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José María Cuevas Salvador

'El Presupuesto consolida un crecimiento desequilibrado'

El líder de la patronal desde hace 21 años critica que los Presupuestos de 2006 perpetúan un modelo económico erróneo y advierte de que, si no se abaratan todos los costes, se reducirá la actividad y habrá deslocalizaciones

José María Cuevas Salvador (Madrid, 1935), presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), asegura que el Presupuesto para 2006 'es una huida hacia delante que consolida un modelo de crecimiento desequilibrado, que deteriora la competitividad de la economía'. Critica que las cuentas se hayan cuadrado con 'el superávit de la Seguridad Social que pagan las empresas en un 80%' y pide una inmediata rebaja de cotizaciones y del impuesto de sociedades. Advierte de que 'la competitividad es, en parte, un problema de costes: si no se abaratan, muchas empresas reducirán actividad o se deslocalizarán'. Critica la revisión del modelo autonómico, de cuyos 'graves efectos económicos no se ocupa el presidente Zapatero'.

¿Qué balance económico hace del primer año del Gobierno Zapatero?

Esta primera etapa del Gobierno ha traído pocas novedades radicales: se han mantenido las grandes políticas en base a los equilibrios, la estabilidad y la creación de empleo. A diferencia de anteriores Gobiernos, éste siempre hizo un análisis que concluía que el modelo de crecimiento no era el más sano desde el punto de vista de la sostenibilidad y la durabilidad. Pero al cabo de un año no se han esforzado en cambiar el modelo, sino al contrario, lo han fortalecido. Una de las cosas que más me inquieta es la paradoja de un buen crecimiento sostenido en la inversión inmobiliaria y el consumo, y un deterioro cada vez más rápido del conjunto de la economía y, sobre todo, de la balanza exterior. En esto está influyendo mucho la elevación de los costes, los precios y la pérdida de competitividad, y es muy preocupante.

¿Qué longevidad puede tener este modelo de crecimiento?

Esa es la gran discusión. El crecimiento es vulnerable por la elevación de los tipos de interés, porque constantemente estamos subiendo los precios por encima de la UE o por el retraso en el desarrollo tecnológico. Cuando uno se pregunta por la durabilidad de este modelo, la respuesta es que los Presupuestos del Estado de 2006 podrían o deberían tener un impulso mayor para incentivar más la competitividad.

Pero el impulso es pequeñito. Se ha optado por un incremento de los gastos por encima del 9% cuando el crecimiento nominal será del 6,6%; luego estamos en una huida hacia delante, ante un presupuesto expansivo que generará déficit. Y sería normal que con un crecimiento del 3% se generara algo de superávit estatal, en lugar de déficit. Por la necesidad de equilibrar nuestro sector exterior no deberíamos haber ido a un presupuesto tan expansivo. Han aislado los fenómenos del déficit exterior y de la competitividad; no están incluidos en el Presupuesto de forma directa.

¿Qué le preocupa más, el escaso impulso tecnológico o que se prolongue el modelo de crecimiento?

Los Presupuestos de 2006 van a fortalecer más el modelo en lugar de cambiarlo, pese a la coincidencia de que era un modelo insostenible. Abunda en el modelo y no aborda los compromisos de nuestra economía si queremos una mayor durabilidad del crecimiento.

El Presupuesto sigue fijando el modelo de crecimiento olvidándose de los costes, los precios y la competitividad. Y quedan pendientes tres cosas importantes: la financiación de la sanidad y la educación; qué se va a hacer con TVE y cuánto va a costar, y concretar más qué se va a hacer con el Plan de Infraestructuras en los tres primeros años.

Hasta ahora sólo sabemos que el Estado tendrá un déficit del 0,4%; las regiones, del 0,1%, y los ayuntamientos no saben, aunque dicen que equilibrio. Y que todo esto se va a compensar con el superávit del 0,7% que le sale a la Seguridad Social. Pues esto es una chapuza. Compensar el déficit del Estado y de las regiones con el superávit de la Seguridad Social, que la pagan en un 80% las empresas, es conceptualmente una chapuza. Esto no se hace en ningún país. Esto no es jugar limpio.

¿Qué dos o tres reformas son urgentes al margen del Presupuesto?

Ya lo ha dicho la UE: impulso intenso al conocimiento y desarrollo tecnológico, reformas fiscales en búsqueda de la reducción de costes y adaptaciones laborales a la nueva organización del trabajo. Y a diferencia de países como Irlanda, Reino Unido o Alemania, nosotros no hemos empezado. Cada Gobierno deberá articular las 24 directrices marcadas por la UE en un plan nacional de reformas, que debe estar listo antes del 15 de octubre, y lo debe aprobar Bruselas no más allá de enero. Hemos tenido dos reuniones con Miguel Sebastián, que es quien dirige este plan de reformas, y a primeros de septiembre le entregaremos unos borradores con nuestras propuestas. Confío en que todas las dudas que tenemos queden despejadas: qué quieren hacer con la reforma fiscal, la laboral y la financiación de las pensiones.

¿Qué debe hacerse en cada una de esas cuestiones, a juicio de la CEOE?

En reforma fiscal tendremos que acomodarnos a lo que se está haciendo en Europa y coordinar nuestros impuestos. No podemos seguir funcionando con un tipo de sociedades como el que tenemos en comparación con otros países. Tenemos que ver qué hacemos con el IVA y recoger los impulsos de la economía, aunque afecte a la inflación, y tener en cuenta las necesidades de financiación del Estado. Está siendo objeto de nuestra propia discusión y lo diremos a primeros de septiembre.

¿Ha llegado, entonces, el momento de rebajar las cotizaciones?

La principal fiscalidad que soportan hoy las empresas es la Seguridad Social. El IVA se repercute y sociedades va relacionado a un beneficio; el factor que más pesa en el coste de las empresas se llama Seguridad Social. Si el sistema presenta un superávit brutal, algo habrá que hacer, no ocultar la cabeza.

Pero también hay determinadas cuotas, como las del Fondo de Garantía Salarial, que sólo pagan las empresas, que en este momento acumulan capital para pagar 13 años de prestaciones. Se podían reducir o escoger otra fórmula que permita moverlas cada tres años.

Lo mismo puede suceder con el seguro de paro. ¿Por qué tenemos que pagar una cuota importante el trabajador y el empresario, sea cual sea el resultado del empleo y del desempleo en el año? Podíamos establecer un sistema de cuotas variables, en función de los resultados del empleo o de los objetivos cada tres o cuatro años. A todo hay que aplicarle flexibilidad y capacidad de adaptación.

Usted ha advertido que no cambia rebaja de cuotas por flexibilidad...

No se puede sustituir la flexibilidad por una reducción simbólica de cuotas. Pero el recorte y la adaptación de las cotizaciones son absolutamente necesarias.

Pero el Gobierno pretende crear una nueva prestación de dependencia que habrá que financiar...

Supongo que tendrá que financiarla con impuestos o con deuda, porque hacerlo con la Seguridad Social sería un gran disparate. En este momento hay un debate interno en el Gobierno de cómo se financia y qué extensión se le da a la nueva prestación; estamos discutiéndolo en la mesa del diálogo social.

¿En la negociación del mercado de trabajo debe rescatarse la reforma del seguro por desempleo?

Lógico es que así sea. Yo no sé si es el momento de incorporar a la mesa un tema tan importante; seguramente no lo es; pero que deberá tratarse, no cabe duda. Hay que modernizar el concepto de desempleado; hay que ver si la prestación es suficiente o no, y ver cómo financiamos eso. Hay modelos bien diferentes en la UE: en Alemania pagan al 50% unos y otros; los nórdicos lo pagan con impuestos, y aquí lo pagan sobre todo los empresarios. Es un elemento más en la búsqueda de competitividad.

¿Qué opinión le merece el tratamiento dado a la inmigración?

El problema no viene de ahora. Se ha ocupado mucho empleo por inmigrantes ilegales que no tenía mucho sentido no aflorar. Los empresarios en líneas generales han cumplido su compromiso y han legalizado en todos los aspectos, con sueldos según convenio y pagos a la Seguridad Social. La gran duda es cuántos quedan ilegales, cuántos nuevos van a venir y cuál es, frente a todo esto, el sistema administrativo y burocrático que tiene montado el Estado. Algo tenemos que hacer, porque es una broma que esto lo van a controlar los inspectores de trabajo.

También han generado una reforma laboral encubierta, con una bajada de costes en los sectores con remuneraciones más bajas...

No les ha venido mal. Pero lo necesitaban porque no encontraban mano de obra cuando la actividad ha crecido.

Pero hay dos millones de parados en el Inem cobrando el desempleo...

Esa es la gran paradoja. Han llegado los menos cualificados para cubrir la actividad que ha aparecido los últimos años, que ha crecido de forma muy importante mientras no lo ha hecho la disponibilidad para trabajar, y hay dos millones de parados con prestación. Ha sido en sectores propios para el trabajo de la mujer, pero no se han incorporado como deberían porque los contratos o la manera de conciliar trabajo y familia no son las mejores.

¿Han existido también resistencias de los sindicatos?

Lo que le pasa a los sindicatos es que no son capaces de aceptar las consecuencias de las nuevas fórmulas de organización del trabajo. Están emperrados en la temporalidad y en las subcontratas. Ambas son comunes en la nueva organización del trabajo. Hay que aceptar esto y ver cómo garantizamos los derechos del trabajador en esa nueva organización laboral. Seguramente sus garantías no tienen nada que ver con las de los contratos de por vida.

Pero no parece lógico mantener un 32% de temporalidad...

En el sector privado está bastante por debajo, pero hay una parte importante en ayuntamientos y regiones, y ahí no quieren compromisos los Gobiernos. Se puede bajar, aunque siga existiendo actividad de temporada en turismo, agricultura, construcción.

En esos vasos comunicantes por los que se mueve el coste en el mercado de trabajo, ¿qué habría que hacer con el despido?

En el despido hay dos problemas: la cantidad a pagar, que es el doble que en la Unión Europea, y la judicialización, que prolonga demasiado el proceso. Las empresas, en su mayoría, son partidarias de pagar los 45 días o más si es necesario, si tienen la seguridad de que en 15 días se ha resuelto el problema. Con la reforma de 1997 paramos la temporalidad y hemos recuperado un trecho de contratación fija. Si ha funcionado, vamos a ampliarla a más colectivos, siempre garantizando la conservación de los derechos adquiridos. Si hubiera equilibrio entre el contrato indefinido y el temporal, habría más indefinidos y menos temporales. Se trata de hacer menos temporal el temporal y menos fijo el fijo.

¿Va a seguir usted al frente de la CEOE después de 2006?

Ahora percibo más que en otras ocasiones las ganas de mis compañeros de convencerme para que me quede en la presidencia de CEOE.

'No es serio mantener el tinglado de las Cámaras'

Existe una vieja rivalidad entre las Cámaras de Comercio y la CEOE, que recientemente se ha agravado. La culpa la tuvo una declaración del presidente cameral, Javier Gómez Navarro, en las que dudaba de la representatividad de la patronal.Al sacar a colación este tema, José María Cuevas salta como un resorte. Cree que la delimitación de competencias es un problema que no está jurídicamente resuelto del todo. 'A nivel personal, el presidente del consejo superior de Cámaras, al cual respeto, me trae sin cuidado, que haga lo que quiera', dice airadamente Cuevas. Pero añade que en el terreno jurídico y político 'el mantenimiento perpetuo de un tinglado como el de las Cámaras no es serio, sobre todo en un país que se dice de libre competencia'.Se queja Cuevas de que las Cámaras 'están invadiendo constantemente las competencias de representación y representatividad de la patronal'. Por eso exige que el Gobierno debería definir claramente 'cuáles son las funciones que deben tener estrictamente las Cámaras y cuáles son las funciones que no pueden invadir'.La situación ha llegado hasta tal punto que los responsables de CEOE 'hemos tenido que negarnos a asistir a algunas reuniones a nivel nacional y autonómico porque nos querían imponer a las Cámaras y en una reunión de empresarios, Gobierno y sindicatos, no pintan nada'.

'Si no se bajan los costes, habrá que reducir actividad o deslocalizarse'

'Yo acepto que la competitividad no sólo son costes; pero no se puede incurrir en la tentación de despreciarlos: son fundamentales', asegura José María Cuevas. 'La industria del calzado, el textil, la cerámica o la madera han hecho innovaciones impresionantes, y a pesar de eso están siendo barridos, y no por competencia tecnológica, sino por competencia de costes. Entiendo que no se puede ir a costes chinos, pero algo habrá que hacer para homogeneizar los costes chinos con los nuestros, porque no podemos estar así. ¿Cerramos las fábricas del textil porque no se puede hacer nada? Habrá que buscar un compromiso internacional para establecer contingentes u otra cosa, pero algo habrá que hacer. Una de las peticiones de la Comisión es qué hacemos para equilibrar y compensar la industria en Europa. Una parte es más tecnología, otra es más flexibilidad y, desde luego, otra es menos costes. Algo hay que hacer sin caer en proteccionismo'.'Si no se mejora el entorno de la competitividad -prosigue Cuevas-, las empresas no van a reaccionar todas de la misma manera. Cada una lo hará en función de su mercado y su actividad, y en función de su proyección exterior. Pero habrá que incluir en ese catálogo de reacciones desde la reducción de la actividad a la deslocalización total o parcial. Ese será el proceso en la búsqueda de la competitividad si de verdad no se establece un cuadro interno que mejore esa competitividad. Los salarios son uno de los factores que ha evolucionado con más racionalidad los últimos años. Otra cuestión que se tiene que medir, y que no es homogénea, es la relación entre salarios y productividad, si es adecuada o no y por qué circunstancias (laborales, organización, adaptación al mercado). Los costos laborales unitarios no han evolucionado con racionalidad, porque nuestra productividad no lo ha permitido. Distinguimos los salarios de los costes no salariales, y éstos siempre crecen por encima de la inflación'.

'A Zapatero le preocupa la política, no la economía'

 

 

La CEOE ha criticado duramente el riesgo de ruptura de la unidad de mercado por las reformas de los estatutos de autonomía...

 

Sí, claro. Se está rompiendo la unidad de mercado: se producen situaciones en las que una empresa para operar en una comunidad autónoma tiene que cambiarse de nombre. Y esto sólo está empezando. Yo no discuto la mejora de la descentralización, pero debe existir una coordinación de quienes tienen esas competencias. No puede ser que cada comunidad quiera fabricar su propia Constitución, como Cataluña y el País Vasco. Es un problema de la clase política que trasciende a la economía. Hay una dispersión de la actividad empresarial muy seria, que resta competitividad.

 

¿Qué ha dicho el presidente del Gobierno cuando le han planteado estas cuestiones?

 

El presidente del Gobierno está en estos momentos preocupado por los aspectos políticos de la cuestión, no por los económicos. A los partidos tampoco les preocupa el aspecto económico y empresarial. No ven que lo político es lo que no le interesa a la gente, lo dice la encuesta del CIS. Hoy empieza a haber más incertidumbre sobre la seguridad del empleo que hace dos años. Preocupa no saber cómo mantener la actividad económica; la deuda, que es muy alta, y la cifra de inflación. Todo crea inestabilidad, y no se puede dejar de la mano de ver cómo fabricamos 17 constituciones.

 

¿Y el vicepresidente Solbes qué opina?

 

Solbes bastante tiene con evitar que se cometan mayores errores. Basa buena parte de su actividad en eso.

 

 

 

 

 

¿Cómo ve una posible negociación del Gobierno con ETA?

 

La política pactada en la etapa anterior dio buenos resultados. Se ha cambiado y estamos viendo a los terroristas cada día más activos. Por eso, la mayoría de los empresarios ni entienden ni aceptan esto.

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