La banca intensifica la formación de la plantilla
La CNMV ha intensificado las inspecciones a pie de sucursal y ha recomendado que mejoren la formación de todos los empleados que atienden la ventanilla y comercializan productos financieros. La respuesta no se ha hecho esperar entre los principales bancos y cajas, favoreciendo que sus empleados reciban alguna titulación financiera con sello europeo.
En concreto, 22 entidades financieras se han comprometido a que durante los próximos tres años el 30% de sus plantilla cursará estudios suficientes para poder superar con éxito alguno de los tres títulos que concede EFPA (Asociación Europea de Asesoría y Planificación Financiera), creada en Rotterdam en el año 2000.
Se han adherido al acuerdo entre otros: BBVA, Santander, Banif, Altae, Caixa Cataluña, Fibanc, Abante Asesores, Bankinter, Tressis, Banc Sabadell, Inversis, Banesto, Banca March, Morgan Stanley, Ibercaja, Finanduero, BNP Paribas, Deutsche Bank...
Estas entidades envían a clase a sus trabajadores porque saben que los clientes satisfechos son aquellos que han recibido el mejor asesoramiento y que ésta es la mejor arma para fidelizar un cliente. Con números en la mano, mantener un cliente cuesta la mitad que conseguir uno nuevo, según informes realizados por la gran banca.
En un primer momento, la mejora de la formación en bancos y cajas se ha concentrado en los trabajadores que atienden a los grandes patrimonios, es decir, a las divisiones de banca privada. El segundo paso es la red bancaria; está previsto que se intensifique la formación de los directores de las principales sucursales. A finales de año se espera que 3.500 personas habrán recibido algún certificado de EFPA
Las titulaciones dadas por EFPA no sólo certifican el nivel de conocimiento de los asesores financieros sino que permiten asegurar altos estándares éticos y de conducta de sus miembros. Así, los propietarios de la titulación tienen que anteponer los intereses del cliente por encima del suyo. También deberán explicar claramente las comisiones y esquemas de costes acordados con el cliente antes de firmar un contrato de servicio.
'Entre las prioridades de la EFPA figuran: promover una mayor eficiencia en el mercado del asesoramiento, mejorar la calidad de las recomendaciones y ayudar al inversor a poder tomar mejor sus decisiones', comenta Alfonso Roa, presidente del Comité de Certificación y Acreditación de EFPA.
Otro acicate para las entidades es la próxima entrada en vigor de la nueva Directiva Comunitaria de Mercados Financieros (Mifid). Esta normativa introduce dos importantes novedades: reconoce el asesoramiento financiero como sujeto a autorización y regula también los requisitos necesarios para el acceso y ejercicio de la profesión de asesor de inversiones. El Gobierno español debe trasponer esta directiva a lo largo de 2006.
La Mifid define el asesoramiento como 'la prestación de recomendaciones personalizadas a un cliente, ya sea a petición de éste o por iniciativa de la empresa de inversión con respecto a una o más alternativas de instrumentos financieros'. La norma europea obliga a regular la profesión de asesor independiente pero no exige que los empleados de entidades financieras estén acreditados.
La EFPA ha hecho un guiño a los supervisores europeos incluyendo en sus temarios las peticiones que los órganos reguladores europeos han propuesto en materia de legislación y normativa como paso previo a dar mayor protección al inversor.
La CNMV potencia la enseñanza
El organismo supervisor, la CNMV, considera que 'una sólida y continua formación de los empleados que realizan labores de comercialización de los productos financieros, dirigidos a inversores minoristas es fundamental para conseguir una adecuada protección de sus clientes'.En este sentido la CNMV no sólo aconseja que las entidades que operan en la Ley de Mercado de Valores desarrollen políticas de formación sino que recomienda textualmente que 'realicen comprobaciones sobre la adecuación del nivel de formación a través de inspecciones in situ a las entidades comercializadoras'. En la supervisión se trataría de analizar la adecuación de las acciones formativas a las cualidades de los productos que se venden. Así, por ejemplo, recomienda que productos complejos los comercialicen gestores con una cualificación más elevada.