_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Una opa vertiginosa y electrizante

La opa lanzada el 21 de febrero por Eon ha generado una auténtica convulsión en el mercado energético. Cuando Gas Natural tenía casi rematada la operación, después de lograr el plácet del regulador y el aval del Ejecutivo, la compañía alemana ha trastocado por sorpresa los planes diseñados y molestado profundamente al Gobierno, que ha contestado con dureza. De momento, los más beneficiados son los propietarios de Endesa, que ven cómo sus acciones no paran de subir al calor de opas y contraopas.

La posibilidad de situarnos en un escenario como éste ya la planteamos en estas mismas páginas el pasado 15 de febrero, y es que, a veces, mientras la Administración cierra una puerta el mercado se cuela por la ventana.

Ahora la batalla por la compra de Endesa ha entrado en una fase vertiginosa de resultado incierto y eso que legalmente acaba de comenzar, ya que hasta la aprobación este lunes del folleto de la opa de Gas Natural por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) tan sólo existía una solicitud de opa de ésta y una solicitud de contraopa de Eon.

La opa de Eon encarna literalmente lo que en la jerga bursátil se denomina un caballero blanco. Cuenta con el apoyo implícito de Endesa, ha mejorado notablemente las condiciones ofrecidas por Gas Natural (27,5 euros en efectivo, menos dividendos), y en términos generales, se trata de una oferta muy bien planteada. No obstante se enfrenta al problema del alargamiento del proceso -la Comisión Europea tardará en fallar (a favor) más o menos un mes-, y sobre todo, a la decidida voluntad del Gobierno de paralizarla. æpermil;ste podría invocar la golden share que protege a Endesa hasta junio de 2007, pero como se trata de un último recurso, se trabaja a marchas forzadas en la reforma ad hoc del actual marco normativo, pese al riesgo de sanciones de la UE y al descrédito internacional de nuestra economía.

Primero se invocó con poco éxito la aplicación de la Función 14 de la disposición adicional 11 de la Ley 34/1998, de Hidrocarburos, que faculta a la Comisión Nacional de la Energía (CNE) para vetar operaciones mercantiles de envergadura con elevado riesgo financiero si las realizan 'empresas con actividades reguladas', y la disposición adicional 27 de la Ley 55/99, sobre limitación de voto a inversores públicos extranjeros.

Ahora, lógicamente, la polémica radica en los cambios legislativos urgentes aprobados por el último Consejo de Ministros, que amplían las competencias de la CNE para vetar esta operación y rediseñan la política tarifaria en el mercado eléctrico mayorista (pool). Al margen de otras consideraciones técnicas, resulta francamente criticable que todo un mercado se regule a impulsos de una situación concreta. Ello suele producir efectos muy adversos.

Pero con independencia de que Eon se retire o aguante, el éxito de la contraoferta de Gas Natural, que parece inminente y el mercado sitúa en 30 euros, pasa inexorablemente por una rebaja en la cotización de Endesa (que actualmente gira en torno a 28 euros) y por una sustancial subida del precio, para lo cual es preciso encontrar aliados, puesto que Gas Natural tiene su capacidad de endeudamiento limitada por la CNE. Y la verdad es que no le faltan candidatos (FCC, Enel, EDF, RWE...). El problema es elegir el más adecuado, porque después de que el Ejecutivo apelase al argumento de la españolidad para oponerse a la oferta de Eon, no se entendería su apoyo a una alternativa mejorada por el patrocinio de un operador extranjero.

Y para terminar de complicar este desquiciante panorama, se ha extendido en los mercados el rumor sobre el lanzamiento de una tercera opa. Se especula con una entidad de capital riesgo, opción financieramente viable pero que plantearía muchos problemas regulatorios dada la actividad típica de esta clase de operadores.

Desde un punto de vista estrictamente jurídico, lo más interesante de esta operación es que está poniendo al descubierto algunos de los graves problemas que tiene nuestra normativa de opas, precisamente en un momento en el que se está trabajando sobre su reforma. En este sentido, parece deseable que se articule un proceso valiente y abierto a los foros en el que se aborden temas tan importantes como la conveniencia de mantener las opas parciales, el necesario acortamiento de los plazos y la regulación del deber de pasividad (no es lógico exigir a los gestores de una empresa opada pasividad durante un proceso que puede durar meses), así como el problema de la neutralización de los blindajes estatutarios en caso de opa.

Newsletters

Inscríbete para recibir la información económica exclusiva y las noticias financieras más relevantes para ti
¡Apúntate!

Archivado En

_
_