'Los Estados son ahora más proclives a cumplir las reglas del Pacto'
El comisario europeo de Asuntos Monetarios, Joaquín Almunia, confía en que el próximo Consejo Europeo del 22 y 23 de marzo sirva para escenificar el acuerdo sobre los dos principales asuntos pendientes en la agenda económica europea: la reforma del Pacto de Estabilidad y Crecimiento (en el marco de la estabilidad presupuestaria) y la reorientación de la Agenda de Lisboa (en el de las reformas estructurales). Así lo expresó ayer en su participación en el Foro Cinco Días con Europa, en Madrid.
La necesidad de reforma del Pacto de Estabilidad se debe a su cuestionamiento de facto por varios países miembros. Ahora bien: ¿cómo se garantiza que, ahora sí, se cumplan las reglas del pacto reformado? Almunia apeló a la responsabilidad de los Gobiernos, 'porque el incumplimiento va en perjuicio de todos'. Pero se mostró esperanzado ante lo que considera un cambio de actitud del Consejo de Europa órgano decisorio de la UE, formado por los jefes de Estado y de Gobierno: 'En la próxima reunión del Ecofin dependiente del Consejo se acordará entrar respecto a Grecia en el paso inmediatamente anterior al de las sanciones: si el Gobierno griego no cumple las recomendaciones, afrontará una sanción'. El Pacto de Estabilidad y Crecimiento, firmado en 1997, contempla multas de hasta el 0,5% del PIB del país incumplidor, una posibilidad no aplicada hasta ahora. La Comisión ha verificado que los gobiernos griegos falsearon las cuentas públicas para ocultar la sistemática superación del límite del déficit.
En todo caso, la previsible actitud respecto a Grecia contrasta radicalmente con la que tuvo el Consejo en noviembre de 2003, cuando se negó a considerar las recomendaciones de la Comisión respecto a los incumplimientos de Francia y Alemania. En aquel momento surgió un doble conflicto: el jurídico quedó zanjado en julio, cuando el Tribunal de Justicia de Luxemburgo dio la razón a la Comisión; y el político, aún no resuelto, y que ha motivado la redefinición del pacto planteada por la Comisión, 'respetando sus principios esenciales'.
Almunia ve un cambio de actitud en el Consejo, favorable ahora a elevar el nivel de exigencia ante el déficit de Grecia
Según Almunia, nadie discute los límites de 3% de déficit presupuestario y 60% de deuda pública, ni la necesidad de adecuar el marco fiscal a la política monetaria definida por el Banco Central Europeo. Este marco general ha llevado, a juicio del comisario económico, a consolidar el euro como moneda de referencia en los mercados, pero también a que la estabilidad de precios 'sea una realidad': aunque ahora no se cumple el objetivo de inflación del BCE, el 2%, 'todas las previsiones apuntan a que caerá por debajo de ese umbral a lo largo de 2005'. De ahí vienen también unos tipos de interés históricamente bajos y una liquidez 'saludable'. Los cambios serán de otra índole.
Los ejes de la reforma
El primer aspecto que se discute es, según Almunia, cómo conseguir que en los buenos momentos económicos se desarrollen políticas anticíclicas. Así se lograría un superávit fiscal que permite afrontar las vacas flacas sin incurrir en déficit excesivo, por el mero efecto de los estabilizadores automáticos. 'Los países que han seguido esta política, como España, no han tenido ningún problema de estabilidad en los malos momentos del ciclo', afirmó el comisario, en una de las varias referencias positivas a la economía española.
El segundo eje de la reforma del Pacto de Estabilidad pasaría por integrar las políticas estructurales de fomento de la oferta necesarias para impulsar el potencial de crecimiento: 'Las reglas de vigilancia presupuestaria no pueden ir al margen de Lisboa', afirmó, para saludar, a modo de ejemplo, las reformas de los sistemas de pensiones en varios países del Este, 'pasando del reparto a la capitalización, para garantizar la pervivencia del sistema'.
El otro elemento de la reforma se refiere a los temas formales: 'Plazos, modos concretos de introducción de alguna flexibilidad'. Y también a lo que, implícitamente, supone un mea culpa de la Comisión: la 'racionalización' de las recomendaciones. 'En algunos casos, las políticas aconsejadas por la Comisión han chocado con las políticas anticíclicas necesarias para recuperar a corto plazo la estabilidad', reconoció Almunia. Se eliminaba así la posibilidad de insuflar gasto público a las economías convalecientes, hasta el momento de su recuperación. Por eso, la Comisión apuesta ahora por las políticas preventivas en la parte alta del ciclo, permitiendo algún respiro en los momentos bajos. La palabra está en manos de los jefes de Estado y de Gobierno, que podrían llegar a un acuerdo en su reunión de marzo.
Reformas estructurales: 'Incumplir Lisboa nos puede llevar a ser superados por potencias emergentes'
El otro punto caliente del panorama económico europeo es la reforma de la Agenda de Lisboa. El plan de reformas estructurales, aprobado por los 15 hace cinco años, tenía como objetivo hacer de Europa la economía más competitiva del mundo en 2010. Con la mitad del plazo recorrido, queda claro que en ningún caso se desbancará a Estados Unidos para entonces.Pero el comisario Almunia fue ayer más allá: 'Al ritmo actual, el peligro no es sólo retrasarnos aún más respecto al líder. El peligro mayor es que nos superen otras zonas económicas', afirmó, en referencia a países con la pujanza de China o India, 'que han asumido estos retos no sólo como retórica'. Las reformas no se están produciendo, y de ahí la revisión propuesta por el presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso. Se trata de priorizar de forma clara el crecimiento, dejando en un lugar secundario los objetivos sociales y medioambientales.El comisario de Economía concretó ayer los tres pilares en los que, a su juicio, debe centrarse la estrategia: el primero, mejorar el mercado de servicios no financieros, incluyendo la energía y las profesiones. 'Una simple reducción de trámites innecesarios en materias como la creación de empresas o el acceso a mercados llevaría a aumentar el crecimiento del PIB en varios puntos en la próxima década', dijo. El segundo gran bloque de la Agenda reformada será la apuesta por la inversión en I+D+i, que sigue en el 2% del PIB en la UE frente al 3% estadounidense. En este sentido, la Comisión ha propuesto que se cree un Instituto Europeo de Tecnología. La tercera pata es el mercado de trabajo: para mejorar los niveles de empleo 'hay que reducir la precariedad y aumentar la participación de la mujer'.Para que no vuelva a quedar todo en enunciados voluntaristas, Almunia pidió 'el necesario compromiso de los Gobiernos y el debate entre los agentes sociales'.