Acuerdos extrajudiciales para zanjar problemas con la justicia
El acuerdo alcanzado hace unos días por Microsoft con Scott Richter, conocido como 'el rey del spam', o el rubricado por AOL Time Warner y sus accionistas para zanjar las acusaciones de manipulación bursátil son sólo algunos ejemplos de una práctica cada vez más frecuente entre las grandes empresas estadounidenses para sortear el paso por los tribunales: los acuerdos extrajudiciales. Un tipo de pacto que gana popularidad en EE UU y que busca evitar largos procesos cuyos costes y consecuencias son difíciles de prever.
Este tipo de acuerdos son reflejo de 'la excesiva judicialización que existe en EE UU, especialmente en la vida empresarial', reconoce Ignacio Sanz, profesor de Derecho Mercantil de Esade. 'Existen dos tipos de acuerdos extrajudiciales', explica Sanz, 'las transacciones que se acuerdan una vez iniciado el proceso, para evitar la incertidumbre del mismo; y los acuerdos que se alcanzan antes de ir a los tribunales, donde las dos partes se someten a la decisión de un árbitro de reconocido prestigio'.
Scott Richter, conocido en medio mundo por sus envíos de correo basura, y su empresa de marketing Opt-InRealBig.com tendrán que pagar al gigante informático siete millones de dólares por los molestos correos basura. Richter, además, estará sujeto a vigilancia durante los próximos tres años para evitar que no incurra de nuevo en el envío masivo de spam.
También AOL Time Warner ha buscado esta vía de acuerdo para esquivar un posible proceso judicial. El gigante mediático ha cerrado una demanda presentada por accionistas, que se sintieron engañados por presuntas manipulaciones contables.
En 2001, AOL se fusionó con Time Warner. Tras esta operación, valorada en 124.000 millones de dólares, los títulos y los ingresos de la división de internet comenzaron a caer y los accionistas acusaron a AOL de inflar sus ventas para facilitar la adquisición. Ahora, el gigante mediático pagará 2.400 millones de euros para zanjar las denuncias de los inversores.
El caso de Enron
Enron, que protagonizó en 2002 una de las mayores quiebras en la historia de Estados Unidos, es otro caso de cómo se ha logrado eludir parte de los procesos judiciales a través de pactos fuera de los tribunales. En las últimas semanas, los administradores de la compañía han comenzado llegar a acuerdos con una decena de bancos a los que acusan de haber colaborado en el colapso financiero de la eléctrica. JPMorgan pagará a la compañía 350 millones de dólares al contado para cerrar las denuncias. Además, la empresa energética ha llegado a acuerdos con otras cuatro entidades bancarias, por los que se ha embolsado 735 millones de dólares, y aún está a la espera de llegar a un pacto con otros cinco bancos.
En California, las compañías eléctricas también han tenido que pagar para poner punto y final a las demandas que las acusaban de manipular los precios durante la crisis energética que afectó al suministro en 2001. Reliant acaba de llegar a un acuerdo fuera de los tribunales con el Estado californiano, por el que se compromete a pagar 460 millones de dólares más multas. El acuerdo más significativo, sin embargo, fue alcanzado precisamente con Enron, que tuvo que desembolsar 1.500 millones, seguido por la compañía Mirant, que se comprometió a pagar 750 millones. Gracias a los pactos extrajudiciales, California se ha embolsado de las eléctricas en total 3.200 millones de dólares.
Compañías europeas bajo sospecha
En las últimas semanas, supuestos casos de corrupción se han llevado por delante a directivos de importantes empresas europeas y, con ello, parte del prestigio de sus compañías. Una de ellas es el consorcio automovilístico alemán DaimlerChrysler, al que están investigando las autoridades reguladoras de Alemania por un supuesto uso de información privilegiada y especulación con los títulos de la compañía. La salida del presidente del grupo, Jürgen Schrempp, propició que varios directivos especulasen con sus paquetes accionariales para obtener plusvalías. Sólo el día que Schrempp dejó su cargo, las acciones del grupo automovilístico se revalorizaron un 9%. æpermil;ste no es el único frente abierto para DaimlerChrysler, al que también investiga el Departamento de Justicia de EE UU por presuntos sobornos a funcionarios en distintos países de América Latina y África.Otro gran grupo automovilístico alemán, Volkswagen, también se ha visto envuelto en acusaciones de corrupción. El director de Recursos Humanos de la compañía, Peter Hartz, presentó su dimisión cuando se descubrió que empleados del grupo habían recibido comisiones para adjudicar contratos a determinadas empresas. También ha abandonado Volkswagen el presidente del comité de empresa, Klaus Volkert, al salir a la luz una trama por la que la compañía supuestamente pagaba a miembros del comité de empresa viajes de carácter personal así como pagos a prostitutas de lujo, a cambio de facilitar su apoyo en las negociaciones laborales.No sólo la industria automovilística alemana está bajo sospecha. En el Reino Unido, las autoridades reguladoras están investigando a la auditora Deloitte & Touche para descubrir si hubo negligencias en la auditorías del grupo MG Rover, ahora en suspensión de pagos con una deuda por encima de los 2.000 millones de euros.Otra gran empresa europea investigada por el dudoso comportamiento de sus responsables es la sueca Ikea. La Fiscalía de Fráncfort está investigando a dos directivos alemanes del fabricante de muebles por haber recibido dinero y otras prestaciones de distintas empresas a cambio de la concesión de varios proyectos. La cuantía de estos sobornos superaría los 700.000 euros.