El grupo automovilístico británico MG Rover se declara en bancarrota
El fabricante automovilístico británico MG Rover se ha declarado en bancarrota tras fracasar unas negociaciones con una empresa china que eran cruciales para su supervivencia, ha anunciado esta noche la ministra británica de Comercio e Industria, Patricia Hewitt.
Esta situación, que hace peligrar miles de empleos, ha llevado al Gobierno británico a poner bajo Administración pública a Rover, ha señalado Hewitt, quien ha calificado la paralización de la empresa de "golpe devastador" para todos los afectados: "Trabajadores y sus familias; los suministradores de la compañía y el resto de la comunidad".
La suspensión de pagos se ha conocido pocas horas después de que Rover paralizara "temporalmente" la producción en su planta matriz de Birmingham, donde trabajan 6.000 empleados, por la falta de suministro de componentes. La compañía argumentó su decisión culpando a los medios de comunicación: "Dada la cantidad de información negativa aparecida esta semana, no es sorprendente que hayamos sufrido unos pocos problemas aislados de abastecimiento de componentes. Por eso, hemos suspendido la producción temporalmente", afirmó ayer el grupo.
Pese al parón, los trabajadores permanecieron "ocupados" en la planta, en la que se construyen algunos modelos como los Rover 25, 45 y 75, así como los coches deportivos de la marca MG.
Alianza con un grupo chino
Rover mantenía negociaciones para forjar una alianza con el grupo chino Shanghai Automotive Industry Corporation (SAIC), de propiedad estatal, toda vez que el Gobierno británico había estudiado la posibilidad de conceder al grupo un préstamo de 145 millones de euros para garantizar la operación. Sin embargo, "SAIC dejó claro, al final, que no estaban seguros de la futura solvencia de Rover y, por lo tanto, no había ninguna perspectiva razonable de acuerdo", ha agregado la titular de Industria. Según la ministra, SAIC hizo saber que "el aporte de un préstamo financiero" del gobierno laborista de Tony Blair "no resolvía sus preocupaciones".
MG Rover no levanta cabeza desde 2000, cuando el fabricante automovilístico alemán BMW vendió ese grupo al consorcio Phoenix, formado por empresarios ingleses.