Merkel, entre Blair y Chirac
La canciller alemana, Angela Merkel, se ha estrenado en las lides comunitarias apostando por un papel de mediadora, alejado de los estrechos vínculos que su antecesor, Gerhard Schröder, mantuvo a partir de 2001 con el presidente francés, Jacques Chirac. Sin romper la alianza París-Berlín, la líder cristiano-demócrata se situó durante algunas fase de la cumbre presupuestaria en un terreno neutral para facilitar el consenso.
'El acuerdo final fue fruto, sobre todo, de su papel como honesta mediadora', valora John Palmer, director del centro de estudios European Policy Centre. Merkel apoyó la ofensiva contra el cheque británico, pero según fuentes españolas 'se mantuvo al margen de la virulencia del ataque franco-español' contra el privilegio presupuestario del Reino Unido.
La canciller también contribuyó a disuadir las objeciones de los países del Este, proponiendo un ligero aumento del Presupuesto final. Y tuvo la deferencia de ceder a Polonia unos fondos de 100 millones de euros que correspondían a la rica región alemana de Baviera.
El protagonismo mediático de Merkel durante la cumbre, en todo caso, puede ayudar a que el acuerdo presupuestario supere con más facilidad la tramtitación en el Parlamentario europeo. Los populares, grupo mayoritario, están dirigidos por el alemán Hans-Gert Pöttering, que ayer ya suavizó sus críticas a la propuesta del Consejo. 'Es una buena base de negociación',señaló el europarlamentario. 'Nuestro objetivo es alcanzar un acuerdo con presidencia austriaca (primer semestre de 2006)'.
El europarlamentario del grupo conservador Reimer Boege, ponente para la tramitación de las Perspectivas Financieras también atribuye a la canciller los méritos del acuerdo. 'El Consejo ha elevado en 13.200 millones el Presupuesto. Ese compromiso no hubiera sido posible sin la intervención de la canciller'.
El entusiasmo, sin embargo, no es generalizado. Fuentes británicas citadas por el diario Financial Times aseguran que 'francamente, lo mejor de ella es que no es Gerhard Schröder'.
Prueba de fuego
El supuesto liderazgo de Merkel pasará su prueba de fuego en 2007, cuando Alemania ocupe en el primer semestre la presidencia de la UE. La mayoría de los observadores creen que la líder alemana aprovechará ese mandato para impulsar de nuevo el proyecto constitucional.
El momento sería favorable para Berlín, porque coincide con las elecciones presidenciales en Francia y la prevista retirada de Chirac, cuya figura se identifica con la derrota de la Constitución en el referéndum del 29 de mayo. Algunos de sus posibles sucesores no han descartado la posibilidad de convocar una nueva consulta si se modifica el texto original.
Los Veinticinco se han dado un año 'de reflexión' hasta junio de 2006 para decidir el rumbo del proyecto constitucional. Fuentes diplomáticas auguran que el balance de ese período 'será prolongar un año más el plazo de reflexión'. El objetivo tácito es ganar tiempo a la espera del relevo en Francia.
Pero las intenciones de Merkel de resucitar el proyecto constitucional cuentan ya con el apoyo de gran parte de la Eurocámara. La comisión de asuntos constitucionales apoyó la semana pasada por amplia mayoría un plan para retomar la senda constitucional antes de 2009. Su informe pide la convocatoria de foros en los que participen el Parlamento Europeo y los nacionales. 'El texto actual puede mantenerse, pero sólo si va acompañado de medidas significativas para convencer a la opinión pública', señala el eurodiputado socialista Carlos Carnero, ardiente defensor del proyecto. Otras soluciones más drásticas abogan por convocar una convención como la que, bajo presidencia de Valèry Giscard d'Estaing, elaboró la primera versión de la Constitución europea, y elaborar un texto completo.
Las nuevas alianzas marcan el futuro de la UE
Los dos años de broncas en las negociaciones sobre el Presupuesto comunitario han sacudido violentamente las alianzas imperaban en la UE. El acuerdo final, además, ha llegado tras el relevo de líderes en varias capitales europeas, lo cual facilita nuevas empatías o nuevos desencuentros.El que aparece como líder más tocado, paradójicamente, es el que se ha anotado el triunfo de cerrar las negociaciones: Tony Blair. El primer ministro británico ha soliviantado a los países de Europa del Este, que hasta ahora le veían como su valedor en la UE, con su gestión de las negociaciones y con el recorte a sus ayudas que introdujo en la propuesta presupuestaria.Polonia, que suele asumir el liderazgo de los 10 nuevos socios, ha acabado buscando el padrinazgo de París para intentar mejorar la oferta comunitaria. 'No estaríamos donde estamos si no hubiera sido por Francia', sentenció al acabar la Cumbre el primer ministro Kazimierz Marcinkiewicz.París también ha forjado una estrecha alianza con España, que bajo la presidencia de José María Aznar se mantuvo fiel a las tesis atlantistas de Londres. Fuentes españolas llegaron a anunciar durante la cumbre que 'hay un compromiso entre los dos países por el que, o se satisface a ambos, o no habrá acuerdo'. El Reino Unido, mientras tanto, sigue avanzando hacia una 'Europa a la carta' que muchos socios comunitarios empiezan a considerar intolerable. El acuerdo del sábado incluso permite a Londres decidir qué políticas de la Unión financia (la política estructural en los 10 nuevos socios) y cuáles no (la política agrícola).