'Mientras cuentas, seguro que no te vas a morir'
Carme Riera (Mallorca, 1948) define La mitad del alma como 'una novela de intriga interactiva'. De intriga porque la narradora lleva a cabo una investigación policiaca. E interactiva porque la narradora se dirige directamente al público en busca de pistas para llegar hasta su madre, sobre la que recientemente ha obtenido una sorprendente información, que la lleva a indagar sobre sus orígenes. A través de la búsqueda de su propia identidad, trata de recuperar la memoria histórica de la posguerra. 'Los pueblos que no conocen los errores del pasado están condenados a repetirlos y esa repetición puede ser nefasta'.
La narradora invita a los lectores a rastrear el pasado de su madre, la atractiva Cecilia Balaguer, por la Barcelona de la posguerra, por el París recién salido de la Segunda Guerra Mundial, donde vivió exiliado su abuelo, un diputado de la Generalitat republicana.
El contexto histórico es fiel, los acontecimientos también, pero la trama es ficción. Y muchos de los personajes secundarios que aparecen en la novela son reales, muchos de ellos, amigos de Carme Riera. 'Son personajes vinculados a un periodo histórico', explica la escritora. Una tía suya hizo cruceros y se encontraba en el barco con el conde de Barcelona y sus hijas, igual que Cecilia Balaguer en la novela. Su amiga Aurora Díaz Plaja, hija de Guillermo, fue Miss Crucero, otra anécdota reflejada en La mitad del alma. 'Pedí permiso a mis amigos para sacarlos en el libro y curiosamente los que no aperecieron se quejaron y entonces los he metido en la versión castellana'.
La escritora se ha encargado de traducir al castellano la novela. 'Tengo la enorme suerte de tener dos lenguas. Al reescribir en castellano a veces he llegado a corregir en catalán'. Las secuencias que hablan del día del libro, por ejemplo, son mucho más largas en la versión castellana. Carme Riera, catedrática de Literatura Española en la Universidad Autónoma de Barcelona, cree que un país como España 'es más rico con cuatro lenguas que con una'. 'Una de ellas es mayoritaria y maravillosa, la lengua de Borges y Quevedo, y se defiende sola. Después hay otras tres minoritarias, que son patrimonio de todos y que se tienen que apoyar', puntualiza.
El final de La mitad del alma queda abierto. El lector cierra el libro con la sensación de que es autobiográfico, que el importante escritor que podría ser padre de la narradora es también el de la escritora. 'Eso está motivadísimo', admite. Quiero que piensen que la novela es autobiográfica, porque es señal de que funciona'.
La mitad del alma, editada por Alfaguara, fue galardonada con el Premio Sant Jordi en 2003, el más importante en Cataluña. Carme Riera ha merecido, además, el Ramón Llul, el Josep Pla, el Joan Crexell y el Nacional de Cultura. 'Es que ya soy muy mayor', bromea esta escritora para quien la literatura le permite todo. 'Incluso creerme que mientras escribo estoy conjurando a la muerte. Me considero una Sherezade, aquella que contaba para no morir'. Una forma de pervivencia, 'porque mientras cuentas, seguro que no te vas a morir'.
Carme Riera dedica en estos momentos su tiempo a el Quijote. Es la comisaria de la exposición que dedica Barcelona al ingenioso hidalgo y prepara un ensayo sobre el nacionalismo catalán y el Quijote. Y entre un proyecto y otro prepara su próximo libro, que tratará sobre los extranjeros que pasaron por Deià (Mallorca).
Consultas de prensa y lecturas de la época
La mitad del alma se publicó en 2003 en catalán (se vendieron más de 30.000 ejemplares), pero la escritora empezó a pensar en el libro un par de años antes. Carme Riera ha pasado muchas horas documentándose. 'Soy bastante rápida escribiendo, pero muy lenta con el trabajo de documentación'. Confiesa que para escribir necesita tener todos los datos para que el lector capte la atmósfera de la época que le intenta transmitir. 'Lleno cantidad de cuadernos con muchos datos que después no utilizo'.Esta novela está muy trabajada en hemerotecas, explica, en las que la autora ha pasado mucho tiempo consultando prensa de la época. Además, ha hablado con personas que vivieron los acontecimientos históricos y ha leído una extensa bibliografía. 'Me fuí a la biblioteca más importante de posguerra que existe en Barcelona, el Pabellón de la República, donde fueron muy amables, porque permitieron que me llevara a casa 30 libros, que tenía que devolver a medida que los pedían', recuerda la escritora.Con los libros en casa -los coloca en una librería aparte-, se siente segura, 'puedo buscar un dato en cualquier momento'.La mitad del alma está escrita entre Barcelona y Estados Unidos, durante el verano que pasó como profesora invitada en la Universidad de New Hampshire. 'Me viene bien cuando alguna universidad me invita, porque aprovecho los tiempos muertos para escribir', declara.