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Crónica de Manhattan
Crónica
Texto informativo con interpretación

Dejar todo atrás

Nueva Orleáns se va secando. Aún quedan cadáveres sin recoger, las aguas son tóxicas, no hay comercio ni servicios, la electricidad está solo parcialmente restablecida y sigue en vigor el toque de queda. Pese a ello, el alcalde Ray Nagin ha dicho que algunos de los residentes, los que vivían en las áreas menos afectadas, pueden volver. Nagin calcula que en un primer momento puedan regresar unas 180.000 personas.

Algunos empezaron a llegar el fin de semana. Pero eran pocos. Y ya no es solo por que la ciudad esté en una situación precaria, la cuestión es que muchos se están planteando si el viaje de vuelta al área devastada, merece la pena.

Según una encuesta de The Washington Post, el 44% de los evacuados que viven ahora en los alrededores de Houston no quiere volver. Prefieren echar raíces donde han sido realojados.

La razón se desvela parcialmente en el resto de la encuesta. La mitad de los evacuados saben que sus casas han sido destruidas. El 75% de ellos no tenía seguro que les cubra lo perdido y para aumentar la sensación de desarraigo (y desamparo) ahora no tienen tarjetas de crédito o forma de acceder a sus cuentas.

Curiosamente, en esa misma encuesta, los evacuados se muestran esperanzados ante el futuro y ven su situación como una oportunidad para empezar una nueva vida y alejarse de zonas que ofrecen pocas facilidades para volver a empezar.

Luisiana, Misisipi y Alabama, son estados que según la última radiografía del censo (2004), encabezan el ranking de ciudades con menores ingresos por familia. Nueva Orleáns, no solo es una de las urbes más inseguras del país sino que es además una de las 10, de más de 250.000 habitantes, en la que menos riqueza entra en los hogares: 31.369 dólares anuales como media (en San José, California, la cifra es de 71.765 dólares).

Misisipí es el estado con más pobres de todo el país (21,6%) seguido de Luisiana. Alabama queda en el noveno lugar de esta clasificación. Estos tres estados tienen algunas de las mayores concentraciones de población negra del país y en EE UU el 27,4% de los miembros de esta raza son pobres. Basta con unas imágenes de televisión para ver que los afroamericanos son los que más sufren la crisis.

En su discurso del jueves, George Bush habló de reconstrucción y de la 'profunda y persistente pobreza' en el área. El presidente dijo que ésta tiene 'raíces en una historia de discriminación racial' y prometió que se superará este 'legado de desigualdad'.

Antes del discurso, los evacuados no mostraban confianza en que eso sea así. La encuesta del Post refleja que tras el Katrina, seis de cada 10 consultados pensaba que el Gobierno no se preocupa de gente como ellos. Los expertos en urbanismo creen que las ayudas prometidas por Bush atraerán a grandes empresas pero no a los pequeños negocios de quienes lo han dejado todo atrás.

Además, puede que la reconstrucción no sea tan rápida y renovadora. Echando una mirada a las deficitarias cuentas públicas, en el Congreso se preguntan de dónde saldrá el dinero. Bush ha dicho que no subirá los impuestos sino que reducirá los gastos.

De momento, lo que saben los evacuados es que las empresas encargadas de la reconstrucción financiada con dinero federal, tienen el permiso de Bush para pagar menos del salario mínimo prevalente en la zona.

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