El momento de girar hacia valores menos defensivos
Aunque la cautela y la incertidumbre son los conceptos dominantes del panorama bursátil y los mercados buscan referencias más claras para definir su rumbo en los próximos meses, algunos gestores de fondos y bancos de inversión ven llegado el momento de cambiar de estrategia en la selección de títulos y empiezan a apostar por compañías en crecimiento. No sólo porque esperan que, tras las últimas correcciones de la Bolsa la confianza de los inversores ganará enteros en la segunda parte del año, sino, sobre todo, porque los precios de los valores defensivos empiezan a estar relativamente caros, después de varios años liderando las subidas. 'Es el momento de un cambio de dirección. Recomendamos centrarse en compañías de calidad que ofrezcan también crecimiento', señala Andy Lynch, gestor del fondo Schroder ISF Euro Dynamic Growth.
En su último informe de estrategia, Citigroup Smith Barney recomienda incluso deshacer posiciones en valores defensivos. 'Ante el panorama macroeconómico, entendemos que se apostará por valores defensivos, que evolucionan mejor en un entorno de debilidad económica. Sin embargo, y después de las ganancias obtenidas, creemos que los inversores tienen ya poco que ganar comprando estos títulos a los precios actuales', señalan los expertos de este banco de inversión, que recomiendan 'vender'.
A finales de los años noventa las valoraciones de las compañías en crecimiento se dispararon en plena euforia bursátil hasta que el estallido de la burbuja tecnológica en el 2000 hundió las cotizaciones y la confianza. Los inversores, escarmentados por promesas de ganancias desorbitadas que se tradujeron en humo, empezaron a interesarse por compañías mucho más sólidas, consideradas refugio, y capaces de devolver dinero al accionista.
Algunos gestores empiezan a tomar más posiciones en fondos 'growth'
Así, títulos con solidez y sobre todo, con buenas rentabilidades por dividendo han dominado hasta el momento las preferencias de los inversores, frente a las compañías que fundamentalmente ofrecían promesas de resultados futuros.
'Las compañías en crecimiento han estado infravaloradas, mientras que las más defensivas han sido sobrevaloradas. Ahora mismo hay más oportunidades entre las primeras. Están baratas', asegura Andy Lynch. Las utilities, la energía, autopistas o tabaco han sido considerados tradicionalmente sectores defensivos. Telecomunicaciones y tecnológicas, e incluso biotecnología, que protagonizaron los mayores excesos en el periodo de euforia de la Bolsa, se encuentran dentro de lo que se entiende como compañías en crecimiento y han sido los grandes rezagados de los índices en Europa en los últimos tiempos.
No obstante, los expertos matizan que en muchos casos la diferencia entre crecimiento y valor es poco precisa y lo importante es mirar cuidadosamente empresa por empresa, sin compartimentos estanco por sectores. Lo ideal, lógicamente, es encontrar valores intermedios, que reúnan ambas características. 'No se puede hacer una diferenciación tajante entre empresas que generan valor y las de crecimiento. Hay casos de empresas que están creciendo mucho, pero no crean valor, crecen sin rentabilidad, y hay otras que están creciendo y, además, dando valor para el accionista. El truco es identificarlas antes que los demás y comprar antes de que suban mucho los precios', sugiere Álvaro Arístegui, analista de Interdín. En general, los expertos creen que las últimas correcciones han dejado además a las compañías más grandes, como Telefónica, Repsol o los bancos, a precios más atractivos.
El hecho es que 'las valoraciones en el mercado están concentradas y los inversores están pagando los mismos múltiplos por compañías con diferentes niveles de riesgo y diferentes perspectivas de crecimiento futuro', señala el gestor de Schroders. En cualquier caso, no todas las compañías con perspectivas de crecimiento son igual de atractivas. Los analistas consideran que conviene tener en mente valores no sólo con una buena historia detrás, sino que muestren signos evidentes de rentabilidad y tengan claro cómo mantenerla en el futuro.
En este sentido, creen que hay que disipar ciertos mitos, como que invertir en crecimiento es invertir únicamente en valores tecnológicos o en compañías que están realizando compras agresivas. 'Buscamos oportunidades en el mercado del euro, desde materias primas hasta bienes de consumo y sectores energéticos e invertimos en compañías que pueden crecer orgánicamente, no sólo a base de adquisiciones', añade Lynch.
Jordi Padilla, director de renta variable de Atlas Capital, apuesta también por 'empezar a tomar posiciones progresivamente en fondos con un sesgo growth (crecimiento) que limiten su universo de inversión a compañías con precios agresivos. Comprar growth a precio de value (valor) es una estrategia interesante que ya hemos iniciado en este trimestre y que irá incrementándose paulatinamente en detrimento de fondos value con altos dividendos'.
José Luis Martínez Campuzano, de Citigroup, está convencido de que es el momento de cambiar de estrategia y apostar por estos valores y basa su convicción en la confianza de que 'el crecimiento económico se consolide, tanto en EE UU como en Europa. El elemento de riesgo sigue siendo el precio del crudo pero esperamos un escenario de relativa estabilidad'. En su opinión, 'las últimas correcciones han sido necesarias en un contexto de elevada inestabilidad. Después de las caídas vemos más oportunidades y los mercados están mejor valorados. Creemos que algunos de los factores de riesgo de principio de año están disminuyendo', asegura.
Luis Regalado, director de banca privada de Banco Madrid, cree también que las caídas de las últimas semanas han sido correcciones lógicas y que podrían proseguir a corto plazo, pero que no significan 'que las bolsas estén débiles'. Añade que, al final de ese proceso, 'lo mejor es olvidarse de los defensivos, que ya han cubierto su recorrido'. Y, especialmente, porque cree que los mercados irán bien y el Ibex terminará el año en los 10.000 puntos. Por eso, ahora es cuando hay que empezar analizar qué empresas se han quedado rezagadas respecto a los índices 'y cambiar hacia esos valores'.
El optimismo de estos analistas no es compartido, sin embargo, por otros expertos consultados. Hay sociedades de inversión que han decidido, incluso, infraponderar la exposición a la renta variable. Fernando Hernández, estratega de renta variable de Inversis, teme que 'los próximos meses serán muy inciertos y que seguirá habiendo muchos elementos que proporcionen quebraderos de cabeza, por lo que hemos modificado un poco las carteras'.
La diversidad de las opiniones refleja, en todo caso, el momento de confusión que viven los mercados de renta variable. Víctor Peiró, de Caja Madrid Bolsa, cree no hay ningún motivo para cambiar de estrategia en las carteras ni para variar la perspectiva sobre el índice al cierre del año. 'Iniciamos el año con la apuesta por valores con perspectivas de crecimiento por encima de la media, las beneficiadas por procesos de reestructuración, operaciones corporativas y con capacidad de transmitir las subidas de precios a los precios finales y mantenemos los mismos criterios'. Y añade que 'no seguimos una política sectorial porque dentro de un mismo sector vemos compañías que lo están haciendo bien y otras que no. Tampoco hemos cambiado de perspectivas y la Bolsa cerrará en torno a 9.600 ó 9.700 puntos'.
En todo caso, pese a las incertidumbres, la renta variable sigue acaparando la atención de los inversores a falta de otros activos más interesantes. Álvaro Soldevilla, gestor de renta variable de Crédit Agricole, asegura que pese a que es cauto respecto a la renta variable, 'hay que tener en cuenta que no hay activos de inversión alternativa a la Bolsa', destaca. 'En cuanto crezca más el apetito por el riesgo contará con más flujo de dinero', añade el experto, aunque 'hay que superar incertidumbres como la crisis de General Motors y Ford'.
El soporte de los resultados empresariales
La campaña de resultados primero, en Estados Unidos, y ahora, en Europa, parece haberse convertido en el principal soporte de las Bolsas. A pesar del mal comportamiento de algunos valores concretos, la tónica general indica que las compañías están fuertes, aún exhiben balances saneados y los resultados son más que aceptables dada la coyuntura económica, con una previsión de crecimiento del beneficio de las compañías del Euro Stoxx en torno al 12%, según el consenso de los analistas. El temor es que la pausa en el crecimiento mundial se prolongue en exceso y acabe repercutiendo en los resultados empresariales de la segunda parte del año. 'La tónica para los próximos meses seguirá siendo la misma: movimientos laterales con ligera tendencia a la baja. Los resultados empresariales son el sostén de los mercados de renta variable y son los que hacen que las correcciones sean moderadas y que la caídas en los momentos de inestabilidad (crudo, inflación, General Motors, Ford, etc.) sean limitadas', asegura Jordi Padilla, de Atlas Capital. Por el momento, 'los factores de soporte de la Bolsa, tipos y resultados empresariales, siguen siendo buenos', señala Soldevilla, de Crédit Agricole.