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Debate abierto
Tribuna
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Los Dialectos de la nueva contabilidad

Cuando terminen de dar las 12 campanadas que marcarán el final de 2004 y la llegada de 2005, las más de 7.000 empresas que cotizan en los mercados europeos tendrán una cita con las nuevas normas contables internacionales. Las conocidas como NIC (Normas Internacionales de Contabilidad), IFRS (International Financial Reporting Standards), o NIIF (Normas Internacionales de Información Financiera), plantean importantes retos. En primer lugar, por el coste de su adopción. Hay quienes dicen que su puesta en marcha supondrá un gasto y un esfuerzo para las corporaciones mayor que el del llamado Efecto 2000 (que quedó en agua de borrajas pero exigió millonarias inversiones) y el de la introducción del euro juntos.

A pesar de ello, son pocos los que se atreven a manifestarse en contra, aunque sólo sea en privado, de la introducción de las nuevas reglas contables. Las ventajas de disponer de un único lenguaje contable internacional, con la transparencia y la facilidad que supondrá que un inversor de cualquier país pueda entender las cuentas de una empresa situada en otro, disipan las posibles y muchas desventajas de su adopción. Esta mayor transparencia, derivada del aumento de la comparabilidad, permitirá que los inversores elijan mejor el lugar donde arriesgar su dinero, sin necesidad de ceñirse a un marco geográfico concreto.

Eso sí, también existe cierta unanimidad en la preocupación por el posible impacto que tendrá en la vida de las empresas y en quienes, como los auditores, se encargan de analizar los resultados.

La armonización puede verse afectada por los aplazamientos para algunos sectores y las distintas interpretaciones

El ex comisario de mercado interior, Frits Bolkestein, ya vaticinó al menos dos años difíciles para las empresas

Hace sólo unos días, el presidente de la Federación de Expertos Contables Europeos, David Davlin, calificaba de 'gran reto' para la profesión auditora europea la introducción de las NIC. Pero serán los grupos cotizados los que deban asumirlo en primer lugar. Y no va a ser fácil. Así lo vaticinó el hasta hace poco tiempo comisario de mercado interior, Frits Bolkestein, para quien deberán pasar al menos dos años antes de que las compañías consigan aplicar con cierta normalidad las nuevas reglas contables.

Los problemas con los que se enfrentan los departamentos de contabilidad de los grupos cotizados, que serán los primeros en aplicar las NIC, son más que variados. La mayor parte de las empresas se queja por el hecho de que deberán mantener en paralelo distintos sistemas contables, ya que la contabilidad internacional sólo se aplicará al grupo, mientras que las contabilidades de las compañías individuales deberán continuar con sus respectivos modelos. En el caso español, el Plan General Contable.

Son pocas las compañías que se han atrevido a hacerlo, pero algunas, como France Télécom, sí han cuantificado públicamente el impacto que tendrán las nuevas normas en sus resultados. Los financieros de esta empresa han calculado que su deuda se disparará 6.500 millones, con respecto a los criterios contables franceses. Es decir, el endeudamiento sumaría 54.500 millones. El día del anuncio las acciones de la compañía cayeron en Bolsa.

Pero la de France Télécom es una de las pocas excepciones. Las empresas europeas se han mostrado muy cautas a la hora de comunicar los efectos que las normas internacionales de contabilidad tendrán sobre sus negocios. Según los resultados de un informe elaborado por PwC a partir de entrevistas con 323 compañías de 20 países, sólo un 4% ha hecho pública algún tipo de información y, en todo caso, lo ha hecho de forma limitada. Eso no significa que internamente no se conozca el impacto en el negocio. El análisis realizado por PwC también muestra que el 88% de las compañías ya ha evaluado el impacto de las NIC sobre sus indicadores clave.

El marcado espíritu anglosajón de las nuevas normas es una de las pegas más importantes que los expertos y los directores financieros españoles ven respecto a las NIC. 'Sólo establecen principios y pautas de comportamiento, frente al sistema español, que fija modelos estrictos y procedimientos en todos sus aspectos. Además, los estados financieros según las NIC se presentan desde el punto de vista del inversor frente a los del sistema español, que se elaboran como salvaguarda para el acreedor', asegura el director financiero de una de las empresas del Ibex que empezará en breve a aplicar criterios contables internacionales.

Otro de sus colegas que califica de 'mar lleno de dudas' la llegada de las NIC, alerta del peligro de que la mayor homogeneidad que se busca con el nuevo lenguaje contable pueda perderse por la aparición de 'dialectos' nacidos de la reacción ante las presiones ejercidas por empresas y entidades financieras. Es lo que sucedió con la NIC39, que sufrió las presiones ejercidas especialmente por los bancos franceses.

Las objeciones de las empresas pueden, por lo tanto, llegar a provocar cambios en las normas, que se establecen por parte de un organismo independiente (IASB) en el que los profesionales españoles han pedido tener alguna presencia para evitar la pérdida de la cultura contable continental.

El riesgo es que ante tantas presiones cada país acabe adaptando las normas para sectores específicos, con lo que el esfuerzo del cambio para conseguir la armonización contable se vería en entredicho.

El Parlamento Europeo fue el primero en ceder ante las quejas empresariales y financieras y autorizó exenciones frente a algunos requisitos. Pero sin ir más lejos, en España, las entidades financieras no estarán obligadas a presentar públicamente sus cuentas de acuerdo a las NIC hasta el mes de junio. El Banco de España ha decidido flexibilizar la exigencia y darles seis meses más de plazo. Pero incluso en Reino Unido, uno de los países que se verá menos afectado por el uso de las NIC, puesto que sus criterios se basan en la tradición contable anglosajona, la Autoridad de Servicios Financieros va a conceder un plazo adicional a los grupos para que puedan preparar sus estados financieros.

La falta de experiencia en la aplicación de las normas que emanan del IASB es otro de los serios problemas. Hasta ahora sólo 300 empresas empleaban los criterios contables internacionales para presentar sus estados financieros. A partir del próximo año serán 7.000, con lo que es de esperar que se multipliquen los problemas. También hay de quienes se apodera la nostalgia a la hora de recordar las adaptaciones del Plan General de Contabilidad a los problemas de cada uno de los sectores. Las normas serán ahora generales para cualquier compañía, pertenezca al sector que pertenezca. La subjetividad que conllevará la mayor interpretación de los principios será, con toda seguridad, otra de las características de las nuevas normas.

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