'Bush puede volver a ganar por el miedo'
Profesor de Economía en la Universidad de Columbia (Nueva York), apoya la candidatura demócrata de John Kerry a la presidencia de Estados Unidos
Fue economista de cabecera de Bill Clinton en su primera etapa en la Casa Blanca, economista jefe del Banco Mundial entre 1997 y 2000, y premio Nobel de Economía en 2001. Joseph Stiglitz (Indiana, EE.UU., 1943) ha centrado su investigación en demostrar cómo puede fallar el mercado, y cómo una intervención selectiva de los Gobiernos puede ser beneficiosa. Ayer pronunció una conferencia en la Casa de América de Madrid, con motivo de la publicación del número 100 de la revista Política Exterior. El tema, lo que se juega Estados Unidos (y, por extensión, el mundo) en las elecciones del 2 de noviembre.
Pregunta. ¿Cuál ha sido el legado económico del primer mandato de George W. Bush?
Respuesta. Por una parte, está el hecho innegable de que Estados Unidos ha crecido más que Europa, aunque no lo suficiente como para crear empleos: ha sido la primera legislatura desde la Gran Depresión en la que se pierden puestos de trabajo, un millón y medio en el sector privado. Además se ha pasado de un superávit del 2% a un déficit del 5%, un récord absoluto. Curiosamente, Clinton heredó un 5% de déficit y dejó un 2% de superávit. Bush ha dado la vuelta a la moneda en poco más de tres años. Finalmente, la renta per cápita ha caído en 1.500 dólares.
P. ¿Cómo puede bajar la renta disponible con unas tasas de crecimiento del PIB sobre el 4%?
R. La política fiscal de la administración Bush ha sido extraordinariamente clasista. Han salido bien parados los muy ricos, ese 1% de la población que se ha beneficiado de un tercio de las rebajas impositivas totales, además de las grandes empresas. La clase media, mientras tanto, afronta primas de seguro médico (necesarias, pues no hay sanidad pública) un 50% más caras que hace cuatro años, gasolinas por las nubes por el alza del petróleo... En definitiva, más gastos y menos ingresos.
P. Bill Clinton dijo aquello de 'Es la economía, estúpido' para ganar las elecciones. ¿Cómo es posible que, con el panorama que usted nos pinta, las encuestas sigan dando ganador a Bush?
R. Los asesores del presidente saben que está perdido si la campaña se centra en la economía o en la guerra de Irak. Son sus dos flancos más débiles, y ambos llevarían a la victoria de Kerry. El equipo de Bush ha hecho una apuesta clara: meter el miedo en el cuerpo de la gente. El miedo a cambiar de líder cuando se está en medio de lo que llaman 'Guerra contra el terrorismo'. Bush tiene posibilidades porque el miedo pesa más que la economía.
P. Los republicanos afirman que Bush se encontró con un país entrando en la recesión cuando llegó a la Casa Blanca, en enero de 2001...
R. Eso es cierto, y está claro que no es culpa suya. La economía tiene ciclos, y lo que hay que hacer es administrarlos correctamente. Por ejemplo, se puede asumir algo de déficit para inyectar dinero para el consumo privado, y reactivar así la economía. Algo tan sencillo como los subsidios de desempleo generalizados actuarían como un estabilizador automático, al fomentar el consumo en momentos de recesión. El problema es que Bush ha tenido otras prioridades, como subvencionar a sus amigos de las empresas energéticas y permitir la perforación petrolífera indiscriminada dentro del país, con lo que ello implica de dependencia futura. Así ha conseguido un déficit del 5% a la vez que se ha reducido la renta disponible. æpermil;sa no es la política adecuada.
P. ¿Qué propone modificar el candidato demócrata, John Kerry?
R. De entrada, eliminar los recortes impositivos que han beneficiado a ese 1% más rico de la población, y los tratos de favor a las empresas 'amigas'. E incidir en la mejora de la situación fiscal de las clases medias, para fomentar el consumo privado.
P. ¿Qué papel ha jugado la política monetaria en el primer mandato de Bush?
R. La principal política económica de Bush, al margen de los recortes fiscales a los ricos y a las empresas, ha sido la estimulación monetaria vía bajada de tipos. Esta situación ha llevado a que la gente se hipotecase, hipotecando en parte su propio futuro. Con una gran mayoría de la población endeudada, una subida de tipos como la que está empezando a acometer la Reserva Federal supone un serio problema.
P. El FMI alertó ayer del efecto de una recuperación de tipos sobre las economías de países con un mercado inmobiliario sobrevalorado, en concreto de España, Australia, Reino Unido e Irlanda. ¿Cuáles cree que podrían ser esas consecuencias?
R. No conozco el mercado español en profundidad, pero el riesgo parece claro: una fuerte subida de tipos llevaría a la caída del precio de la vivienda a gran escala, lo que a su vez repercutiría en el consumo, llegando incluso a producirse numerosas bancarrotas. Evidentemente, la economía del país se resentiría, igual que puede pasar en los próximos meses en Estados Unidos.
P. ¿Qué pueden hacer los poderes públicos para evitar esta situación?
R. Una vez metidos en esta dinámica hipotecaria, es muy difícil salir. Lo que sí parece imprescindible es tener mucho cuidado con el ritmo de elevación de los tipos. Si suben muy poco a poco, el impacto será menor.
'La reforma del Pacto de Estabilidad es imprescindible'
P. El déficit ha sido tradicionalmente una herramienta anticíclica de reactivación económica. ¿Qué le parece el Pacto de Estabilidad y el debate sobre su posible reforma?R. Creo que Europa ha echado de menos esa posibilidad en los últimos tres años, lo que ha retrasado su recuperación. La flexibilización del Pacto me parece imprescindible. Su intención era loable: no permitir gastar indefinidamente más de lo que se tiene. Pero eso no debe impedir gastar un poco más en momentos de recesión, siempre que se compense con superávit cuando la economía se recupere. En cuanto a la reforma, me llama la atención que, en las cuentas de los Gobiernos, se tiene poco en cuenta los activos. En las empresas se considera el activo y el pasivo, y el Pacto de Estabilidad sólo se fija en el lado de la deuda. Debería introducirse una consideración sobre para qué se utiliza el endeudamiento: no es lo mismo el gasto corriente que la inversión en capital físico y humano o en I+D, que lleva a la creación de riqueza en el futuro.
El Nobel de la información asimétrica
Stiglitz ganó el premio Nobel de Economía de 2001 junto con George Akerlof y Michael Spence, por sus estudios sobre el efecto de la sociedad de la información en las decisiones de los agentes económicos, desarrollados en la década de los setenta. Las investigaciones premiadas se centraron en los mercados asimétricos, donde los agentes participantes manejan niveles diversos de información que marcan sus decisiones.