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Deuda

Argentina espera cerrar este año el canje de su deuda con una quita del 65%

El Gobierno argentino espera cerrar en Navidad el canje de la deuda declarada en suspensión de pagos (99.500 millones de dólares), con una quita que rondará el 65% del principal, tras un tenso tira y afloja con los acreedores. Las autoridades económicas argentinas y el mercado financiero considera que el éxito del canje es fundamental para recuperar el crédito del país y la vuelta de la inversión extranjera.

Si hasta hace cuatro meses la casi unanimidad de los analistas de Wall Street pronosticaba el fracaso de la reestructuración de la deuda argentina, en la actualidad la mayoría de ellos asegura que existe una alta probabilidad de que tenga éxito. Por contagio de los demás mercados emergentes, cuya prima de riesgo se ha reducido en 200 puntos básicos desde septiembre, y gracias a algunas mejoras marginales a la oferta de pago, Argentina se encamina con optimismo, tal vez un poco excesivo, a cerrar en la próxima Navidad una suspensión de pagos que por esas fechas cumplirá tres años. Constituiría un logro clave de una economía en recuperación que necesita consolidarse.

El canje de la deuda impagada de 99.500 millones de dólares por los nuevos títulos durará seis semanas a partir de mediados de noviembre. 'Predecir cuánta aceptación tendrá es una adivinanza; sólo hay percepciones de lo que oímos de los tenedores de bonos', admite el economista Pablo Mora, de Goldman Sachs. 'El ambiente financiero es favorable. La posibilidad de que el canje cuente con alta participación es mayor que hace unos meses', concluye Mora.

En el peor momento de la crisis argentina, en diciembre de 2001, el presidente Adolfo Rodríguez Saá, que duró apenas una semana, declaró entre festejos la suspensión de pagos. Desde entonces, Argentina sólo cumplió con la mitad de sus obligaciones.

Si el canje alcanza el 70% de los bonos, se elevará el tipo de los nuevos

En mayo de 2003 llegó Néstor Kirchner a la Casa Rosada y en septiembre propuso una quita nominal del 75% sobre un total de títulos por 82.000 millones de dólares. Los analistas y los acreedores sacaron números y concluyeron que la poda del valor neto llegaba al inaceptable 92%. En otras reestructuraciones, como la de Rusia o Ecuador, la quita nunca superó el 50%.

La voluntad de pago de Argentina fue suficiente para que la inversión de capitales nacionales comenzara a salir del pozo y la economía terminó creciendo un 9% el año pasado, frente a la caída del 10,5% de 2002. El ministro de Economía, Roberto Lavagna, conductor de la reactivación, elevó la semana pasada la previsión de crecimiento en 2004 al 7%; el paro ha bajado del 22% hace dos años al 13% en la actualidad, pero la pobreza apenas cedió del 53% al 47%.

Argentina terminó mejorando su propuesta de pago en junio pasado, pero la oposición de la comunidad financiera continuó, porque la oferta seguía resultando menor que el precio del mercado, donde los títulos se negociaban con una quita del 65%. Lavagna anunció aquella vez una reducción real del 75% sobre un total de 100.000 millones de dólares, dado que reconoció intereses vencidos desde la suspensión. Incluso ha propuesto que si la aceptación al canje supera el 70%, se contabilizarán 4.500 millones más de intereses y se elevarán los tipos del 8,2% al 8,3%.

Pero Dios tal vez sea argentino, como bromean en este país, y los bonos de mercados emergentes han recuperado atractivo: la tasa de descuento que los analistas le aplican a Argentina ha descendido hasta 10% u 11%. El economista Miguel Ángel Broda, uno de los más consultados de este país, considera que Argentina ha recibido un 'regalo del cielo' y pronostica que la quita puede acercarse al 65%, por debajo del 70% con que se cotizan los bonos en los mercados.

Factores a favor del canje

En el sindicato de bancos que asesora a Argentina en el proceso coinciden en que la oferta implicará una quita del 65%. Otros dos factores acrecientan las posibilidades de éxito del canje, según el analista Rafael Ber, de Argentine Research: el cansancio de los acreedores, después de casi tres años de discusión; y el fracaso que han tenido los bonistas que recurrieron a la justicia de Estados Unidos, Alemania o Italia.

Lavagna se niega a determinar cuál es el umbral mínimo para afirmar el éxito del futuro trueque de bonos. Ha desoído al Fondo Monetario Internacional (FMI), que pide un 80% de participación. En Wall Street coinciden en que el 80% es necesario para solucionar el problema de la deuda y evitar que se multipliquen los juicios contra Argentina.

Trueque seguro con los fondos de pensiones

Argentina ha querido comenzar el canje de deuda con parte de la adhesión asegurada. Por eso, el Gobierno, incluido Néstor Kirchner, se ha sentado a negociar con las administradoras de fondos de jubilaciones y pensiones (AFJP), que disponen de casi el 20% de los bonos en reestructuración. Entre las AFJP principales figuran Consolidar, de BBVA, y Orígenes, cuyo 59,2% pertenece al grupo Santander.En la oferta de pago de Argentina existía un bono diseñado a medida de las AFJP: en pesos ajustados por inflación, con una quita del 33% del capital. Este título llamado Cuasi Par es una opción intermedia entre los otros dos bonos ofrecidos, ambos en dólares: el Descuento, con una poda del principal del 66%, con más intereses y menos plazo, pensado para inversores institucionales; y el Par, que mantiene el capital, pero cuenta con tipos más bajos y el plazo más extenso, ideado para los ahorradores minoristas. Para convencer a las AFJP, el Gobierno aceptó hace una semanas que también se lleven títulos Descuento y cambien sus Letras del Tesoro por Boden, un bono que no está en reestructuración.Las AFJP se aseguraron así que sus afiliados mantendrán el poder adquisitivo, pese a que sus contribuciones se desdolarizaron. No obstante, después del canje de deuda, el Gobierno reformará el régimen privado de la Seguridad Social porque la mayoría de los trabajadores no aporta y carecerá de jubilación en el futuro. Mientras tanto, intenta otro pacto con los bancos locales (entre los que están BBVA Francés y Río, del Santander), aseguradoras y fondos comunes de inversión locales, que disponen del 15% de deuda.

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