La tecnología, al servicio del negocio bancario
Tras un parón en las inversiones, el sector financiero quiere que la informática sea un generador de oportunidades
El sector financiero español ha sido siempre un referente para la banca europea. En el plano tecnológico no iba a ser menos, especialmente por el altísimo grado de integración que han logrado en sus sistemas sin dejar de ser innovadores. Pero en los últimos cuatro años, después de la fiebre de internet, la banca ha vivido una desaceleración en sus inversiones en tecnología, un ciclo que parece que se ha cerrado para dar paso a una nueva etapa donde la innovación es una llave imprescindible para hacer más competitivo su negocio, tal y como se expuso en el desayuno de Cinco Días dedicado a la Tecnología y la rentabilidad de en el sector bancario.
'El reto ahora está en alinear la tecnología con los objetivos de negocio', explica Carlos Escámez, socio de servicios financieros de Accenture, para quien los directores de sistemas de la banca empiezan a tener un papel más activo para plantear cambios estratégicos y formas eficaces de trabajar. 'No sólo deben ser respondedores de la demanda interna de tecnología, si no también impulsores de la oferta, que identifiquen cuáles son las transformaciones que van a aportar valor', insiste.
Todos los directivos estuvieron de acuerdo en señalar el cambio de su papel dentro de las organizaciones. Actualmente, ya han superado la etapa de comprar tecnología porque había que tenerla, pero siguen encontrándose con que su principal función está en discernir entre qué inversiones son realmente necesarias y cuáles van a terminar sin ser utilizadas. 'La tecnología hoy no es un valor diferencial. Lo importante es cómo la usas. Las dudas llegan cuando el competidor lanza un nuevo producto, pues nunca se sabe cuánto vas a dejar de ganar si no lo tienes. Este parámetro no se está gestionando bien', reflexiona Federico Rodríguez, director de Sistemas de Información de Banco Sabadell.
La división entre el presupuesto no discrecional y el discrecional, entre el coste necesario para abrir el banco y el dedicado a lanzar nuevos proyectos, centra la mayor parte del trabajo de estos ejecutivos, que desean recortar los costes diarios, que no aportan valor, para poder destinar más dinero a iniciativas innovadoras. 'Estamos cuestionando qué costes son necesarios y midiendo el valor por el uso que se hace de estas tecnologías', añade Rodríguez, para quien estas prácticas son las principales marcas de esta nueva etapa donde la tecnología tiene que estar en función del negocio.
'Debemos convertir la tecnología en un servicio general más', señala Francisco José García, director de la división de Medios de Caja España, como principal objetivo al que deben dirigir sus esfuerzos. 'Antes no se apreciaba la aportación de la tecnología, era una caja negra que controlaban los técnicos, pero hoy toda la cadena de valor está sustentada en la tecnología; hasta el mismo cliente ha empezado a utilizarlas con el autoservicio. Ahora puedo trabajar para el negocio, siempre controlando los costes, por la vía de incrementar la productividad de nuestra fuerza de venta o por la creación de nuevos productos', añade.
La preocupación muchas veces está en si es posible medir esta aportación de valor. 'Lo difícil es medir el retorno de lo que invertimos', apunta Santiago Martín, director de Tecnologías de la Información del Banco Popular, quien señala que en su entidad nunca ha vivido un parón del gasto en tecnología. Su propuesta pasa por medir estas inversiones con ratios indirectos como los gastos generales, de personal o el crecimiento de negocio. 'Ninguna empresa puede competir si no tiene capacidad tecnológica', concluye.
'Outsourcing' y desarrollos conjuntos para ahorrar
Las inversiones tecnológicas se miden hoy más que nunca. Hay que evitar comprar tecnología que luego no se usa. Aunque aparentemente esto es algo de sentido común, los responsables de las entidades financieras reconocen que eso ha ocurrido frecuentemente. 'Yo creo que no hay un culpable y todos lo somos', apunta Rodríguez, de Banco Sabadell. 'Incluso por la presión de la oferta, porque es muy difícil sustraerse a ella y escapar de las modas cuando todo el mundo habla de CRM o de Datawarehouse, según el momento', añade Santiago Martín, del Banco Popular.Lo que no parece moda y sí tendencia es en apostar por utilizar la tecnología para llevar el banco a la calle, 'que nuestros comerciales puedan ir a ver a los clientes con todas las herramientas en el bolsillo; ahí es donde yo creo que la tecnología va a contribuir a mejorar el resultado de la entidad', comenta Francisco José García, de Caja España, que en el caso de su compañía invierten unos 28-29 millones de euros al año en tecnología y aportan una estructura de gasto que supera los 14 millones de euros.Dentro de la actual política de moderación de gastos, las prácticas del outsourcing son frecuentes entre las entidades financieras. 'Pero un outsourcing selectivo', como matiza García, que advierte de los peligros de un mal uso de la externalización. 'Puede llevar a situaciones muy comprometidas de descapitalización intelectual y algunas veces te puedes ver abocado a hacer insourcing, y estos proyectos suelen ser muy difíciles de cuadrar y justificar en una estructura'. Así que la práctica suele aplicarse a aquellos aspectos que aportan menos valor.Otra forma de que la tecnología salga más barata es realizando codesarrollo de aplicaciones con otras empresas, bien a través de un socio tecnológico como Accenture, por ejemplo, o incluso con otras entidades financieras. Es el caso por ejemplo del Banco Sabadell, que ha utilizado recientemente de partida el aplicativo de negocio internacional de Bancaja para luego ajustarlo a sus particularidades. 'Esto nos ha permitido acelerar el proceso de desarrollo de la aplicación y ponernos en unas dimensiones de costes significativamente menores que si hubiéramos hecho solos el proyecto', cuenta Rodríguez. Es una fórmula que permite economías de escalas, sin perder calidad, apuntan.
Integración, un principio sacrosanto
Si algo caracteriza a los sistemas informáticos de la banca española es su gran integración. 'Nuestro sistema financiero es una referencia y el nivel de integración tecnológica juega una posición fundamental', opina Escámez de Accenture, quien compara la situación con otros bancos europeos y americanos donde hay productos muy sofisticados en ciertas unidades de negocio pero con un 'cáncer' relacionado con la desintegración que obliga a crear infraestructuras muy complejas. Los bancos españoles, al contrario, han primado las arquitecturas globales incluso sacrificando proyectos demasiado complejos. 'Nosotros hasta hemos institucionalizado la demanda interna, de modo que hay unos interlocutores por cada área que nos han permitido guardar la visión de conjunto', dice Martín del Banco Popular, quien añade que la integración es un 'principio sacrosanto'. Pero aún hay trabajo por hacer, señala García de Caja España, que ve un importante campo en la integración de la voz, los datos y los servicios. 'En los nuevos proyectos deberíamos empezar a caminar por el mundo de las soluciones abiertas', añade García, quien cree que en España se han abusado de los desarrollos a medida, mientras que las soluciones estándares aportan 'una fácil integración, más flexibilidad y mejor estructura de costes'.