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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La fortaleza española

Aunque no exenta de desequilibrios, la economía española está mostrando una fortaleza sostenida que la coloca a la cabeza de las grandes de la UE. En el segundo trimestre, el PIB creció un 3,4% en tasa interanual -una décima más que entre enero y marzo y el mayor ritmo en cuatro años-. Lo hizo gracias a una pujante demanda interna que mantiene un aumento del 6% y también a la rebaja, exigua, de una décima, en la aportación negativa del sector exterior (2,6%). El empleo sube a un ritmo notable, aunque la productividad se ha moderado. Se trata, en general, de un favorable perfil acelerado. Y todo ello, al tiempo que la zona euro crece un tercio menos.

Este brillante desarrollo de la economía española frente a la europea, casi excepcional en la historia reciente, presenta además una saludable resistencia a los factores negativos exteriores, como la escalada del petróleo. El alicaído sector exterior, a pesar de la ligera mejora, sigue sin embargo sin dar señales claras de despegar. A ello deberá colaborar la recuperación de las grandes economías europeas, necesaria para aumentar las exportaciones, pero sobre todo la ineludible mejora de la competitividad de las empresas españolas.

Tiene por eso más importancia la mejora de la inversión empresarial, en tasas máximas en más de cinco años. Si hasta mediados de 2004 era la construcción la que tiraba de este capítulo, desde hace cuatro trimestres la inversión en bienes de equipo crece a tasas superiores, que alcanzan ya un extraordinario 10,4% anual -inédito desde los noventa-. Esto indica un proceso de rearme en las empresas, que será eficaz si las inversiones se orientan a equipamientos de alto nivel tecnológico, como software o equipos informáticos. La casi olvidada partida de inversión en 'otros productos', donde se contabilizan éstos, muestra un esperanzador crecimiento continuo y puede ser una de las sorpresas más positivas de los últimos tiempos.

Los datos halagüeños no pueden ocultar, sin embargo, una sombra preocupante en el lado de la oferta: la industria sigue reduciendo su crecimiento.

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