'En España hace falta innovar y ser autocrítico'
Cree que los ejecutivos y empresarios españoles deben ser más creativos y olvidarse del modelo tradicional de hacer negocio. Pide que sean más solidarios y se involucren de verdad en temas de responsabilidad
Xavier Sala-i-Martin, barcelonés de 42 años, viste de negro con una chaqueta de color rosa. Considera que el atuendo es normal aunque tenga enfrente a más de 70 altos ejecutivas de empresas españolas, escuchando sus teorías sobre la competitividad de los empresarios en un mundo globalizado. Ocurrió está semana en una conferencia organizada por ESIC, PricewaterhouseCoopers y Cinco Días. Cuando habla clava sus pequeños ojos en la mirada de otros y todos callan. Licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad Autónoma de Barcelona, obtuvo el doctorado por la Universidad de Harvard en 1990. Desde 1996 es catedrático de Economía en la Columbia University y profesor visitante de la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona). Es economista consultor del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial y de los Gobiernos de varios países en desarrollo. Tiene dos fundaciones: Umbele, con la que ayuda a escolarizar a niños africanos y Adopt a town (Adopta un pueblo), a través de la cual pone en contacto a empresas que quieran ayudar a salir adelante a alguna aldea africana.
Pregunta. ¿Le gusta provocar?
respuesta. Siempre y cuando el que está delante no se enfade. No me gusta la corrección política. Si dices sólo lo que está bien no generas pensamiento, no provocas, no haces que la gente piense.
P. ¿Por qué es tan crítico con ejecutivos y empresarios?
r. Porque no innovan. Están en un momento de abandono del segundo estadio y nos falta entrar en el tercero. España está a la cola de la innovación y en cabeza de los que han dejado de ser competitivos en cuanto a precio y calidad. Son muy autocomplacientes, pero como la economía va bien no les preocupa ir por delante, innovando de cara al futuro. Están más preocupados en converger para hacernos más europeos, sin darse cuenta que ser más europeos está fatal. Hay que preguntarse para qué convergemos.
P. ¿Hacia dónde deberían ir?
r. Hacia la idea de que el siguiente paso es innovar. Se acabó invertir en el sector textil tradicional, los salarios bajos, ahora hay que pensar que ya no se pueden hacer cosas más baratas sino mejores. Hay que mirar hacia el futuro. En el año 2075, Europa se convertirá en un parque temático lleno de viejos cuidados por inmigrantes. Y vendrán turistas de Estados Unidos y de Asia a vernos. Es el camino hacia el que vamos.
P. ¿Da un poco de miedo?
r. Los ministros y los políticos hablan de I+D y de tecnología, pero no sabemos muy bien qué quieren decir cuando hablan de estos temas. Tampoco se entienden las políticas igualitaristas en la universidad porque lo que se está originando es una fuga de cerebros. Los premios Nobel científicos se los dan a universidades americanas. La mayoría del talento que tiene Estados Unidos son europeos educados allí. Si tienes una distribución de talento y la obligas a cobrar lo mismo, estás creando insatisfacción y consigues llenar la universidad de mediocres. La universidad en estos momentos es una fábrica de mediocres, pero afortunadamente de gente voluntariosa que investiga porque le gusta. La investigación que se hace en España se hace por amor al arte. Hay que investigar por incentivos y no en entornos hostiles. Además, los jóvenes no quieren ser empresarios en España.
P. ¿Por qué?
r. Los empresarios tienen que jugar un papel que no sólo sea ganar dinero y quedar bien con la responsabilidad social corporativa. Hasta que los jóvenes no quieran ser empresarios esto no va a funcionar. ¿Quién quiere ser la persona mala? Roban dinero, contaminan ríos, evaden impuestos, siempre están ligados al poder, hacen una exhibición obscena de sus cargos.
P. No todos son así.
r. La mayoría. Y son un ejemplo nefasto para la juventud. Mario Conde hizo un daño terrible y contribuyó a triturar la imagen que el empresario tiene en este país.
P. En Estados Unidos también ha habido casos de empresarios sin escrúpulos.
r. Pero allí los universitarios quieren ser como Bill Gates, que dona 1.100 millones de dólares al año a países de África. Eso es hacer responsabilidad social bien hecha porque lo haces a cambio de nada. Cuando lo haces por marketing, para aumentar la cuota de mercado en América Latina, eso no es hacer las cosas bien. Cuando la gente vea que el empresario español hace el bien por el bien será un ejemplo para otros. Estamos ante una gran oportunidad y si se siguen haciendo las cosas mal, las consecuencias serán catastróficas. La gente está haciendo responsabilidad social para aumentar cuota de mercado. Y ahora lo que necesitan las empresas es que sus profesionales se sientan orgullosos de pertenecer a ellas.
P. ¿Tienen que sentir la camiseta?
r. Es importantísimo para conseguir la fidelidad. Parece poco profesional hablar de fútbol, pero los buenos futbolistas son los que sienten los colores. No nos gustan los mercenarios. Hay que estar orgulloso de pertenecer a un club. En el mundo de la empresa ocurre lo mismo. Sólo rinden los profesionales comprometidos. Las empresas deberían aprovechar la responsabilidad social corporativa para fidelizar a sus trabajadores. El directivo tiene que pensar no sólo en ganar dinero, sino en hacer el bien. Se consiguen mejores resultados.