Salud laboral, también en la oficina
Solemos relacionar la prevención de riesgos laborales con la industria o la construcción. Sin embargo, la salud laboral en las actividades relacionadas con el trabajo en el sector terciario constituye una prioridad.
Un 65% de la población laboral corresponde al sector servicios y trabaja en oficina. En la práctica, esta cifra es superior ya que en otros sectores también se realizan actividades relacionadas con el sector terciario. El trabajo en oficinas se caracteriza por pasar más de ocho horas realizando tareas en posturas sedentarias y con enorme esfuerzo para el sistema nervioso central. Cada vez es más usual conocer problemas de salud originados por malas posturas repetitivas, visión inadecuada y estrés en el puesto de trabajo. En España, el 55% de las personas que trabaja en oficinas presenta problemas posturales y un 7% ha causado baja por tal motivo.
Además de las molestias físicas que repercuten directamente en la salud del trabajador, hay que considerar las consecuencias psicológicas derivadas, como falta de concentración, irritabilidad, desmotivación y estrés. El 67% de los trabajadores con problemas posturales atribuyen sus molestias a un mal diseño del puesto de trabajo y del espacio. Para gestionar correctamente los entornos de trabajo en las empresas se deben implantar y aplicar las reglas elementales de ergonomía.
Exceptuando las horas de sueño, la vida actual nos impone estar sentados (automóvil, televisión, trabajo, ordenador), una postura antinatural para nuestro organismo. Al final de la vida laboral habremos pasado el equivalente a ocho años ininterrumpidos sentados en la oficina, no siempre en condiciones idóneas y postura adecuada. De ahí las consecuencias directas en la salud. El dolor de espalda es la segunda causa de absentismo, y la primera de incapacidad laboral en menores de 45 años.
Otros factores como ordenadores, pantallas y teclados correctamente posicionados; una iluminación apropiada; puestos de trabajo adecuados que permitan la concentración y el aislamiento, tanto acústico como visual; y una temperatura ambiental idónea deben cuidarse para crear espacios que permitan desarrollar la actividad en las mejores condiciones, lo que repercutirá en la productividad y en una mejora de salud. Y tan importante como detectar los problemas y dar soluciones ergonómicas, es que el usuario reciba la información y/o la formación correspondiente sobre cómo utilizar los equipos, particularmente su silla de trabajo, así como el conjunto del espacio concebido ergonómicamente, a fin de que obtenga el máximo confort, salud y bienestar.