'Los recursos humanos son el patito feo'
Ha bregado en más de una batalla. La más sonada la vivió siendo presidente del Círculo de Empresarios, cuando se propuso que las mujeres se costearan su baja por maternidad. La herida sigue abierta.
Acaba de incorporarse a la consultora Mercer con el fin de liderar su Consejo asesor cuyo objetivo será posicionar a la compañía, que facturó el pasado ejercicio 17,2 millones de euros, ante las nuevas demandas del mercado. Manuel Azpilicueta (San Sebastián, 1940) tiene por delante otro reto: volver al negocio del vino, junto a Paternina, con una nueva etiqueta Marqués de Terán.
¿Cuál será su principal aportación a la consultora desde su nuevo cargo?
'Yo, que no soy socialista, sino de tendencia liberal, reconozco la importancia de Marx, que llamaba al capital trabajo acumulado'
'Parece mentira que las empresas no se hayan convencido todavía de que hay que prestar más atención a las personas'
No existe una definición, la tenemos que ir construyendo. Mi cometido será asesorar sobre cómo mejorar su presencia en el mercado o ampliar su red de contactos y de clientes. Me voy a arremangar, escuchar y dar mi consejo, al margen de ayudarles en su trabajo exterior. Nos hemos mirado a los ojos para ver si podíamos colaborar y el tiempo dirá en qué cometidos.
Llega con mucha humildad.
Siempre he procurado ir a los sitios con humildad. He abordado todos los proyectos escuchando y aprendiendo antes de tener la osadía de opinar.
Se incorpora a una compañía, donde la media de edad es de gente joven.
Eso es terriblemente enriquecedor Además voy a trabajar en un área como recursos humanos, que es la clave, lo esencial, lo único. El capital humano es el que termina construyendo todo. Parece mentira que las empresas no se hayan convencido todavía de que hay que prestar más atención a las personas.
A lo largo de su trayectoria como directivo, ¿en qué momento descubrió que los recursos humanos eran la pieza clave de la empresa?
Durante mi etapa de 15 años en Russell Reynolds compañía de cazatalentos fue cuando descubrí que era el tema que le debería preocupar a los ejecutivos. Si lo piensan, la empresa no es más que la suma de personas. El mobiliario, la electricidad, todo, lo hacen las personas. Yo que no soy socialista, sino que soy de tendencia liberal, reconozco la importancia de Marx, que llamaba al capital trabajo acumulado. Todo tiene detrás a las personas.
Muchos todavía recuerdan la polémica que generó el Círculo de Empresarios, siendo usted presidente, con la propuesta de que las mujeres costearán su baja por maternidad.
Aquello se entendió mal. Lo único que quería decir el documento era que el trabajo no fuese un obstáculo para la maternidad, que fueran compatibles. Aquello fue una desgracia. Nadie lo entendió porque se enganchó con una errata y unas malas explicaciones. Y nadie se quería bajar de ese titular.
Entonces, ¿no tiene nada en contra de las mujeres?
Todo lo contrario. Estoy enamorado de la mujer, en el sentido del papel que juega en la sociedad. Soy un feminista convencido.
Desde la citada institución también se pidió acabar con la gratuidad de la enseñanza y de la sanidad.
El sistema sanitario en España tiene fallos y la gratuidad total es perversa. A la masa de trabajadores hay que decirle que va a existir el copago y que eso mejorará las cuentas del Estado. El Círculo es una institución que ha tenido la impertinencia de meterse con asuntos en los que nadie se metía. Y siempre hemos sido pesadísimos con el tema de las pensiones porque las cuentas no van a salir dentro de 25 años. Ese mensaje le aterra a la gente, pero hay que empezar a tomar medidas. El que no genera polémica no remueve la conciencia social.
¿Cuáles cree que son los principales cambios que se deben acometer en el área de los recursos humanos?
Son el patito feo de las empresas. Cuando empecé mi carrera, se entendía que había un señor que se encargaba del convenio colectivo, pero nadie pensaba en hacer planes de carrera o en la búsqueda del talento. Con la llegada de las multinacionales ha venido la enseñanza avanzada de cómo se tratan los recursos humanos. Lo que hay es falta de atención. Los ejecutivos suelen pensar en los temas comerciales y técnicos, pero en todo ello hay recursos humanos y hay que mimarlos. Hay empresas que han metido la nariz en temas como la formación y han mejorado el ambiente y la capacitación de los profesionales. Hay que cuidar cómo se entra, cómo se está y cómo se sale de una empresa.
Gestión. 'Voy por la calle abrazando a la gente'
Tiene 66 años, ¿no ha pensado en la jubilación?A mí me da vergüenza meterme en mi casa. En España tendrá que cambiar la edad de la jubilación. Lo digo con la boca llena, pero nadie puede jubilarse a los 65 años. Hay gente buena que es arrollada por el cambio generacional. Yo puedo permitirme el lujo de no trabajar porque a lo largo de mi vida he sido siempre muy ahorrador. Una de las razones por las que se va a caer el sistema de prejubilaciones es por las pensiones a prejubilados.Antes comentaba que las empresas descuidaban a sus profesionales, ¿qué deberían hacer para mejorar su estancia?Sí, era lo que decía del cómo se está. Y ahí entra la formación continua, la retribución flexible, los planes de pensiones. Las empresas deben tener en cuenta temas como la evaluación, el desempeño y las competencias. Eso que parecen filigranas y adornos, es algo necesario. El que haga los deberes en esas habilidades ganará la partida.
¿Qué cree que valoró Mercer para ficharle?A una persona que no tiene obligaciones ejecutivas. No estoy en ninguna nómina, no soy activo. Y han visto a una persona que ha pasado por diferentes terrenos en la vida. He trabajado en el sector público, en el privado, tengo relaciones, experiencia. Además, creo que se habrán fijado en los 15 años que estuve en Russell Reynolds, dedicado a la búsqueda de directivos.Viendo su trayectoria, ¿cómo se mantiene un profesional a lo largo de su trayectoria en la cúspide?A lo mejor es que me gusta la gente. No he hecho otra cosa en mi vida y eso te da un nível de relación amable con tantas personas. Estoy contento porque voy por la calle saludando y abrazando a la gente. Creo que siempre he dejado una estela de simpatía.
Durante la crisis que vivió en el Círculo de Empresarios, usted llegó a presentar su dimisión; ese gesto no es muy habitual entre los directivos.Aquello me dejó mal recuerdo. Reuní a la junta directiva y presenté mi dimisión para llevarme yo toda la porquería. Es un gesto de mínima dignidad. Ofrecer mi cadáver para no dañar a la institución.