Temor a abrir el debate nuclear
El Libro Verde sobre la energía presentado ayer por la Comisión Europea plantea que los socios de la Unión deben diversificar sus fuentes de suministro, poner en marcha medidas para reducir el consumo y aumentar las reservas de gas y petróleo. Sin embargo, no hace el llamamiento explícito a la reapertura del llamado debate nuclear que esperaban muchos responsables políticos y empresariales. La patronal nuclear, Foratom, expresó de inmediato su 'decepción' por el contenido del Libro Verde.
La sensación de urgencia y el temor desatados por la reciente guerra del gas entre Rusia y Ucrania llevó a algunos políticos europeos, entre ellos el comisario de Asuntos Económicos, Joaquín Almunia, a plantear abiertamente que era preciso revisar la moratoria nuclear implantada en algunos países como España. En opinión de Almunia, sería 'suicida' no hacerlo. El objetivo sería garantizar el suministro, recortar los costes de generación y reducir la elevadísima dependencia energética exterior de Europa.
Los defensores de reabrir este debate señalan que los avances en seguridad y tratamiento de residuos permiten afrontar la opción nuclear con garantías muy superiores a las de décadas anteriores. Sin embargo, este asunto sigue siendo considerado tabú en países como Austria, que en estos momentos ostenta la presidencia rotatoria de la Unión Europea.
El Libro Verde sólo hace una vaga referencia a la necesidad de buscar fórmulas que permitan garantizar el suministro energético y cumplir los objetivos de Kioto de reducción de emisiones contaminantes. Una afirmación que puede ser interpretada como una invitación de Bruselas a los países miembros para que analicen la opción nuclear, pero queda lejos del mandato expreso que esperaban muchos. La Comisión Europea renuncia, pues, a erigirse como líder en este controvertido debate y deja a los respectivos Gobiernos la decisión de adentrarse o no en estas procelosas aguas, sin posibilidad de escudarse en las directrices emanadas desde Bruselas.