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Construcción

Endeudarse a la inglesa, el bálsamo para grandes obras

A mayores obras, con astronómicos presupuestos, nuevas soluciones. Se impone la imaginación financiera cuando se trata de contraer deuda por grandes importes y una de las prioridades es no dañar el perfil financiero de las compañías. Por eso, la tendencia que desembarca entre los gigantes de la construcción en España es endeudarse a la inglesa para acometer grandes obras que obligan a pedir préstamos o recurrir a captar recursos en el mercado por plazos que duran décadas.

La moda en el Reino Unido -espejo fiel de cómo querrían las constructoras que fuera el mercado español de infraestructuras- es acudir a buscar financiación para proyectos costosos de la mano de una aseguradora que cargue con el riesgo financiero y del proyecto. Se trata de aseguradoras monoline, nacidas para ser garantes de las constructoras en infraestructuras de calado (projet finance).

Una de ellas, Financial Security Assurance -comprada por el banco belga Dexia en 2000- ha dado un paso adelante en España en un terreno aún por explotar. 'Este mercado es una fuerte apuesta de FSA', afirma Miguel Abeniacar, director general del grupo en España. Las infraestructuras que quedan por hacer son promesa suficiente de amplias posibilidades para ganar mercado más allá del Reino Unido. Máxime cuando las propias constructoras quieren ser actores clave en las iniciativas público-privadas que empiezan a despuntar ahora en hospitales pero con la esperanza de que se desgrane pronto el plan de infraestructuras a 15 años aprobado por el Ministerio de Fomento, con el 40% de inversiones con iniciativa privada.

Acudir a una aseguradora es como tener un colchón. Según los ejemplos que da FSA, en general costear una gran obra finalmente a la constructora le sale más barato -en torno a un 0,5% menos sobre la inversión- que hacerlo en solitario, sea cual sea la vía. Hay múltiples opciones -según el riesgo del proyecto o del país-, pero entre las más usuales están financiarlo con un préstamo con uno o varios bancos, hacer una emisión de deuda con cargo a la infraestructura, por ejemplo, una autopista. O una mezcla de ambas.

Tarjeta de presentación

En todos los casos, cuando una entidad financiera analiza el proyecto para decidir si concede o no el dinero hay una tarjeta de presentación imprescindible para abrir puertas: el rating o calificación que merece la obra. Una nota que puede subir si la aseguradora que la respalda tiene una calificación máxima, AAA, como es el caso de FSA, segunda en el mercado internacional, y sus competidoras MBIA, Ambac y FGIC.

Cuando se trata de colocar bonos para captar inversores que aporten dinero a cambio de una rentabilidad, la aseguradora 'garantiza un mejor acceso a los mercados', señala Abeniacar, buen conocedor del negocio español tras su paso por Dragados y Abertis como director financiero.

De momento, la mayor operación la ha protagonizado Ferrovial, a través de su filial Cintra. La autopista Chicago Skyway, la primera privatizada en EE UU, se financió con la mayor emisión de bonos en este mercado por 1.400 millones de dólares, complementado por un préstamo subordinado de 150 millones. Y FSA actuó como garante del pago del cupón (la rentabilidad que se da al inversor) y el capital principal de la emisión. Además, Ferrovial ha hecho operaciones respaldadas por monoline por otros 1.000 millones en tres concesiones de autopistas chilenas y en la autopista de peaje en sombra (recibe un canon anual) en el Algarve portugués, la primera de este tipo en Europa.

En su caso, las ventajas en Chicago fueron tanto el precio como el acceso a mercados. 'Permite fórmulas financieras verdaderamente sofisticadas', señala Francisco Clemente, director económico-financiero de Cintra. Aunque avisa que 'con los riesgos de crédito a precios tan bajos el problema de despegue para las monoline es la competencia de los bancos'

El filón que se abre en Estados Unidos

España no es como el Reino Unido. 'Hay todavía una especie de choque cultural'. Con esta frase, Miguel Abeniacar, director general de FSA en España, justifica que aquí hay mucho recorrido en el uso de aseguradoras monoline por parte de las constructoras. FSA, por ejemplo, ha respaldado operaciones de Emasesa en Sevilla, la Feria de Valencia y en Latinoamérica algunas obras con varias de las grandes. Y confía en lograr asegurar, a cambio de una prima sobre la inversión, un volumen de unos 3.000 millones en unos cinco años en España.En paralelo, la expansión de las grandes constructoras fuera abre más puertas. EE UU es uno de los filones con más futuro. Aún es pronto pero la veda de privatización de autopistas abierta con Chicago Skyway ha cuajado en varios estados, como Texas. Irlanda, con autopistas pendientes por 1.200 millones, es otro foco.

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