Krugman no puede esperar
El 5 de noviembre, el economista Paul Krugman se despidió temporalmente de sus lectores en The New York Times para dedicar tiempo a un nuevo libro. 'Volveré en enero', escribía. Pero el premio Príncipe de Asturias no ha aguantado hasta enero. Bajo el título Inventarse una crisis, Krugman arremetió ayer en una columna en ese diario contra las razones de Bush para reformar la Seguridad Social.
'Ahora me parece importante hacer un paréntesis en mi descanso y desenmascarar las exageraciones sobre la crisis de la Seguridad Social'. Krugman afirma que la privatización del sistema con la cuentas de inversión personales no hará nada por reforzarlo, una visión parecida a la del Nobel Joseph Stiglitz, que afirma que privatizar sólo transfiere la titularidad del problema, pero no lo arregla.
Krugman asegura que el Gobierno está tratando de convencer a los ciudadanos de que el sistema público está en inminente peligro de colapso por lo que, explica con sarcasmo, 'debemos destruir la Seguridad Social para salvarla'. Dice Krugman que la crisis es una invención. Ni en 2052 el sistema estará quebrado, estará en déficit, pero no perdido y desde luego su supervivencia sin recortes dependerá de que se dote esta caja pública con menos dinero del que se gasta ahora EE UU en Irak o un tercio de lo que han costado la rebaja de impuestos de Bush.