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Cubos prefabricados, la solución de Alemania para la vivienda

Son un poco más grandes que una cabina telefónica, pero los estudiantes piensan resistir dentro todo un año, como mínimo. Son cubos con una superficie de 2,60 metros por 2,60 metros y su alquiler cuesta 150 euros al mes. Si en España hubo polémica con las soluciones habitacionales de 35 metros cuadrados, en Alemania la opción son estancias de casi siete. Eso sí: de diseño ergonómico y purista. Desde principios de noviembre, siete estudiantes de la Academia de Arte de Múnich viven en siete habitáculos emplazados en un terreno del barrio universitario de la capital bávara. La renta que pagan incluye agua, calefacción, televisor y equipo de conexión a internet.

La historia de los cubos se remonta a 2001, cuando el coordinador de los servicios de ayuda a los estudiantes de Múnich, Dieter Massberg, se propuso buscar soluciones alternativas al endémico problema de falta de viviendas para los universitarios. Su idea: crear unidades de vivienda móviles. 'En Múnich quedan todavía muchos espacios libres que se pueden aprovechar para instalar provisionalmente viviendas y por los que no hay que pagar un excesivo alquiler', explica Massberg. Para desarrollar el proyecto se puso en contacto con el profesor de arquitectura Richard Hordon, de la Universidad Técnica de Múnich, quien diseñó y construyó los siete prototipos. La propuesta ha sido financiada por la compañía de telefonía O2.

Christian Muscheid, de 23 años, es uno de los chicos que se han aventurado a vivir por un año en una de las minúsculas viviendas. Sus 1,90 metros de alto no se lo ponen fácil. El alumno de Bellas Artes duerme aquí y se fríe, de vez en cuando, un par de salchichas en su minicocina. Pero para estudiar y trabajar se va a la academia. No sólo por el gran formato de sus dibujos. Christian dice que es difícil aguantar dentro las 24 horas del día.

El principal inconveniente para los inquilinos no son las pequeñas dimensiones de su residencia, sino el acoso de los curiosos

Las construcciones metálicas están equipadas con lo imprescindible. En caso necesario se pueden remolcar y llevar a otro lugar. No tienen timbre. Basta con llamar a la puerta. El pasillo de la entrada sirve también de ducha. A la izquierda, la mesa. Al fondo, la cocina -con microondas y frigorífico integrados- y el dormitorio, con una cama plegable de 1,20 metros de ancho. Por dentro parece incluso más grande de lo que es; quizá por su claridad, con ventanas y entradas de luz por las cuatro paredes, y su diseño uniforme, de superficies lisas. El proyecto se encuentra todavía en fase experimental. Por eso, los jóvenes inquilinos deberán redactar para Massberg un informe sobre su experiencia. Por ahora dicen que se sienten a gusto. Tres han pedido que se les prolongue el contrato de alquiler. 'Me temía que, pasada la novedad de la primera semana, empezaran a inquietarse por las dimensiones de las unidades', dice Massberg. Pero ha ocurrido todo lo contrario: coinciden en que la primera semana fue dura; pero ya se han acostumbrado. El inconveniente más grave no es que la ducha moje el inodoro cada vez que uno se bañe ni que sus minúsculas dimensiones obliguen a un orden estricto; sino los reporteros, los turistas y los mirones que, sin reparos, pegan su nariz a las ventanas para fisgar y hacer fotos.

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