La planta de Ford en Valencia pide cuentas a Alemania
Hace menos de un mes, el presidente de Ford Europa, John Fleming, explicaba a Cinco Días que la multinacional confiaba en la factoría de Almussafes para el futuro. 'Es una planta extremadamente flexible, uno de nuestros mejores centros, con una alta calidad de fabricación', dijo entonces Fleming. En esa afirmación, el presidente de la filial -radicada en Alemania-, incluía, por un lado, la mejor baza de la factoría, la calidad de la producción, junto a los menores costes. Pero también explicaba una de las características de la planta valenciana que, si bien inicialmente se consideró como un camino de futuro, hoy no hace más que proyectar cierta incertidumbre: Almussafes es una planta flexible, es decir, capaz de adaptar sus líneas de producción a la demanda. Y esto es bueno... si hay demanda.
Hace apenas unas semanas, los sindicatos alemanes en Ford lograron arrancar un compromiso a largo plazo con la multinacional. Se trataba de un acuerdo para cinco años, que al margen de las compensaciones económicas, garantizaba en los dos grandes centros de la marca del óvalo en Alemania -y por tanto en Europa-, Colonia y Saarlouis, tenían garantizada su plantilla y los modelos que tienen adjudicados en estos momentos. Esto, traducido al día a día de la empresa, significa que las evoluciones previstas para los próximos años del Fiesta y del Focus se fabricarán en Colonia y Saarlouis respectivamente. ¿Qué pasa entonces con Almussafes?
Esperan respuestas
La sección sindical de UGT en Ford quiere recibir respuesta de Fleming a esta pregunta en la reunión que mantienen hoy en Alemania. 'Queremos que nos hable en serio de inversiones y productos. Que se vea la luz en ese horizonte tan oscuro', afirmó el secretario del sindicato en la planta, Gonzalo Pino. Para UGT el problema fundamental es que la planta se quede 'para fabricar excedentes'. La preocupación del sindicato no es infundada. Hoy Almussafes fabrica el Ka, que dejará de producirse en 2007; y su sustituto se hará en Polonia. El Mazda2, por su parte, dejará de hacerse en Valencia con toda probabilidad a partir del año que viene.
De los otros dos, el Fiesta y el Focus, se da por descontado que tendrán como fábricas base las de Colonia y Saarlouis. 'Pasaremos de una producción actual de cuatro modelos a uno solo, el Focus', afirma Pino, contando con que la planta valenciana mantenga su exclusividad para la versión de cuatro puertas de este último modelo. Y mientras, hasta una planta que estaba casi desahuciada, como la de Genk en Bélgica, ha logrado mantener el Mondeo, la nueva Galaxy y el futuro S-Max.
Acostumbrada a producir modelos de los segmentos más pequeños -los mayores éxitos de la planta son el Fiesta original y el Escort, al margen del posterior del Focus- Almussafes se enfrenta a la dificultad de competir con las economías emergentes. Como ha ocurrido con el sustituto del Ka, que se fabricará con Fiat en Polonia, UGT también cree que Mazda fabricará en algún país del este de Europa lo que ahora tenía encargado a Valencia. 'En septiembre, Fleming nos anunció que habría inversiones, pero no hay rastro de ellas y mientras se van adjudicando modelos a otras plantas. Queremos ver qué pasa con esas promesas', señala Pino. 'Nadie ha pensado nunca en prescindir de Almussafes', dijo Fleming a este periódico. Los trabajadores quieren hechos que confirmen estas palabras.
Críticas a una dirección poco reivindicativa
El sindicato UGT, que representa al 74% de los 7.200 empleados que tiene a la planta de Ford en Almussafes, mostró la semana pasada su descontento con la falta de inversiones que se podrían considerar ordinarias en la factoría valenciana. Según Gonzalo Pino, 'las instalaciones no se han modernizado en los últimos años y eso nos resta competitividad al tiempo que introduce problemas de seguridad laboral, como demuestra el alto número de bajas que arrastra la planta'.Para Pino, 'si no hay inversiones no podremos competir dentro o fuera de la propia compañía'. Y es en este punto donde el sindicato muestra su descontento con la gerencia de la planta valenciana, que está en manos de Antonio Adés desde el año 2000, por su poco talante reivindicativo respecto a la dirección europea de la multinacional.Con todo, Almussafes sí ha conseguido librarse de las fuertes regulaciones de empleo que ha realizado la multinacional en todo el mundo para obtener beneficios y de momento continúa siendo la planta de la marca con mejores costes de producción en Europa occidental.