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Comisión Europea

Bruselas supedita los nuevos objetivos de Kioto a la negociación con EE UU

El entusiasmo de la Comisión Europea por el Protocolo de Kioto ha desparecido con la sustitución de Romano Prodi por José Manuel Barroso. El nuevo equipo presidido por el portugués recomendó ayer que la Unión Europea supedite los futuros objetivos de reducción de emisiones de gases con efecto invernadero al resultado de las negociaciones con EE UU o Canadá, desmarcados ahora de Kioto, o la participación de países en vías de desarrollo, como China o India.

'La primera prioridad debe ser aglutinar un amplio apoyo internacional', afirmó ayer la CE en la presentación de su estrategia contra el cambio climático para el llamado período post-Kioto (a partir de 2012).

Hasta ahora, Bruselas había abogado por un liderazgo comunitario en el combate contra el recalentamiento del planeta y la fijación de objetivos multilaterales con independencia de la actitud del Gobierno de Washington. El próximo miércoles entrará en vigor, sin el compromiso de EE UU, el Protocolo firmado en 1990 por el que la UE acepta reducir un 8% sus emisiones antes de 2012. El Protocolo prevé que durante 2005 se empiecen a negociar nuevos objetivos para los años posteriores.

La Comisión recomienda que, antes de suscribir cualquier nuevo compromiso, se intensifiquen los contactos bilaterales, al margen incluso del foro de Naciones Unidas. 'Dado que la UE, EE UU, Canadá, Rusia, Japón, China e India representan el 75% de las emisiones, sus avances en la reducción pueden tener un significativo beneficio para el clima', justifica Bruselas su propuesta.

La Comisión calcula que una reducción anual de emisiones de un 1,5% a partir de 2012 reduciría en medio punto el PIB comunitario en 2025. 'Pero el coste podría multiplicarse por tres o más si la UE actúa unilateralmente', advierte la CE.

La patronal europea, Unice, se apresuró a dar la bienvenida a este nuevo planteamiento. 'La CE reconoce que fijar objetivos unilaterales (...) podría marginar a la UE desde un punto de vista de la competitividad de las empresas', afirma Philippe de Buck, secretario general de Unice. Los grupos medioambientalistas acusan a Barroso, en cambio, de supeditar su agenda a la de EE UU.

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