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Pensiones

Pros y contras del rescate en forma de renta

La renta vitalicia es, teóricamente, el sistema idóneo para rescatar un plan de pensiones, en la medida en que el pensionista tiene asegurada una renta cada mes hasta el momento de su fallecimiento. Ese es el sistema que rige en las pensiones públicas y el que el Gobierno quiere promover para el sistema de pensiones complementario, en detrimento del rescate en forma de capital, esto es, recibir la pensión en un solo pago. Hasta la fecha, el rescate en forma de capital ha estado beneficiado fiscalmente frente al sistema de renta.

El borrador inicial del anteproyecto de reforma del IRPF, que se aprobará este año, establecía que las prestaciones deberán ser en forma de renta vitalicia, de manera que la persona que opte por rescatar todo de una vez deberá devolver todas las deducciones fiscales de que se haya beneficiado por aportar dinero a un plan de pensiones. El Ministerio de Economía y Hacienda, no obstante, ha rectificado: en la nueva redacción del borrador permite la posibilidad de que el rescate se produzca tanto en forma de renta como en forma de capital. En todo caso, la renta vitalicia aún sale beneficiada.

'Se intentó no penalizar el rescate en forma de renta vitalicia pero se pasaron al otro extremo', explica Jaime Nieto-Márquez, director de Previsión Social de Mercer HR Consulting. 'La idea tiene sentido, pero no calcularon que el capital acumulado es muy bajo y que la renta vitalicia puede ser ridícula'.

La edad, el sexo y los tipos de interés determinan la cuantía del pago

Según datos de la Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva (Inverco), la cantidad media ahorrada por los planes de pensiones españoles es de 5.100 euros, lo que supone una renta vitalicia de 25 euros mensuales para los hombres y 20 euros para las mujeres, cuya esperanza de vida es mayor.

Existen dos tipos de renta vitalicia: las que revierten en el cónyuge y las que no. En el primer caso el cónyuge recibe una parte de la renta en caso de fallecimiento del pensionista, mientras que en el segundo, cuando se produce el fallecimiento, el dinero provisionado que el pensionista no ha recibido se lo queda la gestora o aseguradora. Con esta política, la entidad compensa las rentas que paga a las personas que viven más de lo calculado con las de las que mueren antes de lo previsto.

El sistema de reversión puede ser el más adecuado, pero el cónyuge recibe sólo una parte de la renta vitalicia, un 50% o un 60%, y requiere más capital inicial.

Para determinar la renta vitalicia se tienen en cuenta tres factores: el sexo, la edad y los tipos de interés. Con los dos primeros y una tabla actuarial se fija una parte del importe, al que se le añade un tipo de interés técnico que fija la aseguradora y cuyo máximo fija la Dirección General de Seguros sacando una media entre los tipos a corto y largo plazo. 'En estos momentos ese tipo está en el 2,5%, casi en mínimo histórico', explica Belén Alarcón, de Abante Asesores.

Según este sistema, la renta vitalicia será mayor cuando los tipos de interés estén más altos, por ejemplo, tras un periodo de fuerte crecimiento económico. Dependerá, así, del momento de la jubilación el que la renta sea mayor o menor.

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