La burocracia frena las iniciativas para compensar el efecto de Kioto
El grupo de Naciones Unidas que aprueba los proyectos de inversión en tecnologías limpias en países en vías de desarrollo está bloqueado. El organismo, con serios problemas económicos, no está preparado para las nuevas funciones que debe asumir en 2005.
E l Gobierno español está negociando acuerdos con países latinoamericanos en el marco de la décima Conferencia de las Partes de la Convención Marco sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas (COP 10) que se celebra hasta el día 17 en Buenos Aires. Los pactos abren una nueva puerta para que las empresas españolas puedan presentar sus proyectos de inversión en tecnologías limpias en países en desarrollo dentro del sistema de mecanismos de desarrollo limpio (MDL).
El Protocolo de Kioto desarrolló esta fórmula para ayudar a las empresas a cumplir con sus objetivos de reducción de emisiones de CO2, ampliando sus derechos de emisión en proporción al esfuerzo realizado en estos proyectos orientados al desarrollo sostenible en otros países. El sector energético español, el más afectado por Kioto, espera con ansiedad la aprobación de estos acuerdos y de sus proyectos. Pero la burocracia puede hacer que la espera sea larga.
Entre los asuntos más discutidos, y que aún quedan por cerrar en la COP 10, se esconde una cuestión que puede ensombrecer tanto optimismo: las mejoras pendientes de la junta ejecutiva de Naciones Unidas que gestiona los MDL y da el visto bueno a los proyectos. Teresa Ribera, directora de la oficina de Cambio Climático, señaló a éste como uno de los asuntos primordiales que estaban encima de la mesa en la COP 10.
El reto principal de la junta es plantearse cómo va a abordar la ingente cantidad de trabajo que se le avecina en 2005, una vez entrado en vigor Kioto. Este organismo no sólo tiene que dar el visto bueno a los MDL, si no que además tendrá que comprobar y verificar que los proyectos se están llevando a la práctica correctamente, de acuerdo con lo aprobado.
Está previsto que la junta realice informes tres años después de la aprobación del proyecto, lo que le suma nuevas responsabilidades. Esta junta tiene un fuerte carácter político, según Ribera, que añadió que a estas complicaciones se suma el hecho de que la junta sufre de 'un problema económico serio'.
Todos estos conflictos están paralizando el funcionamiento de esta institución dependiente de la ONU, que 'es diametralmente importante para España', aseguró la responsable de la oficina de Cambio Climático. 'La junta ejecutiva tiene que estar en marcha y debe mejorar su capacidad de trabajo y la transparencia en los procedimientos, en especial a la hora de explicar por qué se aprueba un proyecto', subrayó.
Pendientes también del sistema español
Las empresas españolas siguen así pendientes de que sus proyectos sean considerados MDL y poder obtener de esta manera las certificaciones de reducción de emisiones oficiales que les darán un mayor margen de maniobra en la gestión de sus derechos de emisión de C02.Todavía no hay ningún proyecto español de estas características. Endesa podría ser una de las primeras compañías en conseguirlo, gracias a su inversión para la ampliación de una hidroeléctrica en Perú. La compañía, que ya cuenta con el visto bueno de la administración peruana, se muestra más impaciente por la burocracia española que la de las Naciones Unidas, ya que el nuevo proyecto de ley exige que estas inversiones pasen previamente por el filtro del Ministerio de Medio Ambiente, que tiene un plazo de dos meses para estudiarlo y aprobarlo. 'Ya ha pasado casi un mes y no hemos tenido ninguna respuesta', se queja un representante de la compañía que asiste a la COP 10.
Diplomacia argentina para el clima
El trabajo de Raúl Estrada consiste en ser optimista, tal y como él mismo define su papel de mediador en el desarrollo de las políticas internacionales de cambio climático. Así que no es de extrañar que diga que 'las negociaciones van bien', cuando se le pregunta sobre los avances logrados en la convención de Buenos Aires. 'Este es un proceso muy largo donde hay un motor que es la Unión Europea; y un lastre que es Arabia Saudí', afirma Estrada, haciendo referencia a los problemas que están planteando los sauditas en los debates sobre transferencia tecnológica.En su línea de pensamiento positivo, este diplomático argentino al que se considera uno de los padres del Protocolo de Kioto, cree que se ha avanzado bastante desde 1997 hasta ahora, especialmente en los países desarrollados que ya han disminuido sus emisiones de C02. Sin embargo, no se muestra tan ilusionado al hablar de los proyectos de mecanismos de desarrollo limpio que se están presentando ante la ONU. Estrada considera que no están siendo tan innovadores como se pensó. 'Se esperaba que se produjese una transferencia tecnológica y la presentación real de alternativas de energías limpias', comenta Estrada, que se siente un poco decepcionado al ver que los principales proyectos hablan de la quema de metano o de HCFC. 'Las empresas los han orientado por el beneficio económico más que por el medio ambiente', critica.