Las empresas europeas se vuelcan en las participaciones preferentes
Las colocaciones de participaciones preferentes por parte de empresas europeas se han multiplicado por seis en los últimos dos años. Esta financiación, a medio camino entre la deuda y el capital, es una fórmula aprovechada para captar financiación en una etapa de profusión de operaciones empresariales.
La compra de O2 por parte de Telefónica, valorada en 26.000 millones de euros, se financiará enteramente con deuda, según confirmó la compañía el día que anunció la operación. Al tiempo, comunicó que no esperaba una rebaja de ratings superior a un escalón. BNP Paribas señaló en un informe del 1 de noviembre que la empresa española podría emitir parte de la deuda, unos 1.500 millones de euros, en participaciones preferentes, un híbrido entre deuda y acciones que está siendo utilizado de forma masiva por las empresas europeas.
Tradicionalmente, las participaciones preferentes han sido utilizadas por bancos. Este tipo de pasivo está a medio camino entre la deuda y el capital, y la banca lo utilizaba para captar dinero sin diluir la propiedad ni computarlo como deuda a efectos de su solvencia. 'Las empresas no tenían tanta necesidad de recursos propios, pero ahora empiezan a estar interesadas porque les permite tener, a igual financiación, mejor calificación en las agencias', explica Íñigo Gómez-Jordana, socio director del despacho Allen & Overy. En dos años, la emisión de este tipo de valores, excluyendo bancos y cajas, se ha multiplicado por seis, hasta los 6.100 millones de euros. Si se incluyen entidades financieras, los expertos calculan que rondará los 50.000 millones.
Carlos Winzer, vicepresidente senior de Moody's, explica que la contabilización de estas participaciones depende de tres aspectos: el vencimiento -cuanto más largo, menos se parece a la deuda-, la flexibilidad en el pago de los cupones -más flexibilidad supone una menor parte de deuda- y la prevalencia en el cobro en una eventual quiebra.
'En función de estos tres baremos analizamos las emisiones de híbridos y vemos si se parece más a deuda o a acciones'. Una reciente emisión de Banco Pastor se consideró capital en un 75% porque era perpetua y los pagos del cupón estaban condicionados al nivel de recursos propios del banco y a los beneficios. 'En la mayoría de emisiones no financieras la parte de capital no pasa del 20% o 30%', matiza Winzer.
'Se espera un gran crecimiento, porque a efectos de rating tienen un componente de capital y, a la vez, no se diluye éste. Así el coste es más interesante, aunque es más caro que la deuda', señala Andrés Baltar, de Barclays Capital. 'Si en España siguen tirando las fusiones habrá emisiones de este tipo, para dilución de capital y tocar lo mínimo posible los ratings financieros'.
Telefónica, con O2, e Iberdrola, que prevé comprar -siempre y cuando lo permitan los reguladores- activos de Endesa por 8.000 millones si triunfa la opa de Gas Natural, son las compañías a las que apuntan los banqueros cuando hablan de posibles emisiones de preferentes. Pero lo hacen, advierten, sólo a modo de ejemplo.
Un bono con vencimiento en 3005
Una de las características de las participaciones preferentes es que buena parte de las emisiones son a plazos muy largos o a perpetuidad. En algunos casos, el ímpetu de banqueros y abogados por forzar la normativa lleva al absurdo, como en el caso de la compañía danesa Dong, que este año ha emitido un bono a largo plazo. Nada más y nada menos que 1.000 años. En 3005 Dong tendrá que devolver los 500 millones de euros que colocó en julio.Otras empresas que han emitido preferentes este año han sido Bayer, que ha colocado 1.300 millones a un plazo de solamente 100 años. Vattenfall (1.000 millones), Thompson o Casino han sido otras empresas no financieras que han colocado preferentes en 2005.
PREGUNTA Y RESPUESTA. Un híbrido entre deuda y acciones
¿Qué es una participación preferente, y para qué sirve?Es un sistema de financiación híbrido entre deuda y acciones, y precisamente ésa es su principal virtud. Aunque consiste en el préstamo de un principal y el pago posterior de cupones, no se contabiliza totalmente como deuda. Por este motivo afecta en menor medida a la solidez financiera de las empresas desde el punto de vista de los supervisores, de los analistas y de las agencias de calificación financiera.¿En qué se diferencia de una emisión de deuda normal?Las emisiones suelen ser de muy largo plazo o a perpetuidad. Además, en caso de insolvencia del emisor, los tenedores de participaciones preferentes están por detrás, a la hora de cobrar, de los tenedores de bonos ordinarios. Asimismo, es un instrumento que no retribuye al accionista salvo que haya beneficios que ser distribuidos. Además, estos cupones no pagados no quedan pendientes, como en un bono.¿Qué otras características tienen y en qué se diferencian de una emisión de acciones?No suponen participación en la propiedad de la compañía. No incluyen los mismos derechos políticos que las acciones -aunque sí algunos, como el de aprobar nuevas emisiones de preferentes-, y de hecho pueden ser emitidas aun por sociedades como las cajas de ahorros, cuyo estatus legal les impide repartir la propiedad. Cotizan en mercados organizados, como Londres o Luxemburgo.¿Qué tipo de entidades emiten este producto?Deben ser de gran tamaño, pues se trata de un producto más complejo que una emisión de bonos normal y, por supuesto, que un crédito sindicado. Además, hasta ahora sólo los bancos optaban por esta vía para diluir su endeudamiento, pero en el último año o año y medio han aumentado significativamente las emisiones por parte de empresas que quieren también cuidar sus ratios y su calificación crediticia.