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CincoSentidos

Cómo alimentar bien el cerebro

Dificultad para la concentración, fatiga intelectual, agotamiento crónico o pérdida de memoria. Estos son algunos de los problemas a los que se enfrentan muchas personas casi a diario en su trabajo y, aunque en algunas ocasiones sean provocados por dolencias físicas o psíquicas, la mayor parte de esas complicaciones se solucionan fácilmente con una alimentación más adecuada.

Nutrir mal el cerebro, que viene a quemar el 20% de la energía que consumimos a través de alimentos aunque sólo suponga cerca de un 3% del peso corporal, puede provocar esas y otras dificultades como el estrés.

'Abundante literatura sugiere que el desarrollo intelectual puede ser mejorado con la ingestión de glucosa y de alimentos ricos en otros hidratos de carbono', señala Almudena Sánchez-Villegas, profesora de Medicina Preventiva de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. 'Lo que parece claro es que el cerebro es muy sensible a las pequeñas fluctuaciones en el aporte de glucosa (azúcar) por lo que resulta esencial mantener un adecuado nivel en sangre entre las comidas para optimizar el rendimiento mental', subraya la doctora Sánchez-Villegas.

E indica que 'la ingesta de un snack rico en hidratos de carbono puede mejorar la capacidad cognitiva'. Y el efecto beneficioso de la ingestión de glucosa se ha puesto en evidencia, añade, también en poblaciones con incapacidad como la enfermedad de Alzheimer o el síndrome de Down.

Pero además del efecto en el rendimiento intelectual, la inadecuada alimentación puede producir el citado estrés, ansiedad y otros trastornos, según los expertos en dietética. Así se han detectado cambios de personalidad, irritabilidad o conducta agresiva, como señala la doctora Sánchez-Villegas, en personas 'con déficit de tiamina (vitamina B1), situación que puede producirse cuando se siguen dietas hipercalóricas' como son las basadas en los llamados alimentos basura.

Y además de una dieta equilibrada, desde la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria se aconseja algunos hábitos, como iniciar la mañana con un buen desayuno para huir de la hipoglucemia (caída de la glucosa en la sangre). Y junto a la ingesta todos los días de cereales integrales (incluida pasta), patatas, vegetales, fruta y huevos, entre otros alimentos, algunos expertos como la profesora de Medicina Preventiva de la Universidad de las Palmas de Gran Canaria advierten de los riesgos que conlleva la afición a otros productos. Y resalta los posibles efectos perjudiciales de los edulcorantes, colorantes y conservantes sobre el déficit de atención, aunque no en el caso de estrés.

Pero la doctora Sánchez-Villegas no cree necesario 'para un funcionamiento mental satisfactorio' ingerir suplementos de vitaminas, si se tiene un 'adecuado estado nutricional'.

Vitamina B1, glucosa y ácidos omega 3

La vitamina B1 (tiamina), que según los expertos, es necesaria para evitar trastornos neurológicos y alteraciones psíquicas (como el cansancio no justificable por otras causas y la depresión) se encuentra básicamente en la levadura de cervezas, los frutos secos, los huevos y la legumbres.También, como indica la doctora Sánchez-Villegas, se ha destacado 'el efecto beneficioso de la ingestión de ácidos grasos omega-3 (presentes principalmente en el pescado y otros productos marinos) tanto sobre el estrés como sobre la ansiedad, la depresión o sobre otros desórdenes neuropsiquiátricos'.Y en glucosa, que es el elemento más importante en la nutrición y el principal combustible de las células, acaba transformada la mayoría de los hidratos de carbono de los alimentos como los cereales y legumbres tras la digestión.Además se encuentra en otros alimentos como frutas y hortalizas, y es especialmente abundante en las uvas. La ingesta de glucosa, necesaria para trabajar, pensar o andar, a través de esos alimentos, sirve también para reducir el consumo de otros hidratos como la harinas, dulces y azúcares refinados (que además producen adición), cuando el organismo detecta que le falta energía.

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