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Tribuna
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Realidad marginal de la creación de empresas

Recientemente se han hecho públicos los datos del Informe GEM (Global Entrepreneurship Monitor) elaborado por el Instituto de Empresa a nivel nacional. Este informe tiene como principal resultado el análisis de la TEA (tasa de actividad emprendedora) que mide de manera anual la evolución de la misma en 40 países y su relación con el PIB, la generación de empleo, la creación de innovación y otras muchas variables fundamentales en la salud económica de una sociedad.

El informe GEM 2004 para España arroja un dato preocupante para nuestra economía, si bien la actividad se recupera algo con respecto a la caída experimentada en el año 2004, que fue de un 23,9%, la TEA en España en 2005 sólo ha recuperado un 0,25%, alcanzando unos valores de 5,4% de actividad emprendedora, lejos del 6,5% que como media se produce en economías desarrolladas.

El informe GEM ya ha establecido de manera precisa en años anteriores la relación entre creación de empresas y PIB, empleo e innovación en una economía, por lo que esta escasa actividad sigue siendo algo preocupante. Ahora bien, ¿es éste un fenómeno coyuntural o se está convirtiendo en algo estructural? Es cierto que el descenso de la TEA en el año 2004 tuvo algunos rasgos atípicos: el clima económico, político y social heredado tras los atentados del 11-M y el cambio de signo político tras los comicios del mismo marzo de 2004, junto con la proyección latente del conflicto de Irak, la inestabilidad provocada por los precios del crudo y la recesión en EE UU. Sin duda, estos datos fueron un importante freno para muchos proyectos y muchos emprendedores que ante la incertidumbre del entorno prefirieron esperar mejores momentos. Sin embargo, esa esperada recuperación de la actividad en 2005, un año de mayor estabilidad en el entorno, ha sido marginal.

Aun con esa ligera decepción desde el punto de vista de la recuperación de la actividad emprendedora, el GEM, en su edición de 2004, arroja algunas noticias positivas para nuestra economía emprendedora. Por ejemplo, la recesión de 2004 no ha significado un incremento significativo de la mortandad de empresas, cuya tasa se mantiene estable (eso sí, en valores altos en comparación con nuestro entorno). Además, las empresas nuevas (de entre 3 y 42 meses de vida) se mantienen y mejoran en su tasa de estabilidad y crecimiento.

Además del factor de la mortandad excesiva, nuestras micros y pequeñas empresas adolecen de graves problemas de dimensión y crecimiento, cuando es bien conocida la asociación en muchos mercados entre tamaño y rentabilidad. En este sentido, y dentro del marco GEM, en este año 2006 estamos desarrollando un muy innovador estudio, con el apoyo de la Fundación Cultural Banesto y la Dirección General de la Pequeña y Mediana Empresa, para identificar las razones del escaso crecimiento de la pyme española, y los factores de éxito que afectan a aquellas pymes nacionales que sí obtienen esa tasa de crecimiento y consolidación, y obviamente de generación de empleo, que sería tan deseable para el conjunto de nuestras empresas.

Otras noticias positivas que arroja el GEM 2005 a nivel nacional es el aumento de la inversión media en nuevas empresas, que ha pasado en tres años de 20.000 euros a 40.000 euros, con el consiguiente impacto inmediato en la dimensión y alcance de los proyectos. Destacado es también el crecimiento de la actividad emprendedora femenina, que nos posiciona ya como la quinta economía comunitaria en porcentaje de emprendedoras.

Para finalizar esta reflexión, el informe GEM sugiere una serie de aspectos clave de mejora de nuestra actividad emprendedora: la mejora de las políticas educativas orientadas a fomentar el espíritu emprendedor; mejoras legislativas que favorezcan un mejor marco a autónomos y empresarios en materia de atención sociosanitaria, jubilación y desempleo; mejoras del tratamiento fiscal de las plusvalías para inversiones en proyectos empresariales, inversiones informales o capital riesgo; inversiones en transferencias de I+D+i; mayor conexión entre universidad y empresa; desarrollo de redes de inversores informales y/o business angels; acceso a infraestructuras físicas, comerciales y de desarrollo y mayor presencia de programas gubernamentales de simplificación normativa, de financiación y de apoyo en formación y difusión cultural son sólo algunas de ellas.

Esperemos que entre todos podamos mejorar la situación para emprender en España. No olvidemos que los países que experimentan mayores tasas de crecimiento también registran las mayores tasas de creación de empresas.

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