.

Bostjancic admite que Bernanke esta en un momento muy paradójico por su propia situación y porque muchas de las teorías económicas están siendo reformuladas por la globalización. 'Es mala suerte', dice esta analista, que matiza para mandar el mensaje de que 'en la Fed, todos están muy cualificados'.

Transparencia de ida y vuelta

Cuando Bernanke tomó las riendas de la Fed el 1 de febrero, la economía estaba en un momento dulce. De hecho, ese trimestre el ritmo del crecimiento del PIB fue del 5,3%, la inflación subyacente estaba 'bien contenida' y el Dow Jones Industriales iba camino de romper la barrera de los 11.000 puntos, como luego hizo. Entonces, el presidente de la Reserva empezó a mostrarse como el gran guerrero contra la inflación y mandó a los mercados señales de que los tipos tenían que subir. Los mercados siguen dando tumbos desde entonces aquejados de volatilidad. Curiosamente eso es una de las consecuencias de la nueva política de la transparencia de la Fed. Todos los gobernadores hablan. En Goldman Sachs explican que una mayor transparencia es deseable porque los mercados pueden descontar mejor el potencial efecto de la política monetaria y eso incrementa la eficiencia de esta. No obstante, señalan, los mercados deben saber interpretar las palabras ya que si no, esta mayor transparencia contribuye a crear más 'ruido y volatilidad', máxime cuando los mercados han interpretado que Bernanke no ha sido coherente en su mensaje.

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