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Columna
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Un ganador global

José Carlos Díez

Si cuando yo empezaba a adentrarme en el fascinante mundo de la economía, alguien hubiera vaticinado lo que ha sucedido en la economía española, yo habría pensado que esa persona estaba loca. En los ochenta, nos enseñaban que una de las principales restricciones de crecimiento de nuestra economía era la ausencia de compañías multinacionales capaces de competir en entornos globales competitivos.

Pues bien, esta semana hemos conocido la oferta que Telefónica ha lanzado por la británica O2, que se suma a la expansión de nuestras empresas en la última década. Desde un punto de vista estratégico, la operación le permite a Telefónica ganar tamaño y diversificar sus ingresos, Europa pasará a suponer el 22% de los mismos. Desde un punto de vista financiero, Telefónica ha optado por financiar toda la operación con deuda, por lo que no se produce dilución de valor para los actuales accionistas de Telefónica.

En los noventa, una emisión de deuda de 26.000 millones de euros no hubiera sido posible. Hoy España pertenece a la Unión Monetaria, tiene la mejor calificación de riesgo posible por las tres principales agencias y los tipos de interés de los bonos están próximos a mínimos históricos, al igual que los diferenciales de crédito.

Desde un punto de vista institucional, el Consejo de O2 ha aceptado la oferta y aunque siempre puede aparecer una contraoferta, la operación tiene muchos visos de finalizar con éxito. En resumen, Telefónica mejora sus perspectivas de negocio, comprando una compañía muy rentable y financiando la operación a tipos inferiores al 5%. No se presentan oportunidades de este tipo en la historia de las empresas.

Pero la operación tiene muchas implicaciones macroeconómicas interesantes:

l El sector de las telecomunicaciones está en la vanguardia tecnológica y las operaciones corporativas son una señal de que las empresas siguen viendo oportunidades de negocio. Eso significa que mantendrán su esfuerzo inversor y que en los próximos años nos seguiremos beneficiando de nuevas tecnologías a precios asequibles. Estas nuevas tecnologías han permitido a la economía mundial registrar las mayores tasas de crecimiento, con baja inflación, desde hace tres décadas y los expertos aseguran que lo que hemos visto, tan sólo es la punta del iceberg.

l Es envidiable observar el fair play que muestran los anglosajones ante operaciones corporativas. Cuando la capacidad de diferenciación del producto o servicio no es muy elevada y existen barreras de entrada, los sectores tienden a entornos de concentración. En estos entornos, las empresas más competitivas son las que alcanzan tamaño crítico y aprovechan mejor las economías de escala. Una actitud favorable a las operaciones corporativas facilita este proceso de selección natural.

l La posibilidad de ser comprado es un incentivo infalible que mantiene a las empresas alerta y las fuerza a innovar y reinventarse constantemente. Contrasta con la visión de los países de la Europa Continental, donde andamos preocupados por la nacionalidad de nuestras empresas y las protegemos ante agresiones externas. Esto se traduce en menor competencia, peor asignación de los recursos y menor crecimiento económico a largo plazo.

l Ahora que en España estamos muy preocupados por el creciente déficit exterior, nuestro bajo nivel de productividad y nuestra perdida de competitividad, ¿alguien puede explicar por qué nuestras empresas salen a los mercados mundiales y se tragan monstruos de la talla de O2, Abbey, Bancomer, etcétera? La globalización ha incrementado la complejidad del entorno económico y tenemos que adaptar nuestro análisis a este mundo tan complejo. El problema en España es que, a pesar de haber resuelto una de nuestras principales restricciones, seguimos teniendo pocos ganadores globales.

Pero esto no se resuelve con más nacionalismo, proteccionismo y mirándonos el ombligo. Se resuelve orientándonos hacia fuera, incrementando la libertad económica, mejorando la regulación y clarificando las reglas del juego, eliminando todas las barreas para crear empresas y financiar proyectos innovadores, mejorando nuestro sistema educativo, flexibilizando nuestros mercados y manteniendo la estabilidad macroeconómica. Los españoles nos hemos incorporado muy tarde al capitalismo global, pero podemos sentirnos orgullosos de los resultados obtenidos. No obstante, aún hay muchas cosas que mejorar.

Cuando viajabas por el mundo en los ochenta, a los españoles nos asociaban con los toros y Picasso. Sin renunciar a nuestra cultura y a nuestra idiosincrasia, ahora nos conocen por Telefónica, BBVA, Real Madrid, Barcelona FC, Repsol, SCH, Cintra, Zara, ACS-Dragados, Endesa, Iberdrola, Unión Fenosa, Gamesa, CAF, Alsa, etcétera. ¡Cómo ha cambiado el cuento!

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