El diferencial de inflación con la zona euro
El INE publica hoy los datos de inflación general y armonizada en España correspondientes al pasado mes de octubre. Nuestra previsión es que la inflación armonizada anual descienda ligeramente en octubre, situándose en un 3,6% respecto al 3,8% observado en septiembre. Esta semana también conoceremos el dato de inflación armonizada de la zona euro para el mes de octubre, que publica Eurostat. La inflación anual en la UEM prevemos que disminuya en octubre a un 2,4% desde el 2,6% de septiembre.
En ambos casos, los descensos vienen justificados por la caída de los precios del crudo en octubre respecto a los valores observados en septiembre y agosto. Por consiguiente, si calculamos el diferencial de inflación armonizada en España respecto al total de la zona euro obtenemos una estimación para octubre de 1,2 puntos porcentuales, el mismo valor registrado en septiembre. Sin embargo, estos diferenciales no constituyen valores atípicos, pues en promedio -los datos del IPCA, Índice de Precios al Consumo Armonizado, comenzaron a publicarse en 1990- el diferencial de la inflación española respecto a la europea se ha situado en torno a este valor.
Para analizar con detalle este persistente diferencial y sus implicaciones conviene desagregar el IPCA total en diferentes sectores básicos que corresponden a mercados suficientemente homogéneos, atendiendo a sus diferentes características de oferta y demanda. La desagregación empleada en este análisis aparece en la tabla adjunta.
Como puede apreciarse en la tabla, los pesos de los diferentes subíndices de precios en el índice total son muy similares en España y en la zona euro. Así pues, la explicación del diferencial de inflación con la UEM no radica en las ponderaciones de los diferentes sectores que componen el índice de precios total en cada área geográfica considerada. Los componentes de bienes industriales no energéticos y servicios son los que presentan un mayor peso, representando conjuntamente más del 70% del IPCA total.
En el caso de España, los sectores más inflacionistas son el energético, servicios y alimentos no elaborados. En el caso de la zona euro, los sectores más inflacionistas también son el energético y el de servicios, seguidos en este caso por los alimentos elaborados.
Salvo en el caso del sector energético en el que las tasas de inflación anual son prácticamente las mismas en las dos áreas, dado que los precios energéticos en cualquier zona geográfica dependen en gran medida de la evolución de los precios internacionales del petróleo, la inflación española supera a la de la UEM en todos los demás componentes, como consecuencia de una mayor demanda, un menor nivel de precios y diferentes hábitos.
No obstante, la explicación del diferencial de la inflación hay que buscarla fundamentalmente en el sector de servicios, dado que es el componente de mayor peso en el IPCA total, y también en los alimentos no elaborados. En este último caso hay que notar la gran dependencia de la dieta mediterránea respecto a este tipo de productos. Este hecho podría explicar la mayor inflación de este sector en España respecto al conjunto de la zona euro.
En el caso del sector servicios, el hecho de que estén más protegidos que los bienes de la competencia internacional lo convierten en uno de los sectores más inflacionistas en cualquier área geográfica considerada. Ahora bien, aún considerando esta peculiaridad, los precios de los servicios son 1,5 puntos porcentuales más caros en España respecto a la UEM. La explicación reside en la eficiencia de este sector en cada zona geográfica y en el mecanismo de fijación de precios, en el que en el caso español se aprecia cierto poder de mercado por parte de lo que podríamos definir como gremialismo, materializado en una distribución de beneficios favorable a los empresarios.
España, en general, se caracteriza por unos sistemas de producción, distribución y comercialización más rígidos y obsoletos que en la zona euro. Para paliar este problema es necesario potenciar la realización de inversiones en aquellas infraestructuras y tecnologías más productivas y eficientes, así como en educación e investigación con la finalidad de obtener el capital humano cualificado que requieren los procesos productivos más innovadores.